Destino Casualidad

CAPITULO VI: ¿Y si te quiero más de lo que piensas?

Se imaginan empezar a darse cuenta que quieres a alguien, más de lo que piensas… que ya no solo piensas en ti sino en él o en ella día y noche… Ahí es donde empieza el amor.

            Ya nada en definitiva era igual, recuerdo desde aquella vez que me agrego a su red social no parábamos de escribirnos, aunque él era de poco escribir lo hacía, si les soy sincera le gustaba más hablar en persona, y ahora que lo pienso nunca le pregunte el porqué, quizás era porque con sus grandes ojos podría presenciar al otro más sincero, y detallar las expresiones corporales, quizás sea por eso.

             Pasaron años y aun estábamos muy en contacto, las noches se volvieron día, y los días se volvieron eternos en aquel momento; tan amigos nos volvimos que cuando él iba a mi casa a charlar un rato lo disfrutaba, y no saben cómo me hacía feliz. Les contare, él tenía o tiene un don maravilloso, un don que sin duda alguna a mi corazón le encantaba, y que cada vez que lo escuchaba se alborotaba, Alán cantaba hermoso, cuando lo hacía frente a mis ojos sentía que mi corazón saldría del pecho a abrazarlo, era increíble como cada nota que salía de su boca hacia erizar mi piel. Recuerdo que un día fue a mi casa, yo entre mis hobbies tenía ese de tocar el piano y lo amaba hacer, ahora ya poco lo hago; casualmente ese día lo tocaba cuando él llego, se sentó frente a mí y me dijo “toca algo y yo canto”, enseguida empecé a tocar sin parar una canción que para el día de hoy la escucho y me recuerda ese momento, nuestras miradas se conectaban y su voz bajo la melodía del piano me hacían soñar con tenerlo cerca de mí un poco más, al terminar la pieza, no dejábamos de mirarnos, no pude quitar mis manos del piano, temblaban sin parar y no sabía el porqué, sus ojos de nuevo tenían ese brillo peculiar del cual no podía olvidar ya que era el mismo brillo del día en que lo conocí.  

             Momentos como ese se repitieron, yo me sentía súper bien a su lado, me hacía reír, bailar en plena calle y hasta cantar, cosa que no puedo hacer aun frente a mas nadie ya que eso me paraliza, siento que lo hago mal, mi madre dice que es mi don oculto. Durante esos meses de salidas y encuentros inesperados me iba dando cuenta poco a poco que algo en mi corazón crecía, algo que aún no quería admitir y era por el simple hecho de que su corazón ya pertenecía a otra persona y no quería hacerme ilusiones en que él se iba a fijar en mí, además que siempre me resaltaba que era su “mejor amiga”, por ese motivo hacia caso omiso a lo que en mi mente y corazón sucedía cada vez que lo veía.

Hasta que llego febrero, faltaba una semana para el día de San Valentín, el día en que todos expresan amor incondicional con pequeños o grandes gestos, y yo estaba cansada de ocultar lo que en mi sucedía, sin importar si era o no mutuo ese sentimiento llamado “Amor”, que ahora si admitía, me iba a expresar, decidí solo hacerle una pregunta que quizás él no se la esperaba de mí, de su mejor amiga, de quien confiaba y contaba incondicionalmente, pero con una simples palabras un poco no comunes, le escribí por un mensaje de texto y recuerdo claramente que fue lo que redacte en ese entonces: “¿Alán, que pasaría si yo te quisiera más de lo que piensas, pero diferente?”, al escribir ese mensaje mi corazón empezó a latir muy rápido, estaba ansiosa porque me respondiera. Pasado los 5 minutos respondió: “Aless, pues no pasaría nada porque yo también te quisiera más de lo que piensas”, pues capto lo que le dije, ese mensaje basto para hacerme estallar el corazón en miles de sentimientos, muchas preguntas me vinieron en el momento y una de esas era que había pasado con la que era dueña de su corazón, simplemente él me respondió cada una de ellas y me dejo claro que ya nada pasaba con ella, ahora ambos sabíamos que nos gustábamos.




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