Llegaron cerca de la hora del almuerzo y una chica muy parecida a Tony se acercó a ellos cuando cruzaban las puertas.
- hey, ¿dónde estaban? La directora los ha estado buscando toda la mañana. – el cabello azul de la chica estaba amarrado en un moño alto con cintas de color celeste. Vestía un uniforme de color verde, con la misma insignia que las demás prendas. El escudo de la academia.
- si Anto, estábamos mostrándoles los alrededores de la academia a los nuevos. - Dean fue quien hablo.
- oh, ya veo, pero que tonta soy, mucho gusto soy Antonia Tucker, hermana de Tony y secretaria de la directora Masen. - respondió alegremente la recién llegada.
- ¿Antonia y Antonio?, creo que sus padres no tenían mucha imaginación. -dijo Lizzie extendiéndole la mano. - Elizabeth Viera. - se presento
-siempre he pensado lo mismo. -dijo Tony riendo
- ¿qué decías de Masen? -los interrumpió Roy
- ah, sí la directora quiere reunirse con Darien, el resto es libre de seguir con su día.
A pesar de que al chico no le gustaba la idea de dejar a su hermana sola, le dio una mirada para tranquilizarla y siguió a Antonia hasta la oficina que habían ido el día anterior.
Una vez que Darien y Antonia se hubieron perdido por las escaleras, los chicos se giraron hacia Roy, aún faltaban unas dos horas para el almuerzo.
- quedan todos libres. - dijo el coronel, todos hicieron un gesto militar y dijeron a coro
-sí, señor. - dieron media vuelta y cada uno se fue. Elizabeth quedo ahí mirando aun hacia las escaleras, una voz familiar la despertó de su ensimismamiento.
- hey Lizzie, si quieres podemos ir a conocer las otras caras de la academia; te puedo mostrar la zona industrial, la zona de cultivos, la escuela, o los demás campos de entrenamiento, la biblioteca es un lugar enorme y fantástico, o podemos ir al momentum, es una especie de museo con cosas del pasado. Algunos tienen el privilegio de que pueden sacar ciertas cosas. Hemos aprendido mucho acerca de cómo vivían nuestros antepasados, antes de la guerra. - Keylha hablaba con tanto entusiasmo que Elizabeth la miro con una sonrisa.
- la verdad es que solo me gustaría estar sola un momento ¿hay algún lugar lejano, donde pueda estar tranquila?
- el campo de tiro al blanco es el más alejado. A esta hora debe estar desocupado, Oliver da clases en la tarde. - respondió la teniente y le indico como llegar.
El campo de tiro al blanco, tal y como le dijo Keylha estaba completamente vacío. Se sentó en medio del campo, allí todo era verde, en medio de los arboles había blancos, algunos tenían flechas a su alrededor.
Elizabeth abrió su mochila y saco su libro, allí estaba también su daga, el ultimo regalo echo por su padre, la sacó de la mochila y la abrazo.
Cuando despertó la mañana de su cumpleaños jamás imagino que sería el último cumpleaños que pasarían juntos como familia, que nunca más comería la comida de su madre, sentada ahí, en medio de ese campo, en ese lugar extraño para ella, rodeada de algo extrañamente familiar, pero a la vez desconocido. Se sintió sola, por primera vez se sintió sola y lloro, lloro como nunca antes.
No supo cuánto tiempo paso así, ni en qué momento se quedó dormida en posición fetal abrazando la daga, pero unas voces la despertaron, eran las voces de unos niños.
- ¿está muerta hermano?
- claro que no Patrick, solo esta desmayada
- ¿estás seguro?
- claro que si
- ¿qué hacen el par de ñoños ahí? - esa voz la conocía. Lentamente abrió los ojos y frente a ella encontró a dos niños y al coronel Leonhart detrás de ellos.
- no hicimos nada. - dijeron ambos niños a coro. Roy les dio una sonrisa genuina, una sonrisa que hasta ahora Elizabeth no le había visto, era una sonrisa encantadora y ella pensó que se veía hermoso con aquella sonrisa en su rostro. Quito ese pensamiento al darse cuenta de que le tendía la mano, la recibió y se puso de pie.
- gracias. - le dijo tímida sin saber por que.
- toma. - uno de los niños, el de estatura más baja le tendió un papel doblado
- gracias… -