Destino, Brick Lane #6174 (ae 1)

XXXIV.

Kilian estacionó el automóvil frente a la entrada, tenía sus manos en su volante, sentía que tal vez no podría encender el automóvil y llevarlos al aeropuerto una vez ellos estuvieran dentro. De repente miro las gotas caer en el parabrisas -espero lleven abrigo -susurro para si mismo y salió del automóvil.

Cuando giro la manija para abrir la puerta, esta estaba bloqueada. Kilian intentó abrir la puerta otra vez pero no respondió, le pareció extraño que esta estuviese cerrará con seguro, pues hace un momento había salido y estaba seguro que no bloqueó la puerta. Miro la hora en su reloj de mano -Aún falta mucho para el vuelo -susurro así mismo -no creo que Elian se haya ido. Le dije que los llevaría -empezó a buscar en sus bolsillos y se dio cuenta que su teléfono se le había olvidado en su abrigo -Genial -gruñó. 

Kilian forzó la puerta varias veces, hasta que con una fuerte patada la abrió, se sintió satisfecho al abrirla, pero tuvo un mal presentimiento cuando miro el pasillo principal vacío, y el lugar bastante silencioso, de pronto se sintió nostálgico, <<de ahora en adelante todo sera asi, tan tranquilo y silencioso, sin unos chicos que parecen dos gotas de agua discutiendo de quién es el turno de arreglar los libros o de de Elian paseando con su agenda o preparando café con Mavi.>> soltó un suspiro. Antes de que diera el primer paso hacia el pasillo, Kilian escuchó murmullos al final del pasillo, cerca de la sección de libros antiguos. Él frunció su ceño y con pasos sigilosos fue hasta allí, encontrándose con una escena desastrosa.

Los gemelos estaban atados y protegidos con un escudo formado por Elian, quien estaba en el suelo en dirección diagonal de los gemelos, en un charco de sangre, mientras Ena estaba a punto de volver a clavar la espada de Damocles a Elian. Sin pensarlo mucho, Kilian, lanzó un conjuro a Ena haciendo que cayera al suelo junto con la espada en su mano, enlazo al demonio con un soga mágica lejos de los gemelos y se acercó a Elian.

-Elian -miró asustado sus heridas.

-Estoy bien -dijo un poco agitado.

Ena frunció su ceño enojada y se levantó del suelo ágilmente, apuntando esta vez con la espada en dirección a la espalda de Kilian.

-¡Cuidado! -exclamó Elian.

Kilian se giró a ella, lanzando otro conjuro, haciendo que la dirección de la espada cambiará y cayera al suelo, Ena perdió el equilibrio y retrocediera unos pasos. Ena volvió a tomar la espada y ante la atenta mirada de los presentes y la colocó frente suyo como escudo. Kilian se paró del suelo y empezó a lanzar conjuros a Ena, quien los empezó a evitar con la espada, poco a poco se fue acercando a ella, mientras ella retrocedía por el pasillo.

Ena al verse acorralada, acumulo toda su energía y mando un fuerte hechizo a Kilian. Un espeso humo negro fue en dirección al corazon de Kilian, que hizo que volara y cayera junto a Elian al suelo, haciendo que su poder se debilitara y sintiera un fuerte cosquilleo en el cuerpo. Las piernas de Ena temblaron y sintió su respiración agitada, sabía que eso la debilitaría, su magia no era lo suficientemente poderosa como la de un Shinigami.

-Eres bastante testarudo -dijo Ena cuando recuperó su aliento, se acerca a pasos lentos a Kilian y apuntó su cuello con la espada -¿Acaso tu amor por Elian es tan grande? -sonrió con malicia. Kilian pasó su mirada a Elian mientras apretaba con fuerza su corazón, y él, solo le dio una mirada triste y apagada -No quiero verte triste -bromeo -por eso morirás primero -sonrió.

-¿Qué? -habló la voz débil de Elián -¡no! -Su rostro mostró preocupación, incluso su dolor se dispersó al escuchar esas palabras pero sabía que no podía moverse, su cuerpo no le respondía. Kilian apretaba sus dientes, dando una furiosa mirada a Ena.

Los gemelos se removían en su lugar, viendo asombrados la escena, en ningún momento había dicho alguna palabra, solo algunas lágrimas habían salido de sus ojos. Pero ya no podían ver más a sus padres sufrir por su culpa.

-¡Basta! -grito Joel al fin -¡no tienen nada que ver con el odio que nos tiene!

-¡Deja en paz a nuestros padres! -exclamó Jano -¡nos entregaremos!

-¡Si! -dijo Joel, desesperado.

-¡No! -exclamó Elian -¡callense! No saben lo que dicen -gruño.

-¡Callense todos! -grito Ena, enojada. Sin dejar de apuntar a Kilian, miro a los gemelos. -Tus padres han sido muy arrogantes, mírense, son la debilidad de otro -hizo gesto con su mano libre mientras soltó una fuerte carcajada -además mi objetivo no es solo matarlos a ustedes, tengo una deuda -miró a Abraham estampado en la pared, forcejeando. Ena rodo sus ojos, alzo la espada y la lanzó hacia el demonio, realizando cuatro rápidos cortes a la soga, liberandolo enseguida. Abraham cayó al suelo y se liberó de las sogas cortadas, la espada volvió a Ena y ella no dudó en volver apuntar el cuello de Kilian -primero será Kilian -alzó sus cejas con satisfacción.

Ena relamió sus labios mientras con su mirada analizaba el cuerpo de Kilian, observando donde sería la primera entrada de la espada en su cuerpo. Los gemelos sollozaban en silencio mientras suplicaban en susurros que ya no le hicieran daño a sus padres. De repente ella soltó una sonrisa y bajó la espada, sabía que Kilian no podría moverse, el hechizo que le había mandado era tan poderoso que lo estaba debilitando, al punto que su respiración también era débil.

Ena les dio la espalda paseándose por el pasillo y unos pasos más adelante se giró hacia ellos.



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En el texto hay: angeles, angel caido, angeles y demonios

Editado: 30.12.2022

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