JACKSON.
Haber regresado a esta ciudad no me había agradado del todo, ya llevábamos cuatro días acá, pero nos hemos estado quedando en un hotel porque recién hoy las personas que les habíamos alquilado la mansión terminaban de sacar sus cosas, así que aún no había visto a nadie de mis antiguos amigos.
Mejor dicho, aún no la había visto a ella, porque tampoco era que tuviera muchos amigos cuando me fui.
Cuando me dieron la noticia que íbamos a regresar, me negué, pero como era para variar no me hicieron caso. Ya llevamos más de 7 años en Madrid y ahora no entendía el porqué de regresar. Mi hermano dos años después ya había conseguido un donante, por lo que ya llevaba cinco años de vida normal, cosa que me alegraba. Sin embargo, no entendía que hacíamos en Cape Mey, yo ya había dejado en el pasado todo lo vivido aquí. No quería estar en esta ciudad, no quería toparme con ella, pero ya era demasiado tarde, ya estaba aquí y tarde o temprano, me iba a encontrar con ella.
Aunque prefería mejor tarde que temprano.
Habíamos decidido viajar con el abuelo, según él, necesitaba unas vacaciones y bueno también estaban mis hermanos, Liam y Elli. Mi hermana había sido otras de las razones por las que regresamos, al menos esa escusa fue la que me dieron mis padres. Según ellos, Elli necesitaba ''conocer'' la casa donde mi hermano y yo, habíamos pasado la infancia.
Yo no me creía nada y seguía sin hallar el motivo del porque estamos acá.
Después de haber estado horas en el hotel por fin nos estábamos instalando en la casa, mi hermano Liam se encontraba en el instituto, sí en el instituto, aún no me lo puedo creer que lo hayan inscrito ahí, se supone que son solo vacaciones, pero según mamá, mi hermano no puede perder su último año de instituto, así que ahí estaba yo, esperando a que sea su hora de salida para ir lo a recoger, sí tenía que recogerlo porque su coche no llegaba hasta pasado mañana. Me acuesto en la cama de mi antigua habitación saco mi teléfono con los auriculares y me pongo a escuchar música.
—¿Puedo pasar Joven?, necesito acomodar su ropa. —la chica que trabaja aquí hace acto de presencia, se llamaba Stefanny y era una chica muy linda.
La miro detenidamente y niego lentamente. Cambió mucho desde la ultima vez quela vi cuando tenía 14.
—Pasa, rulitos. —sonrío amablemente llamándola por su apodo de infancia. Recuerdo que su tía trabajaba acá y de pequeños también jugábamos, aunque ella era unos dos años mayor que yo.
—No me llamaban así desde hace tiempo, pequeño Jackson —contesta con una media sonrisa y se dirige hacia mi maleta —. Aunque ya no eres tan pequeño, por lo visto.
Me da una repasada de la cabeza a los pies y yo tiro a reír. Yo también le doy una repasada y la verdad es que ella siempre ha sido una persona linda, cabello color chocolate y en rulos, piel color canela y ojos color marrones, no era la típica niña modelo, pero si era linda.
—Digamos que la vida me ha tratado bien, Stef.
—Eso veo, Jackson —sigue sacando ropa de la maleta y yo me levanto porque necesito que me diga algo, pero ella se adelanta a hablar —. No te diré nada sobre Ayla, si es lo que vienes a preguntar, no hemos hablado mucho en estos años que digamos.
—No iba preguntar eso —me defiendo, aunque la verdad si quería preguntar sobre ella —. Venia para decirte que dejes ahí, yo lo puedo hacer.
—Es mi trabajo, Jackson. —me contesta sin dejar de sacar la ropa.
—Pues te estoy diciendo que dejes ahí —le repito y para que me haga caso decido agregar algo más —. Voy a dormir y no lo puedo hacer contigo aquí.
Ella lo piensa y al final asiente.
—Está bien, me voy a la habitación de tu hermana, que por cierto es un amor de persona.
Sabía perfectamente que Elli era una niña encantadora capaz de caerle bien a cualquiera. Aunque ella decidía ser buena con las personas que le trasmitían confianza.
—Elli es todo lo que está bien en esta casa. —concuerdo con ella. Se despide de mí y sale de mi habitación.
Me quedo acomodando mi ropa y al cabo de un rato me voy a tumbar en la cama. No sé a qué hora me quedé dormido, me levanto de la cama para ver la hora en el teléfono, había dormido cerca de dos horas.
Ya era hora de ir a recoger a Liam, espero no encontrarme con alguien conocido, mejor dicho, espero no encontrarme con Ayla, aunque dudo que si me la encuentro la reconozca, hasta ahora solo su mamá nos había visto y seguro que se lo iba a decir a su hija.
¿Cómo se lo tomará ella?, dejo de pensar en eso y salgo de mi habitación para ir por Liam, ojalá nada salga mal.
***
Enserio que no entiendo mi suerte, ¿Por qué me tienen que pasar estas cosas a mí? Menuda chica con la que me topé, se veía una persona de carácter fuerte y era muy despistada, pero ahí acababa todo lo malo de ella ya que era bellísima, alta no tanto como yo, un poco delgada, cabello largo de color castaño y un poco en ondas, labios carnosos y cejas depiladas, pero lo que más me había dejado embobado eran sus ojos color verde esmeralda, pero no solo ella me había llamado la atención, sino también la cadenita que cargaba.
No pensé que tendría esa cadena, ya que si mal no recuerdo a la persona que se la regale fue a Ayla y no podía haber dos iguales porque la pequeña piedra que tenía era de diseño exclusivo. Lo más sensato era que Ayla la haya perdido y esa chica lo encontrara, porque ella no podía ser la persona que creía que era.
Esos pensamientos se perdieron cuando me volvió a ver con sus bellos ojos color esmeraldas. Enserio era preciosa, se me había hecho muy familiar y volvía a recalcar que se parecía a Ayla, pero nuevamente descarte esa idea de inmediato, porque no creía que el destino sea tan burlesco como para que estudiara justo en ese instituto y que tuviera que toparme con ella. Sigo pensando en ese momento, hasta que la voz de mi hermano me saca de mis pensamientos.