El rumor aún no se había desatado en el reino y muchos menos en el pueblo, los arcángeles más cercanos a los reyes estaban informados, y a los acusados les daban una mirada de desagrado cuando los miraron caminar por los pasillos de palacio. El líder de aquel grupo de arcángeles, entró a la oficina del rey seguido por cuatro arcángeles más, él se posicionó al lado izquierdo del rey, el cual se encontraba en su asiento mirando con furia a los cuatro arcángeles que estaban parados frente a su escritorio.
-Una traición -dijo con sarcasmo -ustedes son los únicos que han estado vigilando cerca de Osiris -lanzó el pedazo de papel a su escritorio -expliquen esto -dijo entre dientes.
El arcángel a su lado tomó la carta y la leyó para todos -”Esta es una carta sin intención de provocar aún más la guerra que hemos llevado por años. Las familias, territorios y comunidades se deben proteger y jamás darnos la espalda. Enamorarse del enemigo es traición y buscar castigarlos es lo más justo. Juro que he cumplido con mi deber, su cuerpo se pudre en el frío suelo del patio de sacrificios y su alma se desvanece en el olvido. Espero su respuesta con prósperas noticias. Rey de Osiris - Nerón” -dijo las últimas palabras con desaliento, estaba sorprendido, sintió un revoltijo en su estómago.
-Lo han escuchado perfectamente -gruño -ahora, quiero una respuesta.
Ninguno de los cuatro dijo una palabra, todos tenían su mirada baja, excepto uno, el cual miraba al arcángel que leyó la carta, el cual parecía devastado y sus ojos mostraron una mezcla de emociones que entendió enseguida, de reojo miró al rey, el cual tenía su ceño fruncido.
-¿Qué sucede contigo? -El rey se dirigió al arcángel líder que estaba su lado.
-He sido yo -confeso uno de los arcángeles, los presentes se sorprendieron, aún más el rey -he pecado -se arrodillo frente al rey -traicione a mi raza -el rey apretó sus manos en forma de puño.
-¿Qué estás diciendo? –dijo en arcángel líder, preocupado.
-¡He dicho que he sido yo! –exclamo, dándole una mirada decisiva y empezaba a mostrarse con furia.
-¡¿Qué esperan?! -hablo una voz femenina tras suyo -atrapelo -frunció su ceño -la reina se los ordena.
Los arcángeles presentes, lo ayudaron a levantarse y lo tomaron de cada lado, sin forcejeo alguno.
La reina se acercó al arcángel, le dio una sonrisa cínica y le dio una cachetada -Así que fuiste tú. Maldito traicionero. ¡Llevenlo al calabozo y ordenen reunir al pueblo mañana en mañana para su juicio! -los arcángeles obedecieron.
-Es bastante sorprendente que tus mejores guerreros te traicionen, Corban -apoyó sus manos en el escritorio mientras le daba una mirada cínica al rey -prepárate para el juicio -Luego paso su mirada al arcángel que estaba al lado del rey -tu -dijo con un tono hostil -asegurate que mi orden se cumpla.
El arcángel lider le dio una mirada fría y se encaminó a la puerta, pero antes de que saliera, ella volvió hablar. ~Que la maldita amistad no te lleve a cometer estupideces -pasó su mirada a Corban -que los sentimientos no intervengan en la justicia -lo dijo con un tono gélido.
La mañana llegó y el pueblo estaba listo para ver el espectáculo, el rey desde su balcón observó el bullicio junto con la reina, mientras que el portal que se encontraba en el centro del corredor, se veía como una mancha negra con una mezcla de un rojo vivo.
-¡Traigan al traidor! -ordenó ella.
Dos arcángeles guardianes aparecieron casi arrastrando al arcángel, el rey se paró de su asiento sorprendido, el bullicio del público aumentó. Corban dio un fuerte golpe al muro al ver al arcángel golpeado y con su rostro ensangrentado, mientras caminada con pasos débiles.
-¿Qué le sucedió? -frunció su ceño mientras miraba a la reina.
Ella se paró de su asiento y sonrió -Acaso crees que soy estúpida -negó levemente -sé que el portal le quitara sus poderes, pero no hará tan difícil su vida en la tierra. Merece un verdadero castigo -gruño.
El rey apretó su mandíbula y sus manos, luego pasó su mirada al arcángel, el cual estaba de rodillas con la mirada baja cerca del portal. Cerró sus ojos por unos cortos segundos y los abrió de golpe.
-¡Esto es lo que les sucede aquellos de traicionan nuestra raza! -exclamó, la gente gritó con satisfacción.
El rey le dio una mirada al arcángel, el cual alzo su mirada hacia él. No supo cómo interpretar aquella mirada en sus ojos, pero sintió una punzada en su pecho y un nudo en su garganta. De repente no quiso no estar ahí, y una loca idea corrió por su mente, quería hacerlo, pero sus piernas no se movieron y la voz rígida de la mujer a su lado lo saco de su ensueño.
-¿Qué haces? –le susurro con amargura -destierra al maldito traidor.
El rey soltó un suspiro y alzo su mirada al pueblo –La lealtad a tu pueblo y la lealtad a tu corazón deben permanecer para siempre en ti. Has traicionado a tu pueblo, por ende te convertirás en la escoria abandonada por tu gente así como tú les diste la espalda a ellos–un bullicio inundo en lugar –recorrerás los lugares malditos de la tierra y morirás en ellos con cada agonía, sin esperanza alguna, suplicaras por tu muerte. Se responsable de tus acciones y has que tu pueblo sea satisfecho -sin ayuda de los otros arcángeles, el arcángel se dejó caer por el portal, la reina sonrió cuando miro desaparecer su cuerpo, mientras el rey cayo sentado a su lado.