Destino Casualidad

CAPITULO III: Nos volvemos a encontrar

 

    Se preguntarán: ¿qué paso después de aquella noche?, pues nada, no lo vi más…

    Mi vida siguió tal cual era, llegaron las vacaciones hasta el mes de septiembre, regreso mi rutina, pero con un nuevo año académico. Las chicas venían más enérgicas que nunca, no paraban de hablar de lo que hicieron en todas sus vacaciones, mientras que Miranda solo me miraba y no hacía más que pedirme disculpas por no haber ido a la fiesta, cuando escuche que Stefany dice: “Aless no dejaba de mirar a tu primo, Miri”, así le decíamos a Miranda de cariño, ruborizada por lo que había dicho, le explique que eso no era así, que todo tenía una explicación. Cuando le conté lo que había pasado antes de la fiesta, Miri empezó a reírse, y yo no entendía el porqué, hasta que dijo eso es casualidad.

            Era algo tan inusual en mí hablar de chicos, me sentía un poco rara, y mucho más cuando las cosas sucedieron de esa manera. Miri ahora menos paraba de hablar de él, pero en ese momento ya nada me disgustaba, me parecía algo lindo aparte conocía más cosas de él, sin que saliera de su boca una sola palabra. Me pregunte en ese entonces, si lo vería de nuevo y si esa vez podríamos hablar, conocernos, no solo de hola y chao sino de saber más de cada uno. Si ese momento llegaría esperaba estar lista y no morir congelada en el intento.

            En el transcurso de esa tarde, Bella estaba muy conmocionada, sus abuelos le habían organizado una fiesta de cumpleaños, particularmente ella no le gustaba este tipo de eventos, su madre me llamaba, decía que hablara con ella para que aceptara el regalo que con tanto amor sus abuelos le habían hecho, pero era un caso complicado. Ella siempre conmigo ha sido diferente, quizás es porque la confianza entre nosotras era más fuerte. Cuando le comente lo que quería su mama me pregunto: “Aless será que soy mala hija, nieta o prima, que de mí no sale ni una pisca de emoción por mi fiesta de cumpleaños”. No sabía que responderle esa vez, lo único que me paso por la mente, fue decirle: “valora lo que tus abuelos hacen por ti,  llegara un tiempo donde eso ya no lo podrás tener por su ausencia y te arrepentirás”. Al escuchar estas palabras, enseguida llamo a su madre para concretar todo lo que venía de la fiesta, pues si la aceptaría.

            Luego de dos semanas llego el día, Bella cumplía sus 15 años, me alistaba para la fiesta cuando mi madre entro a la habitación, viéndome con gran sorpresa por mi apariencia, no entendía su mirada, no era de cuerpo esbelto, mi tez era pálida como la luna y mi cabello castaño caía en mis hombros lacio por la secadora, sin eso nada sucedería en él. Al terminar de colocarme las sandalias plateadas y mi vestido rosa, que, aunque no lo crean no es mi color preferido, lo use, pues mi madre fue quien lo compro y lo escogió especialmente para mí. En eso noto que observa mi rostro con cara  de estar feliz a estar disgustada, o eso creía yo cuando me dice: “Alessandra no pretenderás ir a la fiesta sin una gota de maquillaje, por lo menos colócate un brillito en esos labios y no uses los lentes por hoy”, cuando escuche esas palabras retumbaban en mis oídos, no me gustaba maquillarme eso en definitivo no era una de las cosas que amaba, sin embargo coloque polvos en mis mejillas con un poco de color, teñí mis labios medio pálidos con un tono rosa que mi madre saco de su cartera e hice caso y por otra noche mas no usaría los lentes.

            Una vez al mirarme al espejo me sentía lista para salir, solo faltaba mi prima, por cierto creo que no les he hablado de ella. Su nombre era Ruth, estudiábamos juntas más no revueltas, es decir, ella tenía su propio grupo de estudio, el cual eran las populares del colegio en aquel entonces. No estábamos juntas siempre, sin embargo compartíamos casi todo, pero en el cole muy rara la vez cruzábamos palabras, era de solo hola y chao, ¿Que loco no?. Ella también estaba invitada a la fiesta, conocía perfectamente a Bella ya que vivían cerca la una a la otra. Eran las 7:30pm cuando la bocina del taxi sonó, deteniendo el mundo en un instante para Ruth pues no estaba lista, al verme en el portal de la casa, disgustada agarro sus cosas y salió. No sé porque duraba tanto arreglándose si ella era hermosa al natural, atractiva para los chicos, su cuerpo esbelto y su cabello rizado la hacían única y diferente de las demás del cole.

            Ya estábamos en la fiesta y recuerdo que todo estaba perfectamente decorado en tonos rosas y dorados, un hombre alto con corbatín se acercó y señalando con su mano nos condujo a la mesa donde debíamos estar. Trataba de observar cada detalle para recordarlo, así era yo, pero sin los lentes esto era engorroso, de pronto empiezo a sentir mis manos frías y un estremecimiento que quería recordar de dónde provenían aquellas emociones, que en definitiva mi mente había olvidado pero mi corazón no. De pronto siento que alguien posa su mano en mi hombro y dice: “¿Aless te encuentras bien?”, pregunto Ruth intrigada por mi cara de sorpresa. Y es que en ese preciso momento no perdía de vista la entrada del salón cuando detallo que por el viene Miri, ¿adivinen con quién?, Alán.




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