JACKSON.
Salgo enojado de la casa de Ayla, ¿Por qué la había besado?, es una pregunta para la que no tengo respuesta, o quizás si la tengo y me da miedo admitirlo.
Pero es que esa forma de querer ponerme celoso, de querer hacerme enojar, había hecho que mi autocontrol se vaya pon un abismo sin punto de retorno. No entendía porque tenía esa costumbre de hacerlo, de provocarme. Desde que estábamos pequeños le gustaba hacer aquello, según ella porque le causaba gracia mi cara.
Comencé a recordar él día que me lo dijo por primera vez, teniamos siete años estábamos en el parque que está cerca de este vecindario.
_Ayla bajate de ese árbol _le había dicho un pequeño Jackson _Te puedes caer.
_No seas aburrido y sube tu también _contestó con su típica voz chillona _La vista desde acá es hermosa.
_No pienso subir, está muy alto.
_¿Tienes miedo Jack Jack?.
La verdad no tenía miedo a las alturas, mi miedo era de que podía caerme yo o incluso ella.
_Claro que no tengo miedo Ayla.
_Entonces sube _dijo y señaló un lado de la rama donde estaba sentada.
_Ya te dije que no voy a subir _contesté algo serio.
_Eres un miedoso por eso no subes.
Escucharla decir eso me molestó, yo era un niño que no le gustaba hacer cosas que me pusieran en peligro, era tranquilo, no podía hacer cosas muy divertidas por el estado de mi hermano y trataba de no causarle problemas a mis padres, pero cuando empecé mi amistad con ella empecé a hacer cosas divertidas, ella era nuy alegre y muy curiosa. Así que comencé a subir el árbol para demostrarle que no era ningún miedoso.
_¿Contenta? _hablé mientras me sentaba a su costado con cuidado de no caerme _No soy ningún miedoso.
_Me da risa tu cara cuando te enojas _dijo con la mirada al frente.
Eso era raro, ¿a quién le gusta que alguien se enoje?, obvio a ella, Ayla era una niña única.
_Eso es raro, pero supongo que así eres tú _dije y fijé mi mirada en lo que ella tanto miraba.
Me quedé asombrado al ver este hermoso atardecer, era la primera vez que tenía esta hermosa vista desde las alturas, y creo que ese fue el inicio de todo, el inicio de varios atardeceres junto a ella, el inicio de una buena amistad pero que con el tiempo ese sentimiento se convertiría en algo más fuerte, pero que en ese momento y a esa edad no tenía idea de que era. Solo me permití disfrutar de esta hermosa vista junto al lado de la niña que me hacía reír.
Vuelvo a la realidad, no me había dado cuenta que me había detenido en la puerta de mi casa para recordar aquello, sin dudas Ayla Foley siempre me haría sentir cosas sin siquiera intentarlo, sin querer había cambiado mi mundo desde que la conocí cuando apenas era un niño.
Enojado conmigo mismo por pensar en ella de esta manera aún sabiendo que ella quiere a alguien más y sobre todo por haberla besado me hacía frustrar demasiado, porque estaba seguro que ya no sentía nada por ella.
Nos hemos estado mintiendo, sabemos bien que estos sentimientos siempre han estado ahí aunque los hallas tratado de ocultar.
Hago aún lado ese pensamiento de mi conciencia y entro a mi casa. Al entrar me encuentro a stefanny saliendo de la cocina con una fuente de desayuno. La casa ya está limpia ni rastro que se halla realizado una fiesta aquí anoche.
_Buenos días joven _saludó ella cordialmente.
_Buenos días, ¿Adónde llevas eso? _pregunté confundido, pues mis padres y mi abuelo, incluso mi hermana son de desayunar en la mesa.
_Oh, es que el joven Liam me pidió que le llevara su desayuno a su habitación, está muy ocupado para bajar _respondió con una pequeña sonrisa.
No era necesario que me dijera en que estaba ''ocupado'' porque lo sabía perfectamente, estaba en su habitación con la amiga de Ayla.
_Cuando termines podrías subirme también el desayuno por favor _le dije tranquilamente estaba tratando de no ser grosero a pesar de estar enojado.
_Por supuesto joven en un momento le llevo su desayuno.
Le contesté solo con una sonrisa de boca cerrada y me giré para subir a mi habitación. Una vez dentro me dejé caer en la cama y me quedé ahí por un buen rato, tenía demasiado en que pensar y mucho por aclarar.
LIAM.
Desde un inicio la idea de volver a está ciudad me pareció buena, pues en Madrid no había nada que me hiciera quedarme, pero también apoyé la idea de regresar por mi hermano, él había dejado a alguien muy importante para él acá, y sé qué hace siete años la idea de mudarse a España le pareció la peor de todas, de igual manera la acepto por mi.
A pesar de ser yo el principal causante de habernos mudado a Madrid, él nunca me recriminó nada, siempre estuvo a mi lado mientras me brindaba su apoyo, siempre me acompañó a cada visita al doctor, siempre estuvo para mí y para mis padres. Así que era hora que yo hiciera algo por él, por eso estaba haciendo lo posible para que esté cera de Ayla y para eso yo tenía que estar cerca de Keyla.
Aunque el día anterior había actuado como si no lo quisiera cerca, todo era parte del plan, pues se que si me negaba a que él se quede en casa durante la fiesta iba a hacer todo lo contrario y así fue al final, termino hablando con Ayla y llevándola a su casa, por eso mismo también tuve que distraer a Keyla.
Keyla era una chica muy guapa, me atraía mucho, así que también estaba cerca de ella porque me gustaba, pero eso no era lo principal.
Termino de darme una ducha y salgo del baño con la toalla alrededor de mi cintura, ahí encuentro a Keyla dormida. Escucho que tocan la puerta y digo que pasen, veo entrar a stefanny con la fuente del desayuno y le digo que la deje encima del escritorio.
_¿Sabes donde está mi hermano? _pregunté antes de que salga de la habitación.
_Acaba de llegar hace unos minutos joven _dice en un tono suave _Ahorita le voy a llevar su desayuno.