No sé cuánto tiempo había pasado, pero solo escucho que la ventana se abre, no le tomo tanta importancia, pues siempre mis damas abrían la ventana si miraban que tenía calor, siento una cálida mano tocarme el cabello, no podía abrir los ojos, pero esta vuelve a acariciarme.
—Deja la despierto para que vayan juntos — Habla mi padre.
—No, déjela dormida… Cuando vuelva cumpliré mi promesa — Este era el segundo príncipe, reconocía su voz.
—¿Cuándo vuelvas de dónde? — Le pregunto tratando de incorporarme.
—Olvidaste que íbamos a salir — Me contesta apartándome el cabello.
—Su alteza usted tenía planes con Candace — La cara de él se hace sombría junto con la de mi padre —. ¿Qué ocurre?
—Vístete y ven al estudio — Dice mi padre, mientras saca a Sebastián, me apresuro a vestirme con la ropa más formal que tenía, sin tantos holanes ni encajes que me dieran un aspecto de niña.
Dejo mi cabello suelto para caminar hacia el estudio, apenas estaba anocheciendo y no había rastro de la presencia de mi madre, estaba nerviosa, abro la puerta y estaban ellos, 2 ambos estaban bebiendo alcohol, jamás había visto a mi padre fumar, y esto me tomaba por sorpresa.
—Sofía, toma asiento cariño — Me dice mi padre, mientras Sebastián toma sin cuidado el vaso de alcohol, me asustaba un poco —. Esto solo lo saben los príncipes herederos, su majestad, el emperador y tu padre, pero ahora lo sabrás tú.
—Prometo guardar el secreto — Digo tomándolo de la mano.
—El estado está cayendo en picada, pues el pueblo vecino quiere apropiarse de nuestro imperio… El golpe de estado será inminente si esto se llega a salir de estas 4 paredes — Me confiesa mi padre sirviéndose más alcohol —. El término Candace es para el estado, solo la familia real tiene conocimiento de esto y como futura emperatriz debes de estar consciente.
Me entrega un libro de registros del ducado.
—Nos vamos a la guerra… — Me llevo las manos a la boca mientras siento las manos de príncipe sostenerme —. Te daré una serie de instrucciones mañana por la mañana, que deberás de seguir en caso de que yo no regrese, y por el momento serás la duquesa interina de Clue.
Comienzo por llorar, pues el que mi padre muera significa que el ducado sería para mí, ahora era diferente, apenas tenía 16 años, tomo la mano de mi padre que estaba helada y robusta, unas lágrimas caen.
—No todo son malas noticias, si ganamos podrás gobernar no solo este imperio sino también toda la costa enemiga y yo podré huir de la corona — No entendía a que se refería.
—Volviendo de la guerra, seré nombrado príncipe heredero, por primera vez en la historia, un hijo segundo será el emperador de todo lo que aun estando su hermano vivo — Me cuenta mientras siento una alegría —. No aceptaré el trono.
—Eso significa que… — Pregunto mientras me hace mirar al espejo de enfrente.
—Cuando mi padre muera, uno de nosotros 2 también y yo no pienso cargar con la idea de que mate a mi hermano… — Me dice sentándose a mi lado.
—¿Qué debo de hacer?… — Pregunto mostrándome serena.
—Por el momento hacerte cargo del ducado… Pero de eso ya hablaremos mañana, tranquila — Me dice mi padre, mientras el príncipe me toma de la mano —. Sebastián, te la encargo mucho.
Él me aleja de mi padre, caminamos tomados de la mano por el largo pasillo de mi casa, a pesar de que siempre había caminado por estos lugares no podía evitar de sentir esta adrenalina, él me voltea a ver sonriendo mientras corremos hacia la biblioteca, entramos siendo casi vistos por el guardián, este era viejo cascarrabias de 67 años odiaba su trabajo y me odiaba a mí, nos quedamos un momento en silencio antes de escuchar como le cierra el candado.
Nos miramos riéndonos, este abre la ventana saltando del balcón que había allí, miro desde mi sitio, no creía que pudiera saltar sin caerme.
—Ven — Me susurra, niego con la cabeza, mientras que con su pie mueve todas las hojas secas —. Salta, te atraparé.
Sonrió, antes de subirme al bardal y sin dudarlo mucho salto hacia él, este me atrapa, haciendo que ambos nos caigamos, comienzo a reírme demasiado fuerte, no recordaba la última vez en la que sentía esto, él me ayuda a ponerme de pie, mientras de arriba mi padre me tira una capucha. Había olvidado taparme. Este pone la capucha en mis hombros y me cubre, me despido con la mano de él, antes de salir corriendo otra vez.
No sabía cuál era el pensamiento de mi padre, ni mucho menos que se pensaría de mí por haber salido con un hombre de esta manera, me tacharían de lo peor, inclusive mañana tendría clases, pero no paraba de sentir la emoción.
—Por aquí — Me dice girando en un callejón, este comienza a buscar en los tambos donde saca una bolsa, era ropa —. Tu ropa se ve muy de noble, ponte esto.
Este se da la vuelta, mientras rápidamente comienzo a vestirme, era un atuendo de 2 piezas en color café con blanco, se me dificultaba ponerme el corsé sin ayuda.
—¿Me ayudas? — Le digo mientras me volteo, este comienza a apretar los cordones, deja algunos flojos, haciendo que sea fácil para mí respirar, me acomodo la falda, pues estaba bastante arrugada —. ¿Cómo me miro?