Capitulo 24
Capítulo 23
Los primeros días de viaje fueron bastante ajetreados, dormían poco y caminaban largos tramos, debían llegar a la única casa de seguridad que había en el camino el día antes de año nuevo, comían lo justo y no se detenían, Keylha y Lizzie iban volando la mayor parte del tramo, sobre todo porque no querían que algún perro de Ferrel, encontrara a esta última.
Cuando le tocaba su turno de guardia al dormir, Elizabeth aprovechaba de practicar los poderes que había estado entrenando, ahora ya dominaba la ciberpatia de Suki y los portales del capitán Moran, aunque este último lo estaba guardando en caso de emergencia, ya que al igual que al capitán la dejaban exhausta, la primera vez que lo utilizo, fue la única ocasión en la que había visto a Roy molesto con Cory.
“- pero qué diablos Cory, como mierda se te ocurre entrenarla para eso, casi la matas. - los gritos del coronel se escuchaban desde su habitación en el hospital, Keylha y Darien se encontraban a su lado.
- Por qué no te calmas Roy, estas exaltado y solo la agoto, al igual que le sucede al capitán Moran, pero es indispensable que lo sepa en caso de emergencia, ella es como una esponja y debe absorber la mayor cantidad de poderes que puedan serle útiles, sobre todo en la complejidad de esta misión, piensa como soldado y no como su novio. - le aconsejo Cory. Roy sabía que su amigo tenía razón, pero a veces era difícil separar al coronel del novio, con la mandíbula apretada paso las manos por su cabello y no dijo nada, solo se dio la vuelta y se alejó, en ocasiones lo frustraba el poder que tenía Elizabeth.”
Dean por otro lado aprovechaba sus guardias para comunicarse con Antonia, Tony le pidió al equipo de telecomunicaciones que incluyeran un canal especial en la radio para ellos. Así además se mantenían en contacto con la academia y daban aviso de sus avances. Hasta el momento no habían encontrado a ninguno de los perros de Ferrel, aunque se encontraban muy lejos de su territorio, sus secuaces se encontraban esparcidos por todo el mundo.
El 31 de diciembre llegaron a la casa de seguridad, era cerca de la hora de almuerzo. A pesar de que el lugar estaba oculto, tenía todo lo indispensable para que pudiesen llegar las tropas para tomar un descanso. Por la mañana habían pasado por un mercado donde compraron provisiones para los dos días que estarían allí, pasarían año nuevo y el día primero partirían nuevamente, desde la casa de seguridad solo era un día y medio de viaje hasta la montaña donde vivía el ermitaño.
- Muy bien, escuchen todos. estaremos aquí hasta el día primero, no quiero peleas, aprovecharemos de descansar, de reponer energías y de pasar año nuevo. a pesar de que hay un pueblo cercano, no saldremos de esta casa. ¿entendido? - hablo Roy con su voz de mando
- Sí señor. – respondieron a coro.
- Ahora quedan libres, preparare el almuerzo. - los seis rompieron la formación y se dirigieron a las habitaciones.
- Alguien deberá compartir. - anuncio Keylha al notar que había 6 habitaciones.
- Creo que de todas formas hay dos que compartirían. - dijo Tony levantando las cejas
- Cállate. - respondió Lizzie dándole un codazo, Suki rodo los ojos y azoto la puerta de la habitación de enfrente.
- Creo que la sub- teniente Shimura aún no se acostumbra a las nuevas normas. - se burló Dean mientras los demás escogían un cuarto. Lizzie dejo su mochila sobre la cama y rodo su cuello, gesto que hizo tronar los huesos de esa zona. Sintió unas cálidas manos masajear su cuello y hombros.
- Creí que prepararías el almuerzo. - dijo sin voltearse.
- Lo hare, pero primero necesito una ducha. - Roy dejo un beso en su hombro mientras caminaba hacia el baño privado de la habitación.
- Sí, yo también. -
- ¿Quieres acompañarme?
- Podríamos ahorrar tiempo
- Eso es esencial en toda misión. – riendo, siguieron su camino hacia el baño.
Almorzaron entre risas y anécdotas, todos tratando de quitar de su mente donde estaban y que estaban haciendo. Incluso Suki compartía con ellos. Era la primera vez que Lizzie y ella compartían algo agradable.
- ¿A qué edad comenzaron su entrenamiento? Todos tienen altos mandos y son muy jóvenes. - pregunto Darien cuando estaban sentados en la sala pasando el rato en la tarde.
