Meses después...
AYLA.
Era en fin del curso y junto a mis amigos estábamos vueltos locos. La fiesta de graduación era está noche.
—No me gusta esta corbata, Ayla —se quejó mi amigo por quinta vez —. El azul no me va y apuesto a que Laura se reirá de mí.
—Él azul es un color lindo... —lo animé pero lo último salió en un susurro.
Ya habían pasado exactamente cinco meses desde que él se fue y la herida seguía abierta, su recuerdo dolía pero había aprendido a vivir con el, me replanteaba miles de veces que esa fue su decisión y que seguro era lo mejor para él.
—¿Lo sigues extrañando verdad? —me cuestionó mí amigo, al darse cuenta de mi cambio de voz.
—A pasado poco tiempo como para olvidar al amor de tu vida.
Porque eso había sido él, el amor que nunca iba a olvidar, porque si en siete años no lo hice, no lo haría en cinco meses.
—Él tomó su decisión, Ayla...
Sabía que a Mateo no le gustaba verme así, la compañía de mis dos amigos fue muy buena y el que mamá me llevará a terapia después que se enterará lo que en verdad pasó con Andy, me ayudó mucho, aún sigo yendo porque hay heridas que aún deben sanar. Al inicio todo era incómodo y doloroso, pero poco a poco iba pasando.
—Lo sé y aunque acepté eso, no significa que lo vaya a olvidar, Mat —le digo y me doy la vuelta para ir por otra corbata que nos dejó la encargada de la tienda —. Las terapias ayudan a aceptar las cosas que te pasan, pero no las olvidas, sino que aprendes a vivir con el recuerdo de ellas y quizás con el tiempo el dolor se va, pero el recuerdo sigue ahí.
Lo veo suspirar y asentir. Ya eran cinco meses de no verlo, de no oír su voz, de no escuchar su risa, de no ver sus hermosos ojos azules; había deseado al menos verlo una vez más, pero sabía que eso era demasiado pedir, esa noche de diciembre se acabó todo, nos lastimamos el uno al otro y me prometí que por más que lo quería, en esta ocasión no lo perdonaría, era una herida más grande.
Después de lo sucedido, Keyla y Liam estuvieron por lo menos un mes distantes, pero hablé con ambos y les dije que lo ocurrido no debía de afectarles, por lo que a los días se amistaron. Mí amistad con Liam al principio también estaba incómoda, pero como les dije, nadie tenía la culpa, los culpables éramos él y yo por saber que mentimos y aún así seguir con él otro. Mí terapeuta me dijo que no era bueno guardarle rencor, que recordara las cosas buenas y tratará de sanar las malas.
Lo que si me dolió, fue ver cómo la pequeña Ell lloraba porque su hermano no estaba en casa y me preguntaba ¿Por qué yo no estaba con él?, era una niña muy inteligente, pero no le podía decir la verdad. A las dos semanas se tranquilizó y supuse que él la había llamado, Elli venía a mí casa a visitarme y en varias ocasiones la había sacado al parque, era tan linda que no podía negarme. Aunque la mayoría del tiempo me recordara a él y hablara de su hermano siempre, no podía dejar de verla.
—Entonces ponte la gris, Laura irá con un vestido de ese color —le guiñe un ojo y me fui a sacarme el vestido que me había probado.
Keyla y Laura no habían venido porque ellas eran las encargadas de la fiesta de hoy, por lo que estaban ultimando detalles, menos mal y habían comprado vestidos antes, por lo que yo solo estaba con Liam y Mat.
—¿Crees que a Key le guste? —me preguntó Liam cuando pasé por su lado.
—Se va a quedar boquiabierta, Liam.
Tenía un traje gris que se le ajustaba al cuerpo y una corbata azul. Mientras que el de Mat era negro. Mis dos amigas se iban a quedar boquiabiertas, completamente deslumbradas.
—¿Enserio?.
Yo asentí y él quedó satisfecho, ya había ayudado a mis dos amigos, por lo que yo solo entré al vestidor y me saqué con cuidado el vestido negro, me quedaba bien y era muy bonito, era largo, con una abertura en la pierna derecha, en la parte delantera era en forma de corazón. Lo guardé en la bolsa, me cambié y salí.
Al hacerlo, vi que Mat y Liam estaban hablando muy cuidadosamente, Mat se notaba tenso y negaba, yo fruncí el ceño y me acerqué, al notar mi presencia, ellos callaron.
—¿De qué hablan?.
Ambos se miraron y Liam fue quién contestó.
—Le quiero dar un detalle a Keyla y le estaba pidiendo un consejo a Mateo.
Yo miro a Mat y este asiente rápidamente.
—Yo te puedo ayudar. —le propuse.
—Eh no..., digo si, pero Mateo ya me dio una idea —contestó rápidamente —. Iré a comprar, os veo luego.
Se perdió en la tienda y junto con Mateo, nos quedó ir a cancelar la ropa. Nos fuimos hacia el estacionamiento donde estaba su auto. Durante el camino a mí casa él estaba inmerso en sus pensamientos, por lo que me propuse mensajear con mi amiga.
Al cabo de veinte minutos, llegamos a mí casa.
—Nos vemos, Mat. Gracias por traerme.
Me bajo del auto y el me sonríe.
—Vendré con Laura a recogerte, 7:00 p.m.
—Puedo coger un taxi, Mat.
—Pero yo quiero llevar a mi mejor amiga a su graduación.
Yo sonrió y asiento.
—Estaré lista para esa hora, Mat. Hasta luego.