Destino Comprometido

CAPITULO 17

Ambos entramos a la casa de campaña para tener una conversación, pero solo estábamos sentados callados, ninguno de los 2 iniciaba una conversación, este saca su pañuelo y me lo da, en este tenía pequeños frutos rojos, para que comiera, amaba los frutos rojos este acaso solo quería hablarme para dármelo.

—¿Estas segura que mi ma... la emperatriz te uso de carnada? — Me dice él, que egoísta era al pensar que me iba a hablar de sus sentimientos.

—Puedo jurarlo si lo deseas — Le digo mientras este se limpia la cara —. ¿Y tus lentes?

Le pregunto mientras este se da cuenta que no los traía.

—Los olvide en no sé dónde. Sofía mañana va a salir un carruaje con ropa sucia para Middleton tu y ese niño se irán — Me dice mientras se pone de pie —. Es una orden.

—No — Este se voltea mirándome incrédulo —. Ya no soy una niña a la cual puedes mandar a la cama cuando te aburres de jugar con ella.

—Soy el segundo príncipe, futuro emperador te ordeno que te vayas mañana mismo — Me habla con una voz dura.

—¿Qué demonios paso con el chico que no quería ser emperador? ¿Qué armo un plan con mi padre para no subir al trono? — Lo siguiente que había eran gritos entre nosotros.

—Sofía sigues concentrada en algo que paso hace 2 años — Me dice enojado.

—Y tú me sigues llamando niña — Unas lágrimas salen de mis ojos del coraje —. Odio llorar.

—Si te quedas algo malo puede pasar — Me dice más sereno.

—Y si me voy también, me canse de ser usada — Le digo sentándome —. Mi padre como hija heredera, mi madre como una conexión entre casas, e incluso la emperatriz como una niña ingenua. Quiero hacer mi propio destino, tu más que nadie debería saber lo que es querer hacer su propio destino.

—Sofía... — Este se sienta a mi lado —. Esto no es un juego, aquí mueren personas y puede que mates mirando a esa persona a los ojos. No quiero que cargues con eso, porque las personas que matamos no son malas solo porque piensan diferente a nosotros...

Eso me hace bajar la cabeza, pero aun así no me quería ir, este pone una de sus manos sobre la mía, el me miraba con esos ojos que no sabía que quería decirme, solo sabia algo, que le debía lealtad...

—Majestad, permítame quedarme — Le digo poniéndome de rodillas, Alexander entra mirando la escena.

—Nada de lo que diga te hará cambiar de opinión... — Me suelta levantándose —. Si mueres no pienso cargar con la idea de que fue mi culpa... Si mueres me importará poco...

Sebastián me miraba de una forma que jamás lo había hecho, si pensaba que el decirme niña me había roto el corazón, ahora esto había superado las demás cosas, comienzo a llorar, mientras Alexander me trata de consolar diciendo que no era verdad lo que decía, que tal vez estaba enojado, que se miraba que le gustaba, pero quien era capaz de decirle a la persona que le gustaba que podría morir y a él no le iba a importar, quien era capaz de lastimar a la persona que ama...

2 semanas...

Tenía cerca de 2 semanas de llegar aquí, mi padre había ido a una diligencia cerca del pueblo donde Charlotte estaba con mi hermano, mi padre iría a ver las cosas y conocer por primera vez a mí hermano, estaba acostada en la cama de la casa de campaña había tenido entrenamiento en la mañana por lo que estaba más agotada de lo normal.

—Hey floja, nos toca correr — Me dice Alexander repleto de sudor, me ayuda a levantarme, pero después me deja caer.

—Imbécil, me dolió — Le digo empujándolo, pero estaba demasiado pálido como si hubiera visto un fantasma.

—Iré a llamar al médico, estas sangrando — Me dice mientras miro la cobija, había llegado mi periodo, solo tenía un pantaloncito para esta ocasión, pero iba a necesitar más.

—No, es algo normal... — Le digo apenada —. Necesito que me ayudes, mucho algodón, tela, algo para coser y agua.

Este sale corriendo para conseguir las cosas mientras yo me quedo para cambiarme y no hacer un cochinero, Sebastián que no se había dignado a hablarme en semanas, entra enojado a decirme cosas pues no estaba en el entrenamiento, él era nuestro instructor de espada, sin duda era un maestro implacable, que no dudaba en atacarnos con todo.

—¿Qué paso? — Me dice enojado —. ¿Como quieres defender a mi padre si no te presentas?

Lo ignoro mientras comienzo a guardar mi ropa manchada en un sesto para lavar ropa, sería fácil camuflarlo entre toda la ropa que iba a Middleton pues era sangre.

—Te estoy hablando — Me jala del brazo y en eso apenas mira mi cama.

—¿No te cansas de ser un pedazo de imbécil? — Le digo enojada soltándome.

—2 semanas aquí y ya hablas igual que los demás — Me dice mientras volvemos a pelear, sin duda esto jamás acabaría.

—A ti que más te da, tú me prefieres muerta a que este aquí — Le digo otra vez mis lagrimas salían.

—Yo no dije eso... — Me dice cada vez que lloro lo desarmo.

—Yo lo entendí así... ¿Por qué eres así?... Me gustas y cada vez que me dices esas cosas, o me apartas como si yo tuviera la culpa de todo lo que está pasando, me lastimas, como no tienes idea...




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