Destino Comprometido

CAPITULO 16

No podía respirar ni mucho menos abrir los ojos, mi cuerpo pesado no tardaba en tocar fondo, ¿Así iba a morir? Mi madre jamás me volvería a verme como la vez que miro que la emperatriz me pidió que me fuera, mi padre como esa chica de 16 años que se quedó llorando, pidiendo a dios que regresara, siento como toco fondo, mientras al abrir los ojos, estaba mi padre nadando hacía mí, Acaso quería tanto que alguien me salvara que me imaginaba a la persona que más quería.

—Sofía abre los ojos — Escucho la voz de Alexander a la lejanía, no podía abrir los ojos, hasta que escucho una voz en el oído que decía que los abriera, escupo el agua, mientras miro a mi padre, la edad le había sentado bastante bien, tenía el cabello canoso, arrugas alrededor de los ojos, y algunas manchas en la cara. Me miraba preocupado, pero alegre.

—Papá... — Le digo mientras el parece reconocerme la voz, mientras comienzo a llorar, este me abraza, tenía años sin mirarlo, y este ahora me abrazaba, lo tenía cerca.

—Sofía, mírate... Estas preciosa... — Sus ojos que traían lágrimas en sus bolsas de ojos me acariciaban, mientras me besa la frente —. ¿Qué haces aquí?

—Papá, la emperatriz quiere matar al segundo príncipe me mando aquí para buscarlo y llevarlo a la capital, el archiduque tomo la ciudad — Le digo mientras este me ayuda a levantarme, este lucia en perfecto estado, el único mal que había era la edad en él.

—Duque, usted estaba perdido — Dice Alexander mientras este tiene una cara que no sabía de qué estábamos hablando.

—Me llego una carta el día de mi cumpleaños 18 que estaba perdido, e incluso por meses antes no recibí ninguna carta de su parte — Este me da su saco mientras nos acercamos a la fogata, este busca entre sus cosas, y me enseña que habíamos seguido compartiendo cartas, nada había cambiado, saco de la bolsa la carta que me decía que se había perdido en acción —. Nos tendieron una trampa...

Comienzo a contarle todo, desde ese día en la base e incluso como había mirado al segundo príncipe y como nos emboscaron, el me pregunta y nos damos cuenta de que todo estaba planeado, como es que no nos habíamos dado cuenta, había sido tan estúpida, sin darme cuenta había sido una pieza de ajedrez para la rebelión del estado, solo rezaba a dios que el segundo príncipe no regresará pues su cabeza sería la primera en rodar.

—Tenemos que ir a la gran base — Nos dice mientras apaga el fuego, siento un dolor demasiado fuerte en mi pierna que hace que me doble, la flecha me había cortado por arriba, creándome una herida no tan profunda, tenía demasiado frío, me recargo en Alexander, todo se vuelve borroso, mientras me desvanezco entre sus brazos, mi pierna no dejaba de arder, solo escucho como hablan de que pudiera estar envenenada, así que me tiraron a matar.

Solo escuchaba palabras a lo bruto, mientras sentía la turbulencia de una carreta, mientras mi cabeza estaba mojada.

—Duque la temperatura no baja — Habla alguien que no podía reconocer.

—Sebastián... Tengo frio... — Cierro los ojos mientras estiro mi mano y siento como la estrechan, mientras la acarician, quería dormirme otra vez, pero también ver las estrellas, ver el cielo estrellado, vuelvo a quedarme dormida, sin darme cuenta...

No sabía cuánto había pasado cuando abro nuevamente los ojos, estaba en una casa de campaña, Alexander estaba dormido a mi costado, este tenía la costumbre de roncar mucho, se escuchaba ruido al exterior, que me llamaba la atención, me quito la sabana para darme cuenta de que mi herida casi estaba cerrada a excepción del color amarillo que lo rodeaba. Me siento un rato para comer el pan tostado que había allí, haciendo que el ruido del crujido despierte a alexander, sonrió y lo saludo con la mano.

—¡Sofia! — Este me abraza mientras que un caballero entra a ver y salir de aquí, Alexander me cuenta que estuve dormida por 8 días enteros, y hace 2 habíamos llegado aquí, mi padre entra con el primer príncipe, la gran base estaba a 10 días cabalgando, pero contando que a nosotros nos llevaron en carruaje y sumándole el tramo que avanzamos porque no sabía nadar, había hecho que llegáramos temprano.

—Su alteza, Ethan — Este se sienta al borde de la cama, mientras me pide que cuente todo de nuevo, repito la historia desde el principio, sin omitir nada, mientras enseño los papeles que avalaban mi historia, la cara del primer príncipe se destruye varias veces al escuchar mi teoría de que su madre había planeado cada evento que sucedió por los años.

—¿Por qué deberíamos de creerte? — Me dice tan frio como siempre, lo tomo del brazo, mientras veo su cara de dolor.

—No tengo razón de mentirte Ethan, lo que te cuento es verdad — Este hace una seña para que nos dejen a solas, la edad lo había hecho realmente apuesto, entonces recuerdo a mis amigos —. Alteza, a unas horas de la frontera hay una posada.

—¿Con la señora Berenice? — Me pregunta —. ¿Qué hacías en ese lugar, es donde van todos los criminales?

—Allí, había mercenarios que me iban a ayudar... — Le digo, pero este solo me observa, es como si algo pasará —. Majestad...

—Nada, solamente te miras más grande — Me dice, mientras me río, hasta mi padre había tardado en reconocerme.

—Ahora tengo 18 majestad — Él pone el cabello tras mi oreja, mientras me ayuda a ponerme de pie, necesitaba ayuda para levantarme, este estaba igual de alto que la última vez que lo mire, pero a diferencia de que ahora podía alcanzarlo un poco más, me agarra fuerte de la cadera para que pueda caminar aun cojeaba un poco.




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