- Yo comencé a los 15, que en la academia es la mayoría de edad, ahí eres libre de escoger lo que quieres, mis padres no querían que me uniera, de hecho, los tomo por total sorpresa cuando se los comunique, mi padre también puede volar y mi madre es clarividente, ambos trabajan en el hospital y se esperaba que siguiera sus pasos, pero como en la academia proclamamos la libertad, no pudieron hacer más que aceptar mi decisión. - respondió Keylha con naturalidad.
- Lo mío fue distinto, me reclutaron a los 10 aunque yo quería, veía a un pequeñajo menor que yo patearles el trasero a los novatos. – Roy y Tony se rieron ante aquel recuerdo. - debido a mi poder me aceptaron en el grupo de operaciones. Mis padres estaban algo reacios, por mi edad mayormente, ellos son ganaderos, mamá puede hablar con los animales y papá, manipula la tierra. -
- ¿Y cuál es poder de Antonia? - pregunto Lizzie curiosa al darse cuenta que nunca le había preguntado a su amiga por su poder.
- Mi hermana, nunca ha querido entrenar su poder, tiene miedo de lo que podría ocurrir si lo utiliza. - dijo Tony pensativo
- Puede manipular el espacio- tiempo, viajar al pasado o el futuro, pero como dice Tony no lo ha querido utilizar jamás. - respondió Dean con nostalgia en la voz. Lizzie recordó cuando Antonia le conto en una ocasión que los padres de Dean murieron a manos de los perros de Ferrel cuando él tenía 13 años, desde ahí, había quedado al cuidado de su hermano. Se preguntó si quizá su compañero le había pedido en alguna ocasión a su novia viajar al pasado para evitar ese suceso, se dio cuenta de que ella lo haría.
- Me uní a los 13, no me quedo de otra ya que Oliver entrenaba todo el día y era la única forma de tenerme todo el día vigilado. - el tono de Dean había cambiado, ahora había humor en su voz.
- ¿Y tú Suki? - pregunto Darien, al notar que ella no respondió.
- Me uní a los 18, estaba enamorada de un chico y para él solo existía el ejército y vivía solo para luchar, con el tiempo me di cuenta de que soy bastante buena luchando y que además mi habilidad sirve en misiones sobre todo de alto riesgo, estar en contacto constante con la academia y sobre todo cuando hay peligro y la comunicación falla, el líder de mi antigua tropa no quería perderme, suerte que el general Leonhart me quería en la tropa de su hijo.- le respondió a Darien en tono de aburrimiento, pero no aparto los ojos del joven coronel que se encontraba sentado en el suelo, con la espalda de Lizzie apoyada en su pecho.
- ¿y tu amor? – aunque sabía que el coronel no sentía nada por la chica de cabello turquesa, Lizzie no desaprovechaba ocasión para demostrarle que Roy la prefería a ella. Este resoplo antes de responder.
- A mi aun no me sacaban los pañales y ya había recibido mi primer entrenamiento, a los tres sostuve mi primera daga, a los cinco mi primera espada y a los 10 ya era sargento, a los 15 ya sabía utilizar todas las armas que se manejan en la academia, a los 17 ya era entrenador y a los 20 me convertí en coronel y tuve a mi tropa a cargo. - dijo sin darle mayor importancia.
- Recuerdo verte llegar a casa con tu uniforme, tenías cinco. -le respondió Lizzie y dejo un beso en el dorso de su mano, que estaba entrelazada con la suya, él solo sonrió.
- ¿y tú a qué edad llegaste con los Viera, Darien? - la inocente pregunta e Keylha puso tensos a los “hermanos” Lizzie sabía lo difícil que era para Darien hablar de aquello. El joven trago seco antes de responder.
- Gabriel me encontró cuando tenía 6 o 7 años, no lo recuerdo bien, estaba en el bosque, los perros de Ferrel acababan de allanar mi casa y mis padres estaban muertos, el me reconforto y me pregunto si quería acompañarlo hasta su casa, no tenía otro lugar donde ir y los malditos que destruyeron mi hogar me seguían buscando así que acepte, y desde ese día fui parte de la familia Viera. - Lizzie noto que Darien omitió el incendio y el hecho de que él creía haber matado a sus padres.
- ¿Así fue como te hiciste esa cicatriz? - pregunto Tony
- Sí, me la hizo un secuaz de Ferrel.
- Dios, eras solo un niño. – susurro Keylha horrorizada. A pesar de todo lo que había visto en sus tantas misiones aun la horrorizaba la maldad que existía en esos infelices.