Destino Comprometido

CAPITULO 10

La pregunta había hecho un silencio incomodo entre ambos, pero quería respuestas, él se portaba tan especial conmigo y luego tan distante sinceramente no lo entendía, lo tomo de la mano, y este la aparta de una forma educada, pero bastante obvia, ser discreto no era parte de sus virtudes.

—A veces me pregunto si mi hermana no hubiera muerto, las cosas hubieran sido como son contigo... — Me dice hablando calmado —. Me gusta jugar contigo... Ver tus reacciones...

Unas lágrimas de mi cara se caen haciendo que el frene en seco sus palabras, dándose cuenta de lo que acaba de decir, la palabra "Jugar" resuena mi cabeza, Charlotte se acerca mirando toda la escena, busca mis ojos para poder entenderme, pero no podía, me pongo de pie y me doy la vuelta para calmarme, y hacerse señas de que me quería ir.

—Señorita, ya es tarde — Me dice calmada, mientras me da un pañuelo para mis lágrimas.

—¿Nos podrías cubrir unos momentos más? — Niego con la cabeza, mi padre tenía razón, las espinas pican y te hacen sangran, sin importar lo bello de la flor —. Sofía, déjame hablar.

—Su majestad, perdone me tome atribuciones que no me correspondían como también sobrepase mis limites, espero pueda perdonarme y podamos volver a ser como éramos antes — Le digo mostrando respeto —. Permiso, me retiro primero.

Me quito la bufanda y la dejo en la banca, esperaba que el dijera algo, pero era evidente para él yo era una niña, y estaba bien, le sonrío y este se queda serio, cuando voy a medio camino olvido que había dejado el bonsái allí, me regreso y no había rastro de él ni del árbol, comienzo a llorar, pues lo único que tenia de él era la pulsera, mi padre estaba allí, solo se acerca y me consuela. El parecía saber todo, como siempre los padres tenían la razón.

2 días después...

Hoy era el día en el que mi padre se iría, la emperatriz había hecho una celebración nacional para despedir a todos, había escogido un vestido verde oscuro bastante sencillo, pues quería que resaltara el color y para que combinara con la pulsera, pero obviamente no la portaría el día de hoy, camino para tomar la mano de mi padre, era un día triste, así que solo me queda acomodarme en su pecho buscando un poco de consuelo, ninguno de los 2 hablaba sobre lo de hace 2 noches, mira mi mano con el anillo de la familia.

—Espero regresar y ver las cosas tal y como las deje — Me dice haciendo referencia al banco —. Te encargo a tu madre y a tu hermano.

Este le toca el vientre a mi madre, todos nos bajamos, mientras me pongo de lado de la emperatriz esta lloraba por su esposo e hijos, toda la familia imperial iría a la guerra, y el archiduque de Asier sería el encargado del estado, me acerco y beso la capa del emperador, mi madre me había recomendado para ser la que despediría a los soldados, y aunque mi corazón estaba a una acción de romperse trataba de dar lo mejor de mí.

—Gloria y triunfo a su majestad el emperador, hablo por el pueblo al decir que esperamos su pronto regreso con la victoria — Este me sonríe y se despide de su esposa, subiéndose a su caballo.

—Señorita Clue, le traeré la victoria y me asegurare de cumplir mi promesa — Me dice el primer príncipe, mientras por primera vez correspondo y le beso la mano, dándole mis respetos y con ello un pañuelo, todos gritan de la emoción, en el lenguaje aristócrata el dar un pañuelo era signos de enamorados, este busca entre su ropa algo para darme, niego con la cabeza pues no quería nada de él, solo queda besarme la mano, sentía como mi corazón se comprimía del dolor, ambos hacíamos todo esto por resentimiento a la misma persona, en eso no éramos tan diferentes, ambos éramos egoístas. —. Le mandare cartas.

—Esperare con ansias su regreso majestad — Quería llorar, mi padre me mira saludándome mientras me lanza un beso y va tras el primer príncipe, el caballo galopaba, Sebastián solo me mira empuñando su espada mostrando el lazo que había en ella, e irse sin decir nada, caigo de rodillas llorando porque era nuestra despedida. Ahora si podía llorar, ahora que nadie me reprimiera, mi madre se acerca a ponerme de pie, pues estaban mirando y el vestido se ensuciaba.

No me importaba, solo quería algo que anestesiará mi dolor.

7 meses después...

Era la mitad de la noche y mi madre había entrado en labor de parto, estaba en el estudio de mi padre revisando unas cosas con Charles y Florence, mientras esta noche se decidía si mi posición de heredera corría algún peligro, camino de un lado a otro mordiéndome las uñas, deseaba que todo saliera bien, pero que fuera una niña, deseaba con todo mi corazón que fuera una niña, Charlotte entra con una bandeja de delicias, es un tipo de dulce blando hecho con almíbar y algún gelificante, se había hecho muy común entre las damas por provenir de Turquía.

El llanto del bebé hace que la piel se me ponga china, mis manos temblaban, la nodriza entra con una gran sonrisa.

—Joven ama, dios bendigo a la familia con un varón — Me tapo la boca del miedo, dios no había escuchado mis egoístas plegarias, ahora que debía de hacer. Como era la tradición tenía que ir a darle nombre a mi hermano pues era la dueña de la casa en ese momento, al heredero de todo, había escogido el nombre de bruno pues este significaba oscuridad. Entro al habitación tenía un olor raro, no sabía explicarlo, mientras mi madre estaba en su cama llena de sudor, con la respiración agitada —. Sufrió un desgarre al momento de tener al bebé, por lo que necesitara reposo.




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