Destino

Capitulo 25

Capítulo 25

 

  • Que quieres decir con eso, si entiendes que con tu poder es la única opción que tenemos para derrotar a Ferrel de una vez por todas. - Keylha fue quien hablo, su voz era una mezcla de desesperación y suplica.
  • Créanme que comprendo perfectamente, todo lo que mi decisión conlleva, pero hice una promesa hace mucho tiempo y es que solo esperare mi final en paz, aquí en este mismo lugar. - la mente de Bobby había viajado varios años en el pasado.
  • Mi poder es la empatía mímica, puedo emular los poderes de otros. - explico Lizzie mirando a Bobby.
  • Elizabeth no.- Roy y Darien hablaron al mismo tiempo.
  • ¿Qué quieres decir con eso? - pregunto el ermitaño curioso por la reacción de ambos chicos.
  • Quiero decir que, si me enseñas a usar tu poder en su totalidad, no tendrías que salir de tu hogar, pero de igual manera tendríamos la oportunidad de derrotar a Ferrel. - todas las miradas estaban puestas en la chica.
  • Creo que ya es muy tarde y todos necesitan descansar, hablaremos de esto mañana. - Bobby se levantó de la mesa y se dirigió a la puerta al fondo del pasillo. Todos se quedaron atentos a la siguiente orden del coronel.
  • Pueden ir a descansar. - dijo con la mandíbula apretada. - tú y yo hablaremos mañana. - le susurro a Elizabeth, sonando más enojado de lo que en realidad estaba. Los chicos se dirigieron a la única otra habitación que había, tiraron sus bolsas de dormir y el cansancio los venció.

Esa mañana la bruma matutina nublaba las ventanas, Bobby “el ermitaño” vivía en medio de una fría montaña sin nada a más de 20 kilómetros a la redonda. Cuando Lizzie se levantó ya todos se encontraban en la mesa desayunando, excepto por Bobby y Roy. Dean le hizo un gesto de cabeza hacia la ventana. Allí se encontraban estaban muy serios y Roy se veía bastante molesto. Presintiendo de que se trataba su conversación salió, molesta de que estuviesen decidiendo que hacer sin consultarle a ella.

  • Aquí sí que se arma. - susurro Tony dándole un mordisco a su tostada.
  • Es peligroso, no podrá regresar ella sola. - decía Roy exaltado.
  • Es lo único que puedo ofrecerte muchacho. - la voz de Bobby se oía seria.
  • Veo que están decidiendo que hacer conmigo, aunque sin mí. - ambos se sobresaltaron, no la habían escuchado llegar.
  • Bobby nos das un minuto por favor. - le pidió lo más amable que pudo.
  • Elizabeth. - Roy comenzó, y se pasó una mano por el cabello, pero ella lo detuvo.
  • No tu escucha, no me he estado entrenando todo este maldito tiempo para no hacer nada, sabíamos que el negarse podría ser una opción.
  • Pero nunca hablamos de que te quedarías sola a entrenar.
  • Lo hable, solo que no contigo. - esto último lo susurro
  • ¿Qué quieres decir con eso? - tenia ambos puños apretados y el ceño fruncido.
  • Quiero decir que lo hable con mi padrino, fue él quien me sugirió que me ofreciera a entrenar su poder en caso de que se negara a ir con nosotros.
  • Y no pensaste de comunicármelo, diablos Elizabeth, no lo digo solo como tu novio, soy tu coronel a cargo, tu vida es mi responsabilidad. No pensaste que sería útil tener esa pequeña información. - dijo sarcástico
  • El general Leonhart me ordeno como mi superior no comunicarle a nadie a menos que fuese estrictamente necesario, y no lo fue hasta anoche. Por dios Roy sabíamos cómo te pondrías, por eso no podía decirte nada. -
  • Necesito estar solo, debo pensar. - el coronel se alejó de allí dejándola completamente sola.

No regreso hasta entrada la noche, se encontró con que todos estaban en una fogata, hasta Bobby estaba allí, aunque no precisamente compartiendo, estaba sentado en una silla mecedora a varios metros por detrás de los chicos. Entro a la casa sin decir nada, tomo un baño, se cambió la ropa y comió algo. Una hora después se unió a los chicos en la fogata, se sentó junto a Lizzie, quien le tomo la mano en silencio. Era su primera pelea desde que salían juntos y ella sabía perfectamente la importancia con la que Roy se tomaba su protección, pero él debía entender también que no era una niña y que estaba muy cualificada para luchar como cualquiera de ellos.

Los chicos comenzaron a irse de a uno a dormir, cuando solo quedaban Roy, Lizzie y Darien, y este último se disponía a marcharse fue que Bobby se les acerco.

  • Debo hablar algo, pero solo con ustedes tres. - su voz se escuchaba cansada, algo nostálgica.
  • Deben saber porque no puedo unirme a la resistencia en esta lucha, hace algunos años vivía con mi esposa en un lugar recóndito del bosque, estábamos ocultos y un grupo de jóvenes, parecido al de ustedes ahora encontró nuestro hogar, mi esposa de inmediato se llevó bien con todos, pasaron unos días con nosotros, hasta que mi esposa vio una profecía. Ella era profeta, que, a diferencia de los clarividentes, lo que ellos ven se cumplirá, solo que no saben cuándo ni dónde o en que transcurso de tiempo. Esa profecía incluía a tres niños nacidos de ese grupo de personas, aquellos tres serían capaces de poner fin a este infierno, pero eso conllevaría un gran dolor para cada uno. Como ya habrán deducido esos niños son ustedes. - durante todo su relato “el ermitaño” no dejo de ver el fuego.
  • ¿Pero porque eso te impide luchar?  - pregunto Darien
  • Años después Ferrel se enteró del poder de mi esposa, antes de que la atraparan ella me hizo prometer que pase lo que pase yo no interferiría, que, si de verdad queríamos acabar con la tiranía de Ferrel y darle una nueva oportunidad a la tierra, debían ser ustedes tres quienes lucharan juntos para derrotarlo. - ninguno de los tres jóvenes sabía que decir, sabían que habían estados conectados por el destino, que tenían una historia en común, pero no sabían que tan unidos estaban en verdad.




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