Estoy empezando a entender mi vida, a creer en el amor y a cambiar. No he tenido suerte con eso del amor, pero sé que en este momento todo cambiara eso lo siento desde mi corazón…
A.A.
No han llegado a pensar que su vida ha pasado muy rápido, y que desean vivir un poco más, o por lo menos regresar al pasado y repetir un momento. Eso pensaba yo cada mañana al despertar, que pronto envejecería y que me dejaba el tren de la vida, sentía que no había vivido aun y que ese todo rutinario se comía mi línea de tiempo. Pensamientos que quizás para muchos eran absurdos, pero para mí eran importantes, porque he pasado toda mi vida repasando que es lo que realmente quiere mi corazón y a que vengo a este mundo.
Nunca imagine que algún día encontraría la respuesta a esas interrogantes, hasta hoy, sentada aquí, tomando café, leyendo de nuevo lo que un día escribí para él. A veces sentimos que el destino nos hace una jugada que no esperábamos y todo cambia de la noche a la mañana, pero se han puesto a pensar ¿quién es el causante del destino?,pues resulta que para mí el causante es Dios.
Verán, desde hace años atrás empecé a tropezar con personas que me enseñaron a no decaer, a valorar un abrazo, amar sin condición, a disfrutar cada momento y a vivir el día a día como si fuera el ultimo. Estas personas fueron muy significativas para mi crecimiento personal, y son parte de lo que soy hoy en día.
Cuando era adolecente tenía un grupo de 3 amigas, estudiábamos juntas. Cada una de ellas era única, Bella era la más tímida y siempre vivía en las nubes pensando en un amor de película, recuerdo que ella siempre me decía que no le tuviera miedo al amor y mucho menos a enamorarme, mientras que Stefany la que menos se preocupaba por estudiar y eternamente andaba pegada al celular, hablaba más de que había que vivir el momento y ya, sin embargo Miranda simplemente me volvía loca con su conversa diaria sobre su primo, su familia, lo hermosos que son y sobre los amores que tenía por algunos chicos, ella me enseñaba cada día que el amor estaba hasta a la vuelta de la esquina. Estas 3 chicas simplemente me hacían mi día a día un poco diferente, a parte me daban la alegría que yo necesitaba.
Nunca pensé que en ese tiempo cuando era solo una muchacha despistada, la vida me mostraría lo que una mirada podría ocasionar en mí.
Estaba con las chicas en clases de deporte en el patio central del colegio, cuando un acontecimiento cambia el día, haciendo que los directivos del plantel nos dejaran salir más temprano de la hora acordada en el horario. Era Julio y faltaba poco para las vacaciones, los últimos días de clases se avecinaban y cada una de nosotras aprovechábamos al máximo el tiempo de estar juntas. Pero ese día en particular las chicas ya tenían algo que hacer, mientras que yo no, como era de esperarse, pensaba en que hacer caminando en dirección a la salida, cuando salgo del cole me pasa por la mente ir al instituto donde mi mamá laboraba ya que era profesora, y una de sus especialidades era el dibujo, ella siempre ha sido una mujer súper entregada para las cosas y mucho más cuando de su trabajo se trataba, amaba a sus alumnos y como no, ellos también la amaban. Ese día al llegar a la puerta del salón de clases donde mi madre estaba, mis ojos chocan con unos ojos profundamente oscuros llenos de un brillo muy especial el cual me hace impresionar y sentir escalofrió, algo que jamás había sentido por alguien, recuerdo que mis manos se tornaron frías cuando él me dijo: ¡Hola! (con una sonrisa en su rostro, me pregunto), eres la hija de la profe?. Yo con muchísima pena le respondí con un ¡Hola!, si. De mí no salían más palabras estaba realmente confundida no sabía que me sucedía y por qué actuaba así.
Ese día no dejaba de observar mi entorno en ese salón y mucho menos dejaba de mirarlo a él, hubo un momento en que mi madre me hablaba y yo no me di cuenta, dado que no le prestaba atención detallo a quien sí, y al salir del instituto comenzó el interrogatorio. Durante el camino dio y dio hasta que saco sus conclusiones y me dijo: Hija te gusta Alán, es un muchacho muy simpático, pícale un ojo, cuando dice “pícale un ojo” se refiere a giñarle. No sabía su nombre hasta ese momento, cosa que nunca olvide jamás.
Todo quedo en mi mente grabado, ya no lo vería más, al menos que fuera al instituto pero era complicado, mis estudios y labores no los podía dejar a un lado. Solo me bastaba su mirada en mí para recordarlo.
No han llegado a pensar que su vida ha pasado muy rápido, y que desean vivir un poco más, o por lo menos regresar al pasado y repetir un momento. Eso pensaba yo cada mañana al despertar, que pronto envejecería y que me dejaba el tren de la vida, sentía que no había vivido aun y que ese todo rutinario se comía mi línea de tiempo. Pensamientos que quizás para muchos eran absurdos, pero para mí eran importantes, porque he pasado toda mi vida repasando que es lo que realmente quiere mi corazón y a que vengo a este mundo.
Editado: 10.05.2019