Destino, Caminos Encontrados

1. ¿Acaso te conozco?

AYLA.

Escucho sonar mi alarma por quinta ocasión y está vez decido despertarme, medía dormida cojo mi teléfono para ver la hora. Joder era tardísimo, iba a llegar tarde al primer día del instituto, sé que era mi último año y luego me iría a la facultad. La sola idea me aterrorizaba más
que nada, no porque se me hiciera difícil el estudio, sino que, no quería alejarme de mamá, bueno tampoco de papá, aunque ellos estén separados tenía buena relación con ambos, pero vivía con mi madre.

Haciendo a un lado esos pensamientos hoy era el primer día y no me podía dar el lujo de llegar tarde, mamá y papá habían hecho lo posible para poder estudiar en aquel instituto de riquillos de la ciudad, desde pequeña habían hecho lo posible para ponerme en un buen colegio y yo lo había aprovechado, ya que tenía excelentes calificaciones, no éramos de clase baja, pero tampoco de una alta, se podría decir que estamos en una clase media. Dejando de lado eso, me levanto de la cama para coger mi celular y pongo «closer de the chainsmokers» e ingreso al baño para darme una ducha rápida.

Tenía media hora para bañarme, vestirme e irme a la escuela. Diez minutos después salgo y justo tocan la puerta.

—Pasa. —le digo a mi madre mientras veo con que ropa voy a vestir.

—Si que te has levantado más tarde de lo habitual, Ayla. —dice en toco tranquilo, pero sé que en el fondo está algo enoja.

—Es que ya me había acostumbrado a las vacaciones, mamá. —le respondo en tono calmado, pero apresurada en vestirme.

—Vístete de inmediato que te espero abajo para desayunar. —dice y acto seguido sale de la habitación dejándome solo con el sonido de la música.

Termino de ponerme la blusa color rosa y me miro en el espejo, conforme con mi atuendo que consiste en unos pantalones color negro, mi blusa y unas sandalias de taco bajo, opto por soltarme mi cabello y en ese mismo instante caen mis pequeñas ondas color castaño.

No hace falta peinarlo porque mi cabello no es esos que se enredan rápido, me dirijo a mi tocador y me hecho perfume, me vuelvo a dar una mirada al espejo y la pequeña cadena que tengo puesta destaca, es una que no me quito desde hace más siete años, porque es sinónimo de una promesa.

Suelto un suspiro tratando de no recordar eso y salgo de la habitación al encuentro de mamá.

—Ya estoy lista mamá. —aviso mientras me siento para comer mi tazón de cereales y mamá hace lo propio.

—Nerviosa por tu último año de instituto, hija. —me dice mirándome a los ojos.

—Sabes mamá que el estudio no es problema para mí, solo es cuestión de ponerle más dedicación. —le respondo en tono tranquilo.

—Lo sé, hija —se queda pensando un segundo en lo que dirá a continuación —, y este año también vas a decidir entrar al mismo trabajo que tenías el año pasado por las tardes —repuso en tono seco, a veces mamá me daba miedo cuando decidía usar ese tono frío y seco, pero sabía que lo usaba cuando tenía un mal día en el trabajo y creo que el día anterior había sido uno de esos, así que la comprendí.

—Sí, aparte trabajar en McDonald's no es tan malo y gano muy bien —explico tranquilamente.

—Lo sé, pero me gustaría que este año solo te dediques al estudio y aparte con lo que gano y lo que nos da tu padre nos alcanza para los gastos. —reprochó mirándome a los ojos.

—Te entiendo, mamá, pero sabes que me gusta comprarme mis cosas y tener dinero ahorrado para cualquier emergencia. ¿No crees que ya estoy bien grandecita?, tengo 17 años y ya falta poco para cumplir los 18. —le dije en tono sereno, porque sabía que no iba a acabar nada bien esta conversación.

No dijo nada solo me queda mirando. Termino con mis cereales y me levanto de la mesa, voy a dejar el servicio en el lavador y paso a lavarme los dientes rápido.

—Ya me voy mamá, ¿Tu no vas a trabajar hoy? —le pregunto mientras cojo las llaves de mi carro, pero luego lo pienso —. Creo que mejor te dejo el auto.

—Si, solo que entro de aquí en dos horas —me aclara —. Puedes llevártelo, no quiero que llegues tarde. Espero te vaya muy bien.

Me despido de mamá y salgo, ya afuera estaba mi carro, no era la gran cosa, era un carro que había logrado comprarme con mi sueldo del año pasado y también con la ayuda de mis padres. Era un 4 x 4 lindísimo de color rojo, había estado en oferta y por eso había querido comprarlo, recuerdo que mi madre había dicho que no podía gastar tanto dinero en un auto, pero luego de insistir e insistir decidieron comprarlo.

Un ruido de una motocicleta me saca de mis pensamientos y cuando identifico a la persona, no puedo evitar rodar los ojos.

—¿Quieres que te lleve, belleza? —me pregunta con su típica voz gruesa que me hace rodar los ojos.

—Creo que puedo manejar, así que piérdete, Andy.

Él solo sonríe de manera burlesca y niega.

—Siempre asiéndote la difícil, belleza. Bueno, yo respeto tu decisión —se coloca el caco que se había quitado y luego me vuelve a dar una mirada —. Nos vemos pronto, Ayla.

Y sin decir más, se pierde por las calles de Cape May. Andy era un sujeto que se encargaba de molestarme, y todo empezó porque lo rechace hace más de ocho meses. Es un sujeto un poco intimidante, de porte alto, ojos marrones y piel bronceada, lo atractivo no se lo podíamos negar, pero a mí no me causaba nada más que desconfianza.

Subo al auto de inmediato y lo pongo en marcha, ya llevaba 5 minutos de retraso, 15 minutos después llego al instituto aparco el auto y bajo corriendo para poder entrar lo más rápido a clases.

Bien hecho, Ayla. Primer día y llegando tarde.

***

Ya en el salón le pido disculpas a la profesora por la tardanza y ella contesta que no se repita, que, por ser primer día, lo iba a dejar pasar. Tomo asiento al lado de mi mejor amiga Keyla y mi mejor amigo Mateo, que desde que ingresé al salón no dejaron de levantarme la mano para que me sentara a sus lados y eso fue exactamente lo que hice.




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