Destino, Brick Lane #6174 (ae 1)

XIV.

-No te molesta seguir aquí -Bastián dejo de mover el cuchillo con el que había estado tallando madera y alzó su mirada a Mateus, quien limpiaba su motocicleta.

-Estar en un lugar más abajo del que te pertenece, no parece diferente a mi situación -alzó una de sus cejas.

-¿Qué tal la cena con tu padre?

-No tengo mucho que decir. Lo mismo de siempre -murmuró.

Bastián miró a Mateus limpiar la motocicleta con una esponja mientras caían unas gotas de agua a su ropa, frunció levemente su ceño y movió de un lado al otro su cabeza. Mateus soltó un suspiro y dejó de limpiar.

-¿Qué te sucede? -pasó su mirada a él.

-Matthew también estaba ahí -se sorprendió -creo que es hora de que vayas a tu lugar. Estás hecho para ello.

Mateus se apoyó en su motocicleta, sacó un cigarrillo de su bolsillo, lo encendió y le dio una calada para luego soltar el humo con lentitud. Bastián se paró del banquillo donde estaba sentado y se dirigió a la salida, pero antes de cerrar la puerta volvió hablar.

-Tendrás a Abraham pisándote los pies. Ten cuidado -fue lo último que escucho.

. . .

Había tenido por más de cinco minutos su bolígrafo en la mano en la misma posición, con su mirada perdida, como si su mente intentará recolectar información y guardarla en algún rincón de su mente, pero en ella solo rondaba una palabra que le empezaba a disgustar, “especial”, no entendía a que se referían con ello. Aquella palabra la empezaba a inquietar. De repente golpearon la mesa del comedor con fuerza, haciendo que Anzu alzara su mirada, sorprendida, acelerando su corazón en seguida, pero se tranquilizó en cuanto vio las delgadas manos de Alice frente a ella.

- ¡Alice! Que susto me has pegado –exclamó Anzu.

Alice se sentó frente a ella sin quitarle su fría mirada - ¿A dónde has estado yendo estos últimos días?

- ¿De qué hablas?  –dijo confundida.

-Te vas todos los días, después de la universidad, a toda prisa, con la excusa de que tienes que ir al refugio de animales. Pero ayer, surgió la curiosidad de que necesitaba de tu ayuda. Resulta que una chica llamada Anzu Cokban solo va a ese lugar los sábados en la tarde –frunció su ceño. Anzu trago saliva, nerviosa.

-Posiblemente olvidaron decirte que he estado ahí estos últimos días -sonrió nerviosa.

-No quiero mentiras -negó levemente.

Anzu empezó a mover sus pies nerviosa, sin saber que inventarle, nada pasaba por su mente, luego soltó un suspiro de frustración, sabiendo que su única opción era decir la verdad –No entenderías si te lo digo –tartamudeo.

-Vamos Anzu, no debe ser tan complicado…

-Fui al lugar del que me prohibiste ir –comentó con rapidez.

-¿El de la tarjeta? –preguntó Alice, ella asintió - ¡Anzu! –regaño.

-Lo siento, pero tenía curiosidad –lloriqueo.

-Al menos no estás muerta -ella rodó sus ojos -Pero, ¿sabes? Parece que también me está comiendo la curiosidad.

- ¡¿Qué?! –se sorprendió Anzu.

-Vamos, Anzu, solo un pequeño tour por aquel lugar, parece divertido -alzó una de sus cejas.

-No tengo opción, ¿verdad? –titubeo, ella asintió.

Llegaron a la calle Brick Lane, y empezaron a recorrer la calle hasta llegar a la biblioteca Shin. A Alice le temblaba un poco el cuerpo, la calle estaba solitaria, algunas personas apenas estaban sacando su mercancía para empezar a vender. Las casas eran viejas y sus paredes estaban pintadas con grafitis coloridos.

-Es aquí –dijo Anzu apuntando la vieja casa.

-¿6174? Existe, pero ¿Por qué no está en internet? –preguntó anonadada.

-No lo sé, ven, veamos el lugar –respondió mientras caminaba hacia la biblioteca.

En cuanto entraron, los labios de Alice se entreabrieron, no podía creer lo que sus ojos veían. Una casa antigua pero bien conservada y a su parecer, bastante elegante. Anzu la llevó a  recorrer la biblioteca, yendo no más allá del tercer cubículo, luego se sentaron en el primer cubículo, tomando un libro al azar.

-No puedo creer que existiera –susurro Alice aún sorprendida –era una biblioteca -de repente frunció su ceño -pero, ¿por qué tanto misterio?

-No lo sé –alzó sus hombros con indiferencia. <<Claro que lo sé, pero no creo que estés preparada para saberlo>>, pensó.

De la nada, un chico se sentó enfrente de ellas, en la misma mesa, Alice frunció su ceño en seguida para luego mirar a su alrededor, observando las mesas vacías.

-Volviste –sonrió. Anzu soltó un bufido enseguida.

-¿Disculpa? –preguntó Alice con hostilidad.

-Aquella, la que es mi amiga –respondió Siwon con una sonrisa -le hablo a ella.

-¿Amiga? –dijo ella confundida. Siwon asintió y apuntó a Anzu, quien leía un libro como si no le importara lo que pasaba a su alrededor.

-¿Por eso venias tan seguido? –le susurro Alice a Anzu.



#5616 en Fantasía
#12861 en Novela romántica
#2392 en Chick lit

En el texto hay: angeles, angel caido, angeles y demonios

Editado: 30.12.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.