Destino Comprometido

CAPITULO 12

Estaba lista para atacar, pero lo que había en los arbustos era un simple conejo, este aun así me sostiene fuerte de la mano, se miraba asustado, tomo una piedra y la lanzo para asustarlo mi intención no era darle así que le doy un poco lejos este sale saltando lejos de nosotros mientras que él logra respirar, me rio dándome cuenta mientras su risa es nerviosa como si hubiera visto algo que no debía.

—Me gustaría que fuera nuestro secreto — Dice mientras le doy agua y atraigo a los caballos —. Cuando era niño, los castigos de mis maestros eran demasiado excesivos y me encerraban con conejos, al principio son lindos, pero cuando tienen hambre son capaces de morder todo.

Este sudaba frio al contarme era como si me contara algo que jamás le había dicho a nadie.

—Quiero agarrar más nivel social, para evitar que esto suceda... — A pesar de ser el heredero de los textiles de su padre, quería hacer algo tan noble, ambos subimos a nuestros respectivos caballos, mientras cabalgábamos en la noche.

Ninguno de los 2 dijo nada más por el resto de la noche, lo único que decíamos era para compartir agua o algo de comer, sentía mi corazón acelerarse cada vez que pensaba en encontrar el cadáver de mi padre que haría si el resultaba muerto, lo primero que pasaría es que tal vez el banco quiebre pues no confían en una mujer, lo segundo es declarar el ducado disuelto pues mi hermano era aún muy pequeño para hacerse cargo, y yo no podría por estar en la lista de princesa heredera.

—El duque está vivo... — Me dice el sacándome de mis pensamientos —. Ya no llore, él está vivo.

—Lo sé, solamente me puse a pensar en todo — Le digo limpiándome la cara con mis manos. Este me da su pañuelo me doy cuenta de que me había manchado de tierra, estaba amaneciendo a la lejanía se miraba un campamento —. Cuando volvamos recuérdame permitirte una audiencia para establecer el contrato.

Este sonríe mientras galopamos mucho más rápido para poder llegar, el campamento se miraba sucio, y olía muy mal una mezcla de orina con eses, alguna carne se estaba pudriendo.

—Atención, la Duquesa de Clue y su escolta — Anuncia uno de los caballeros mientras me ayuda a bajar, todos mostraban respeto.

—¿Dónde está el cuerpo? — Pregunto mientras indico que todos regresen a sus cosas, este me guía a una de las casas de campañas. El olor era nefasto, Alexander me da un paño para cubrirme del olor, este tenía hierbas que aligeraban el olor.

—Ya te dije que no es el maestro — Dice un hombre dentro de la campaña, me costó unos minutos reconocer a Sebastián, tenía su cara más cuadrada repleta de barba máximo de 10 días, y sus ojos aun mantenían su brillo —. ¿Qué hace una mujer aquí?

El hombre que estaba en esa cama tenía la misma altura de mi padre, e incluso la misma complexión, pero sus manos, no eran las de él. Alexander pone su mano en mi espalda mientras doy gracias a dios, me limpio las lágrimas y sonrió.

—No, no es el duque — Descubren la cara, solo para que me asegurará.

—¿Sofía? — Pregunta el príncipe, había pasado 2 años desde la última vez que me vio.

—Es un placer verlo después de tanto tiempo segundo príncipe — Alexander se ha reverencia para él era la primera vez que lo veía —. Le presento a mi amigo, Alexander de Priego.

Este no le presta tanta atención a él, si no a mí, me mira varias veces.

—Perdona, te imaginaba diferente — Me seguía tuteando una vez afuera de la casa de campaña, regale más de 200 monedas para que le dieran a cada soldado caído una muerte digna.

—Lo tomare como un halago, alteza — Nos alejamos un poco para hablar con los demás soldados —. ¿Alguien sabe dónde se perdió mi padre?

—Duquesa, él se perdió por la costa de rio blanco — Pienso antes de hablar, esa costa era conocida no por ser la más segura, conociendo a mi padre, este se refugiaría en cualquier cueva hasta que la ayuda viniera a él.

—¿Cuántos días son cabalgando? — Pregunto mientras todos se miran entre sí.

—Sofía, no estás pensando ir — Me pregunta Sebastián tomándome de la mano.

—Príncipe, no olvide los honoríficos — Este da un paso hacia atrás. Había una gran barrera entre ambos.

—Emboscada — Gritan mientras hombres armados se acercan a nosotros, maldita sea, venían desde la dirección que nosotros llegamos, volteo a ver a Alexander.

—Vienen de la capital — Grita, mientras saco mi espada, jamás había usado una en un verdadero campo de batalla, solo en entrenamientos —. Tu al caballo.

Chiflo para hablarle a mi caballo, mientras Sebastián me jala para alejarme, pero me safo, Alexander estaba en peligro me acerco corriendo para patear a uno de los soldados, y ayudarlo a ponerse de pie, habíamos venido juntos y nos íbamos juntos.

Sebastián nos jala a ambos para entrar a una casa de campaña.

—¿Qué demonios te pasa? — Me dice susurrándome.

—Cuide sus palabras con la duquesa príncipe — Se interpone entre los 2, los gritos se escuchan afuera, no nos podemos quedar aquí, Alexander comienza a buscar en los baúl, hasta dar con un arco con flecha.

—Ustedes 2 quédense aquí, no puedo arriesgarme a que 2 niños mueran — Sonaba como un hermano mayor gruñón.




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