Destino, Brick Lane #6174 (ae 1)

III.

A lo lejos, Elián miró el pequeño escritorio de Mabí, la secretaria, que estaba junto a la ventanilla de administración, el cual era un cuarto no muy grande, con cuadros colgados de certificados, estantes con agendas, una impresora, y un enorme escritorio.

-Hola Mabí –saludo amablemente Elián.

-Señor Elián, bienvenido –ella se paró de su asiento para hacer una venia, dando una señal de respeto –otra vez se escapó Amón, déjeme ayudarle –dijo ella tomando al gato en sus manos.

-Gracias –sonrió Elián –voy a pasar a la administración –ella asintió. Pero antes de que Elián entrará a la pequeña oficina, Mabí volvió a hablar.

- ¿Cómo estuvo el viaje? –Elián se giró hacia ella.

-Estuvo bien –sonrió.

-Lo extrañamos todos estos meses, sobre todo los chicos –habló ella con carisma.

-También los extrañe –sonrió, para luego entrar a la oficina.

Elián se sorprendió al ver esa pequeña y delgada mujer sentada enfrente del escritorio, mientras miraba atentamente a la persona que estaba enfrente de ella. Elián carraspeo para llamar su atención.

El hombre de rasgos asiáticos alzó su mirada de sus papeles para mirar a la persona que había irrumpido en su oficina, y se sorprendió al ver al hombre que era un poco más bajo que él, mirándolo directamente –Elián –dijo anonadado.

-Kilian –sonrió Elián, el cual miraba a Kilian detalladamente, sabiendo que en pocos meses no iba a cambiar, incluso su corto cabello seguía igual. La mujer se giró hacia la puerta para ver al recién llegado.

- ¡Elián! ¿Cuánto tiempo? ¿Acabas de volver? -intento sonar amable, aunque en el fondo sabía que no recibiría esa amabilidad de igual manera.

-Noelia –saludo sin ánimo –No esperaba verte aquí –una respuesta bastante sarcástica por parte de Elián, él sabía perfectamente que Noelia iba muy seguido a visitar a Kilian a su oficina, ella intentó darle una sonrisa amable que no fue correspondida. Elián volvió su mirada a los ojos rasgados, de orbes grises de Kilian –voy a casa, volveré cuando no estés ocupado.

-Fue un gusto volver a verte –habló Noelia con voz dulce, Elián asintió con una media sonrisa fingida y salió del lugar.

Elián soltó un fuerte suspiro cuando escuchó el sonido de la puerta cerrarse –nada va a cambiar –susurro para sí mismo negando lentamente con su cabeza.

- ¿Se encuentra bien? –preguntó Mabí volviendo a su asiento, Elián asintió enseguida con una sonrisa amable.

- ¿Dejaste a Amón en su lugar? –ella asintió.

Elián se encaminó al último pasillo de la biblioteca, donde se encontraba la sección de libros antiguos, camino por ahí hasta el fondo de este, después de pasar diez estanterías, las cuales estaban una tras otra, llegó al final del pasillo donde estaba una estantería muy antigua, al pie de esta, estaba Amón recostado; Elián lo tomó en sus brazos y jalo un libro rojo que estaba en la mitad de la estantería y de los libros, el estante se movió hacia la izquierda, dando acceso a un pasillo, Elián entró a este, desapareciendo, para que después el estante volviera a su lugar.

La biblioteca privada era su lugar de trabajo, acumulaba los libros con respecto a su orden, y cada vez que se sentía devastado, le daba un largo recorrido al lugar observando de vez en cuando el reflejo de una persona feliz en la llama de alguna vela. Cada cien años se llevaban los libros a la biblioteca capital, donde se encontraban todos los libros creados por aquellos que recogían almas. Su biblioteca privada se veía un poco vacía, pero iluminada por las velas que posaban en cada lugar de futuros libros, unas estaban a punto de espirar. Elián subió a la segunda planta, donde se encontraba un apartamento, el cual tenía tenía una pequeña sala con una enorme vista a las afueras, una cocina, y cuatro habitaciones.

Elián se sentó en un mueble, mirando el paisaje, con una copa de vino en la mano. Soltó un suspiro, no había nadie en casa que lo molestara, y a juzgar por la hora, supuso que esa calma, que lo inquietaba, se iría pronto. A lo lejos, Elián escuchó unos pasos algo pesados, él no le dio mucha importancia y siguió con su tranquilo momento con su vista en el paisaje; sabía perfectamente quién era aquel con pasos furiosos, que ahora sentía que su mirada fría estaba observándolo.

- ¿Podrías ser más amable con Noelia? –preguntó Kilian con voz arisca, a su espalda.

Kilian era un hombre alto, de contextura robusta, que aparentaba una edad de veintiocho años, tres años más de lo que aparenta Elián, de rasgos asiáticos, cara alargada, sus ojos rasgados de orbes grises lo adornan unas pestañas cortas, tenía una nariz respingada, cejas curvas, labios algo gruesos, y piel pálida.

- ¿Por qué debería serlo? –respondió Elián entre dientes.

- ¿Y por qué no? –Elián cerró sus ojos, soltó un suspiro, y tomó un sorbo de vino - ¿Por qué no me has dicho que volverías?

-Pensé que los chicos te lo dirían –hablo Elián, Kilian negó lentamente - Hablando de ellos, ¿a qué hora volverán a casa?

-Jano posiblemente esté por llegar –respondió con voz apagada –y Joel... -Killian dejó sus palabras en el aire y dudó de su respuesta antes de terminar su frase -supongo que se volvió a escapar.



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En el texto hay: angeles, angel caido, angeles y demonios

Editado: 30.12.2022

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