Destino Comprometido

CAPITULO 5

Estábamos de vuelta en el baile, el ambiente ya se había disipado como también se miraban a las personas bailar, los emperadores estaban bebiendo vino con mis padres, mi madre tomaba limonada, nos acercamos los 3 sonriendo mientras ellos hablaban de cosas triviales como la cacería, a mis espaldas solo escucho murmullos.

“No crees que es una pequeña serpiente” Menciona una de las damas a mi espalda, no quería ser tan obvia al voltearme y verla.

“Para nada, hasta las serpientes tienen más decencia que esa pequeña trepadora” Las damas se ríen entre ellas, sintiéndome como una aprovechada.

“Mi hija sin duda es más bella”

Cierro los ojos tratando de ignorar las voces, en parte era verdad.

—Si les tomas importancia, ellos solo seguirán hablando de ti — Me dice Sebastián, me enlaza su brazo para acercarme más y poder entrar a la conversación.

—Cariño, justo estábamos hablando de ti — Dice mi madre muy feliz, sonrío acercándome aún más.

—Compraremos una mansión cerca del palacio real para que puedas tomar tus clases de etiqueta más fácil — Dice mi padre, ellos ya habían arreglado todo mi matrimonio.

—Me honra tales acciones padres — Digo sonriendo mientras unas lágrimas caen, solo los príncipes sabían que era de tristeza —. Estaré eternamente agradecida por la bondad de los emperadores, dios los proteja a ambos.

—Te dije que era chica excepcional — Dice la emperatriz sonriendo —. Hijo mío, ¿Por qué no bailas con Lady Sofía?

Me suelto del brazo de Sebastián sintiendo ese vació, quería estar más a su lado.

—Emperatriz, la señorita Sofía, me había prometido su primer baile — Se apresura a decir Sebastián, yo jamás le había prometido eso.

—Si madre, no quisiera ser descortés y hacer que la señorita Sofía rompa su promesa — Estos hermanos eran parecidos, pero tan diferentes a la vez.

El segundo príncipe me toma de la cintura, para iniciar el baile, no me sabía cuál era la canción con exactitud, este agarra mi mano, la besa delante de todos haciendo que me ponga roja, juntamos nuestros cuerpos para volverlo a alejar sin despegar los ojos uno del otro, enfrente atrás, me gira en el mismo lugar, mientras me levanta para hacer que el vestido vuele, mientras me pone de nuevo en el piso, ambos nos reímos sin decirnos nada.

Sus ojos grises me daban un aire de confianza indescriptible, era como si me hechizara.

—Sofía, permítame confesarle algo — Me dice mientras seguíamos rezando, le pedía a dios que la canción durará más, pues estaba intrigada —. Yo no quisiera ser su amigo, es por eso por lo que me volveré en alguien digno de usted.

—¿Acaso se me está proponiendo? Le recuerdo que soy una menor — Le digo en tono de burla a lo que él sonríe —. Y además seré la prometida de su hermano, el príncipe heredero.

Eso hace que nos quedamos en silencio por un segundo antes de que la música termine y se despida.

—Recuerde que los compromisos se rompen… — El primer príncipe se acerca para bailar conmigo, él sería el último baile de la noche, pues ya había llenado mi cartilla —. Espero que usted cumpla sus tareas como futura princesa heredera con satisfacción.

Me guiña el ojo, e involuntariamente sonrió.

El baile con el primer príncipe carecía de emoción y de un sentimiento que tenía con su hermana, era una canción más lenta por lo que era normal que habláramos, él solo me miraba y yo no podía evitar pensar que era como un hermano mayor.

—Princesa Sofía, novena — Me dice tranquilo —. Tu nombre en la familia real fue algo común, pero serias la primera en convertirte en emperatriz.

—Creía que usted no tenía intenciones de desposarme — Me gira viendo la cara de mi familia, ambos me miraban felices mientras se incorporaban a bailar.

—No tenía, pero no puedo dejar que mi hermano tenga todo lo que cree poder tener, bueno, no tan fácil… — Me confiesa haciendo que se me erice la piel —. Ambos estamos en la misma posición, tenemos a un hermano que atenta contra nuestros derechos, la diferencia entre tú y yo, en que yo no dudaré en acabarlo por mis deseos…

—No estoy entiendo — Digo tropezando con sus pies, este me jala más hacia él.

—Es mejor, no haga tanta cercanía con el segundo príncipe, pues será la emperatriz… Concéntrese en su nuevo trabajo — Termina la canción besando mi mano, camino hacia la emperatriz despidiéndome y me voy sola en un carruaje a casa, había sido un día largo y apenas eran las 10. Estaba cansada, pero ya no quería estar más allí, los murmullos se hacen más grandes con mis pasos.

Llego a casa y mis mucamas se apresuran en ayudarme a desvestirme, para ponerme un camisón, mi cabello largo es trenzado mientras le ponen aceites de las flores y dejarme ir, no me encontraba con muchos ánimos para irme a dormir así que camino por mi casa, escuchando ruidos en el estudio, y como las velas son apagadas.

—¿Padre? — Pregunto, pero solo me encuentro con Sebastián en la oscuridad, mis ojos se adaptan muy rápido a esta insuficiencia de luz —. Sebastián

—Sofía, tu padre me mando a cuidarte — Él había llegado demasiado rápido, me da su chaleco y prende una vela para quedar ambos a esa luz —. Es mejor que vayas a la cama, se podría malentender la situación.




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