Destino

Capitulo 21

Capítulo 21

 

  • ¿En serio no me dirás cuál fue mi regalo? - Roy se encontraba preparando el desayuno, Lizzie estaba sentada en la encimera con la camiseta de Roy que, había utilizado para dormir; llegaba a medio muslo y era cómoda, además tenía el aroma del coronel. - eso no es justo, yo cumplí con mi parte, e incluso más, te estoy preparando desayuno.
  • Eso fue porque cierta personita no me quería dejar ir. - le guiño y le dio una sonrisa arrogante
  • Entonces, no habrá más cenas ni invitaciones a dormir con desayuno incluido. - le dio la misma sonrisa, mientras revolvía los huevos
  • Tendré que desayunar en casa, luego de dormir aquí, llegare tarde a mis entrenamientos y mi coronel se enojara conmigo, dicen que es bastante enojón. - Roy apago la estufa y abrazo a Lizzie por la cintura.
  • ¿Volverás a dormir conmigo? – había esperanza en su pregunta
  • Siempre que me invites, mis padres me enseñaron educación.
  • Mi casa es tu casa, no necesitas invitación. - comenzaron a besarse cuando unos golpes en la puerta los sobresaltaron.
  • Espérame aquí. – le dijo el coronel y se dirigió a la puerta
  • Shimura, que haces aquí. – antes de responder la chica había entrado. - claro pasa. - dijo sarcástico. pero Suki no respondió, estaba inmóvil y mirando con odio hacia la cocina donde se encontraba Lizzie aun en la encimera, no se había dado cuenta de la presencia de la otra joven.
  • Te traigo un mensaje del general. - la voz se salió temblorosa, en ese momento Elizabeth se dio cuenta de quien había tocado a la puerta, se bajó de la encimera de un salto.
  • Yo… iré a cambiarme. - le anuncio a Roy y desapareció por las escaleras.
  • Ya dormiste con ella. - lo acuso su ex
  • No es de tu incumbencia. - respondió serio, con su voz de coronel.
  • Tienes razón, no me incumbe. pero no deja de llamarme la atención, la trajiste a tu casa, y la dejaste entrar a tu cuarto y hasta le preparas desayuno. porque a ella Roy, porque a mí nunca me dejaste hacer eso, jamás me dejaste quedarme aquí, no conozco tu habitación. no, no lo comprendo, TE DI TODO, MALDITA SEA, siempre te he amado y a ti te importo una mierda. - los ojos le picaban por las lágrimas que querían salir.
  • No hagas esto Suki, nunca te mentí, sabias como eran las cosas, no te engañe. con Elizabeth simplemente es diferente. no se trata de quien es mejor o peor, solo las cosas son diferentes. - el tono en su voz se había vuelto más amable.
  • Sigo sin creer que prefieras a esa zorra antes que a mí. - escupió mirando a las escaleras por donde Elizabeth venia bajando.
  • Si quieres seguir en mi tropa te recomiendo no volver a hablar así de tu compañera. y te prohíbo, volver a referirte así a mi novia, queda claro. - su voz de coronel había regresado, pero Suki no respondió, solo fulminaba a Lizzie con la mirada, mientras la pelirroja servía dos tazas de café en la cocina, intentando no inmiscuirse.
  • ¡QUEDA CLARO! - repitió con voz de mando
  • Sí señor. -
  • Ahora el mensaje del general. – exigió
  • El general Leonhart requiere la presencia de la tropa “Akuma” a las 10 de la mañana en su oficina.
  • Muy bien sub- teniente, puede retirarse. - el enojo y la rabia eran palpables en su voz. Toda simpatía que podía haber sentido por los sentimientos destrozados de Suki habían desaparecido con ese comentario hacia Lizzie.
  • Sí señor. – su voz era apenas más fuerte que un susurro, se dio media vuelta y salió azotando la puerta.
  • Creo que la hiciste enojar. – Elizabeth le tendió la taza de café. - ven vamos a desayunar.
  • Se me quito el hambre. - dijo con la mandíbula aun apretada.
  • Hey, sé que estás enojado, pero papá decía que no hay que enojarse con la comida, ella no tiene la culpa de la estupidez humana, además más tarde seguirás enojado y con hambre. - Roy la miro con asombro, no sabía cómo aquella joven había llegado a revolucionar su vida, con solo una sonrisa podía disipar su enojo y soportarle el genio de mierda que todos sabían que tenía, pero a ella parecía no importarle, lo tomo de la mano y juntos caminaron a la cocina donde tomaron desayuno.

Para cuando se dirigieron a la oficina del general a Roy se le había quitado el enojo por completo. luego del desayuno acompaño a Lizzie a su casa para ponerse el uniforme diario de la academia. En la entrada del pueblo se encontraron con el resto de los chicos, incluida Suki quien no miro ni saludo a ninguno de los dos recién llegados.

  • Donde estabas, no te sentí llegar. - pregunto Darien curioso
  • Eso es porque no llegue. - le susurro ella, él solo asintió en comprensión y no pregunto nada más, no necesitaba, ni quería oír detalles.




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