Destino Comprometido

CAPITULO 20

Tenía el cuerpo frío de Jack, este había dejado de respirar hace ya un buen tiempo, comienzo a llorar pues el jamás supo que vendrían por él, si yo me hubiera dejado atrapar tal vez el estaría vivo, sus ojos miraban al cielo sin verlo realmente, era como cuando miras algo mientras piensan, no podía callar mis lágrimas, vuelven a hablar y grito de nuevo que estábamos aquí, mala idea al ver que eran los enemigos ya no tenía armas para defenderme y mi dolor era más grande.

Me ponen de rodillas, con las manos en la cabeza para amarrarme con una cuerda, manos en la espalda, bolsa en la cabeza, me extraditan cómo si no supiera dónde es, ni me esfuerzo por luchar, cuando menos pienso ya estaba ante la presencia del rey enemigo.

—Es bastante bella, ¿Qué edad tendrá? — Pregunta mientras me comienza a tocar, murmuraba cosas mientras se acercaba a mi cuello, me provocaba asco —. ¿Qué edad tienes bonita?

Lo ignoro, debía provocarlo, debía de hacer algo para que me golpeará y la emperatriz viera, este vuelve a tomar mi cara entre sus manos, aprovechó y lo escupo, y este me da una cachetada haciendo que caiga mi cara se raspa con la arena.

—Soy el futuro emperador de todo lo que miras, debes de respetarme y venerarme dame tu vida si te la pido sin dudar ¿Me entendiste?

—Púdrete — Le digo mientras siento como este me da varios golpes en la cara, la manera de hacerlo enojar era hacerlo sentir menos, sentía que mi cara ardía, cuando me arrojan a una casa de campaña vigilada. Un hombre estaba sentado mirándome a todo momento.

Mi ropa estaba totalmente mojada, este trata de cambiarme, pero estaba tocando de más, este se ríe mientras me dice que solo dolerá un rato, no necesitaba pensar mucho para que supiera que iba a hacer, comienzo a moverme para evitar que me toque, como puedo pateo, atinándole en sus partes íntimas, mientras pateo su rostro para que este caiga desmayado.

Caigo de espaldas, pues era difícil con las manos amarradas, me acerco al hombre desmayado para cortar la sogas de espaldas, le quito su daga, me subo los pantalones, y amarro mi cabello, estaba asustada, y tenía que huir de aquí.

“Tú checa si esta todo bien” Me acomodo a un lado de un armario, nuestros ojos se cruzan, estaba aterrada.

—Si, esta todo bien — Contesta ignorando que no estaba bien —. Esta amarrada de manos, creo que inconsciente.

“Bien, los de atrás síganme” Le saco la ropa, poniéndome la de él, lo amarro al poste mientras pienso en salir de la misma manera en la que sacamos a mi padre, pero necesitaba que esto acabará aquí y ahora, no pensaba arriesgar a más personas. Así que decido acostarme en la cama, sin hacer nada... 

Ojalá hubiera pensado 2 veces cuando bien pude irme porque los días siguientes eran despertarme a las 5 de la mañana, me mojaban con agua helada para bañarme y después era una golpiza asegurada para que dijera mi nombre, no sabía cuantos días había estado aquí solo pedía piedad, mientras escupía sangre, a la semana, no podía gesticular pues todos los golpes eran en la cara, me dolía abrir los ojos, aunque se me obligara a hacerlo.

—Te preguntaré una vez más, ¿Quién eres y que edad tienes? — Me pregunta el rey, solo sentía el agua salir por mi boca.

—Sofía… Princesa… heredera — Digo mientras miro como la cara de él se pone blanca, había mirado a un fantasma, me comienzo a reír —. Te condenaste aún más hijo de puta…

Este me deja caer, solo para que por accidente quemar mis pies con la fogata que había allí, estos me sacan rápidamente, mientras comienzo a llorar, mis pies ardían mientras comienzo a gritar, me retuerzo del dolor.

—Traigan a la doctora — Grita el rey mientras siento como me estoy muriendo cierro los ojos ante el dolor, no volvería a hacerlo, lo juraba, si había un dios, juraba ante él, esto ya era demasiado, el dolor y como el rey me tapa la boca provocan que me desmaye. Estaba dentro de la casa de campaña del rey, mientras se escuchan las voces.

“La emperatriz nos va a matar” Habla otro hombre mientras el rey trata de calmarlo.

“Le escribí sobre el incidente ella dijo que hiciéramos lo que quisiéramos…” Me fuerzo por no quedarme dormida, el dolor me estaba invadiendo demasiado fuerte “No creo que resista mucho, lleva 5 días así…”

“Papá, pero si ella sube a su hijo al trono nosotros no saldremos perjudicados...”

“No, somos familia… La familia no hace eso…” Me quedo dormida de nuevo, debería de morirme…

Abro los ojos ante el ruido del exterior, el sonido era parecido a la fiesta con la que fui con Sebastián, se escuchan gritos, el soldado que me cuidaba se pone de pie, para ser atravesado por lo que suponía que era Alexander, se miraba demasiado alto y sucio, estaba realmente sucio, no podía olerlo, pero me imaginaba, empuñaba su espada mientras se acercaba a verme, mis ojos se llenan de felicidad, quería reírme, pero no podía.

—Despejado, no es ella — Grita Alexander mientras se acerca junto con Sebastián, ambos me miran, era como si me juzgaran —. Dios santo, que le hicieron a este chico…

—Vete, yo me encargo — Este saca su daga, mientras lo miro, como no podía reconocerme.

—Sebas… tián… — Al llamarlo, este queda totalmente desarmado, sus ojos se llenaron de lágrimas…




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