Destino Comprometido

CAPITULO 27

Había estado hasta muy noche, que me fue difícil levantarme, sentía mi cuerpo pesado sin darme cuenta de que unos años se me habían venido encima, mi padre me despertó mientras ojeaba mi vestido, tenía seleccionado uno en particular, pero la persona que lo hizo solo hizo 2 ejemplares y la modista estaba fuera de rango, iba a ser un día bastante difícil, si le sumábamos que confrontaríamos a la emperatriz.

Recojo mi cabello, había escogido un vestido lila sin adorno, tacones altos de punta, mi cabello estaba demasiado maltratado, por lo que si estaba oculto no se vería mal, Ethan ya estaba abajo, su cabello despeinado, ojos sin brillo, aparentaba estar calmado, pero apostaba que una guerra se formaba en su cabeza, tomo su mano, y este parece salir de sus ideas.

—Luces bellísima — Se esfuerza por sonreírme, para decirme que el emperador quería vernos antes de todo, ambos estábamos demasiado callados, tomo su mano, pero el mira por la ventana y sus ojos me vuelven a ver solamente cuando estamos delante del emperador.

—Se encontró muchas pruebas para acusar a la emperatriz del asesinato de la segunda emperatriz e incluso de la guerra. Un juicio es lo más honorable… — Dice el emperador, pero Ethan cae de rodillas.

—Si se enfrenta a un juicio nuestra reputación quedara manchada — Habla Ethan pidiendo piedad

—Ella merece ser castigada — Dice Sebastián, sus ojos estaban igual de rojos y su semblante era frio.

—Lo sé, pero quiero… — Se atraganta con sus lágrimas, sentía lastima por él, mientras que el emperador pone el veneno, este tenía una apariencia cristalina, los miro a ambos sin creerlo… Entendía lo que significaba.

—Haz que lo tomé… — Era un padre que sentía que su hijo debía de matar a su madre, la persona por la que su madre lucho ahora debía de poner una soga en su cuello y matarla, este lo toma mientras se limpia sus lágrimas. Ethan se levanta para hacerlo. Lo tomo de la mano, ambos lo haríamos juntos, no quería dejarlo solo, el solo me mira con unos ojos llorosos.

—En las buenas y en las malas… — Le digo mientras le acomodo el cuello de su camisa.

La emperatriz estaba sentada en el balcón de su cuarto, todos los cajones estaban abierto y las prendas estaban afuera, supongo que habían sido entre Hiro y Alexander quienes se habían encargado de buscar oír órdenes del emperador, a pesar de estar allí, se miraba demasiado serio.

—Príncipe, hija mía el té ya está listo — Dice con una gran sonrisa, nos sentamos sin duda había preparado muchas cosas, su cabello despeinado y unas grandes ojeras, ella sabía que le esperaba, y no le importaba mucho, nos miraba con asedio —. Sofía, tu supiste todo desde hace mucho ¿No es así?

—¿A qué se refiere? — Pregunto.

—A que yo fui quien planeo la guerra — No tenía ni una pizca de remordimiento, al contrario, estaba calmada.

—Mamá porque… — Ethan comienza a romperse, no le deseaba nada esto a nadie le tomo la mano.

—Leyeron mi diario, allí lo dice todo… — Sebastián entra mientras este también toma asiento a un lado de la emperatriz. El ambiente estaba tan tenso que podía cortarse con unas tijeras, tomo la mano de los hermanos quienes trataban de mantener su compostura.

Ethan saca de su bolsillo el veneno mientras vierte el líquido cristalino en el té de ella, tenía un olor a ajo, este lo vierte todo sin piedad, solo lo mira incrédula, en este momento había perdido la calma. Estaba comenzando a estar ansiosa.

—Las cosas no fueron como dicen en el diario, ellos se pusieron en mi contra y yo tenía que hacer algo para cuidarte, para cuidarlos mis niños — Dice ella mientras trata de agarrar a Sebastián, pero este no quería que lo tocara, había un odio en sus ojos, el chico que lo miraba con admiración ahora lo miraba con horror —. Tu padre, me abandono… En cuanto esa apareció... 

Se limpia los ojos con rabia, el maquillaje estaba corrido y se deslizaba entre su rostro.

—Ella solo pedía verlo y él iba corriendo, el juro serme fiel… Y mintió… — Revuelve el té con su cuchara, mira a Sebastián —. Tú le quitaste el padre a mi hijo… Entonces por que no debía quitarte la oportunidad de ser emperador, eso era deber de mi hijo, pero dios es justo… Dios es misericordioso, Ethan ascenderá al trono y no podrás hacer nada para detenerlo...

—Emperatriz Céline — Unas lágrimas caen de los ojos de esta al ver que ahora su hijo la llamaba por su nombre, Ethan aparta mi mano para mostrar una fuerza impresionante —. Tome el té.

—Ethan, las cosas serán diferente… Por favor, huyamos juntos — Le dice mientras le toma la mano, una madre desperada que buscaba que su hijo lo reconociera.

—Emperatriz tome el té — Esta se negaba, se tira de rodillas ante Sebastián, le rogaba piedad, le rogaba que se portaría bien, que incluso pedía que la mandaran al palacio viejo, pero no quería morir, el emperador no aceptaría que ella estuviera viva.

—Por favor, déjenme hablar con el emperador — Pide ella.

—Mi padre no lo decidió… Yo lo hice… — Dice mientras el agarra el té —. Si no lo tomarás tú, lo haré yo.

Me levanto asustada, viendo como el si era capaz de tomarlo, la emperatriz había salido de su engaño, hasta el final sus lágrimas era un teatro, sin duda era una psicótica, tan cegada por el poder, por la codicia que no le importaba realmente su hijo, si no él peso de la corona, esta se acerca a su hijo mientras me mira.




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