Había pasado una semana desde la última vez que mire a mi padre, pues a la hora que llegaba del banco él estaba dormido, y a la hora que yo me levantaba para irme él ya se había ido a entrenar, estaba llevando las cosas bastante bien, aunque me equivocaba bastante, Florence y Charles me ayudaban bastante e incluso les cargaba la mano un poco con las cosas, pues apenas iba aprendiendo y era difícil aplicar la teoría a la práctica.
Me recargo un poco en el escritorio mientras me traen una taza de té, mi sistema se había sobrellenado de cafeína estos últimos días por tratar de perseguir a cada uno de los culpables de la desaparición de las 300 monedas de oro faltante, mi cabeza iba a estallar.
—Señorita, tenemos al príncipe heredero — Me dice, pues, aunque era el príncipe, debía de solicitar una audiencia.
—Hazlo pasar — Digo mientras me alisto un poco el cabello y Florence sale, antes las mirabas esconderse de las miradas de sus compañeros, ahora lucia tan alegre y con confianza en sí mismo que lo anterior quedaba debajo de la tierra, este entra con un ramo de flores, dejando a todas los empleados boquiabiertos.
—Señorita de Clue, pronto partiré a la guerra y me gustaría invitarla nuevamente a comer, pues la última vez no se pudo — Me dice mientras me da las flores, eran tulipanes, la verdad eran mis flores favoritas y no había comido nada desde el desayuno, asiento y me voy con él, tenía muchas preguntas, las personas que pasaban nos hacían una reverencia, así sería si mi vida si me casara con él, me acostumbraría a una vida donde se tengan que arrodillar.
El carruaje estaba enfrente, pero este se niega y se pone de lado de la calle.
—Al lugar donde la quiero llevar está cerca — No tenía oposición, así que camino hacia el lugar que él me pedía, las personas nos miraban y murmuraban, a diferencia de su hermano, el príncipe heredero me miraba con ojos de deseo por celos de su hermano, Sebastián me quería porque era algo que no podía tener, entramos al restaurante, este entra y se instala en la mesa que da para la calle donde todos podían vernos.
—¿Cómo que le gusta la atención alteza? — Le digo mientras me siento delante de él, él pide una carne con salsa de champiñones y espárragos, mientras que yo un pescado con fruta y ensalada. Él pide una botella de vino aun sabiendo que yo no podía tomar.
—Quiero hacer un negocio con usted — Me dice directo.
—De esa magnitud lo debería de hacer con mi padre — Le digo mientras nos ponen los platos de comida.
—No, quiero hacerlo con usted — Me dice entregándome los papeles de una propiedad, reviso con cuidado de que se trataba.
—Ya no se puede vender una propiedad alteza, su padre lo prohibió — Le digo devolviéndole los papeles de la propiedad.
—Te la estoy dando a cambio de un favor — Me confiesa mientras traen la comida —. Puedes considerarlo como un soborno.
—¿Disculpe? — Digo le doy un sorbo al agua con limón que nos habían dado.
—Cuando gane la guerra, quiero tener el apoyo total de su familia. No como su futuro yerno, sino como un aliado — Me dice, era un ser bastante confiado y avaricioso.
—¿Y por qué lo habla conmigo y no con mi padre? ¿O bien con mi madre? — Le pregunto dándole un bocado al pescado, este estaba tan bien cocinado que se derrite en tu boca, sabía delicioso y me gustaba la mezcla de sabores.
—Porque no me interesa tener una buena alianza con personas que quieren mi estatus. Seré más sincero, sé que no puedo ganarte por la vía amorosa, así que tal si te gano con un buen trato — Sonrió un poco.
—Yo no soy la heredera y usted lo sabe, así que es un poco inútil — Este termina su comida antes que yo, haciendo que a ambos nos retiren los platos de comida —. ¿No cree un poco inútil todo esto?
—¿A qué se refiere? ¿El negociar con una niña? — Ambos nos reímos por compromiso.
—Una niña para los negocios, pero una mujer para ser su esposa, en fin, solo un objeto para su convencía — Me levanto, mientras los meseros se acercan —. Declino su soborno, carguen el costo de la comida a la cuenta de mi padre.
—No, permítame a mí — Me dice el príncipe falso, dejando los papeles de la casa, este los toma y se los da a una de mis damas que había llegado —. Respecto a esto, tómelo como un regalo de matrimonio.
Este besa mi mano, haciendo que solo sienta náuseas. Vuelvo a tomar asiento, mientras me traen de nuevo la comida, quería llorar, pero comienzo a comer para evitar sentir las ganas de llorar.
Caminaba de regreso al banco, cuando veo a mi padre parado frente a él, me acerco a él y este me abraza allí enfrente de todos. Varios murmuran, pero solo eran un padre y una hija que estaban a punto de separarse.
—¿Cuándo te vas? — Le pregunto mientras él trata de separarme solo por las apariencias.
—En 2 días — Me dice una vez que estamos dentro del carruaje —. No sé cuándo vuelva…
—Te esperaré padre — Le digo sonriendo, este me acaricia la mano. Yo ya estaba llena, pero aun así lo acompañe a la hora de la comida, comía un suflé de mango mientras él hablaba con mi madre, me estiro para agarrar más crema batida, pero mi madre me detiene.
—Qué hermoso camafeo, ¿De quién es? — Había olvidado ocultarlo.