Destino Cruzado // Teller #5

Capítulo #8

Pov Luna Flores

 

Llego a la oficina y me siento mal por llegar tarde, tanto tiempo trabajando en el área administrativa del hospital y es la primera que llego tarde.

Camino con la mirada en mis pies mientras me dirijo a la oficina, saludo a los que me saludan y puedo ver que les parece raro verme llegar con una hora de retraso.

«Maldito mocoso…»

Sera mejor que lo tenga a kilómetros de distancia, su cercanía me pone tensa y por alguna razón mi cuerpo reacciona. Respiro profundo e inhalo, es momento de hablar con Leo y saber si puedo yo ir a visitarlo o el venir a verme. Nos habíamos vuelto inseparables y buenos amigos cuando vivíamos en el orfanato, siempre había estado para mí cuando lo necesite. Me había salvado la vida y eso era algo que nunca podría olvidar, mucho menos dejarlo como decía Sol.

Presiono el botón de encender el computador mientras aprovecho en llamar a Leo. Me siento extraña y nerviosa cada que lo llamo, ya que siempre está ocupado y no me gusta molestarlo.

Luna: ¿Leo…?

No obtengo respuesta, solo unos sonidos raros y mucho ruido para después la llamada cortarse.

Estoy a punto de volver a llamar más no lo hago al ver que es Sol que llega con una inmensa sonrisa en el rostro. Me acerco a ella y la saludo con un beso en la mejilla.

¡Estoy feliz…!

Dice Sol y me arrastra a su oficina, escucho atentamente su relato y la maravillosa noche que tuvo con Alonso. Me siento feliz al verla con esa sonrisa gigantesca en el rostro, pero es necesario que la devuelva a la realidad y es que su madre pidió que se comprometiera con el otro mocoso que espero se haya marchado de mi casa.

—No quiero ser aguafiestas, pero tu madre se pondrá furiosa.

—Descuida que yo sé cómo controlar a mi madre, después de todo casi toda mi vida hemos sido como enemigas juradas —dice Sol encogiéndose de hombros y recostándose en el sofá.

—Me alegra por ti, pero que hago con ese mocoso pesado. Ayer se las ingenió para permitirlo quedarse en mi departamento y no pude…

¡QUÉ…!

Grita Sol levantando del sofá y tomándome de las manos mientras me observa con esos ojazos.

¿Jacob durmió contigo?

Me suelto de su agarre y le corto su pensamiento porque soy consciente de lo que esta maquinando esa cabecita loca.

—No, no durmió conmigo sino en mi casa porque pasaron algunas cosas. —Solo eso, recuerdas que estoy casada —le enseño mi sortija. Porque ese afán de emparejarme con todo el mundo —digo poniéndome seria.

—Creo que la única que recuerda que está casada eres tú y mejor no hablemos de eso porque nunca vamos a coincidir en opiniones, tu no quieres verlo o simplemente no te importa lo que verdaderamente está pasando en tu matrimonio. El día que te enamores de alguien entenderás cuanto tiempo de tu vida estás perdiendo con esa sanguijuela.

Prefiero quedarme en silencio porque no llegaremos a ningún lado con ese tema, Sol siempre reacciona de mala manera cuando hablamos de Leo y no quiero malograr su día feliz.

—Quita esa cara —dice Sol.

—Es la única que tengo. Me siento feliz de verte tan contenta y sobre todo mantén esa sonrisa gigantesca en tu rostro… —digo tomando de las mejillas a Sol.

—Yo también quiero verte feliz —dice Sol haciéndome tragar grueso dado que mi mente me traiciona y por segundos la imagen del dorso desnudo de Jacob cubierto con muchos tatuajes se apodera.

Inmediatamente sacudo la cabeza como si aquello lo alejaría.

¿Qué pensó esa mente sucia? Pregunta Sol con picardía haciéndome reír.

—Lo vi desnudo, me sorprendió ver que tenía muchos tatuajes en el cuerpo.

¿Lo viste desnudo?

—No porque quise, solo que se le había caído agua en la ropa… —y trabajemos —digo viendo el entusiasmo en la mirada de Sol que se queja en reproche por dejar la historia a medias.

Nos dedicamos a trabajar en lo pendiente y acompaño a Sol a dos reuniones programadas para el día para la construcción de una nueva sede en provincia.

—Vayamos a almorzar… —dice Sol y me mira con picardía al no entender me hace señas con las cejas para que mire hacia atrás encontrándome con Alonso, quien nos sonríe, bueno le sonríe a Sol quien camina a su encuentro y yo voy detrás suyo.

—Hola… —saludo.

—Te presento a mi mejor amiga, Sol.

—Te presento a Alonso Teller.

Nos saludamos y acepto la invitación para ir a almorzar con ellos, aunque siento que me va dar un coma diabético de tanta dulzura entre ese par y es raro, nunca fuimos de esa manera con Leo.

¿Cómo te llevas con Jacob?

¿Jacob?

—Sí, el chico con el cuerpo tatuado que viste anoche —dice Sol y juro que quiero asesinarla, puedo sentir mis mejillas calientes por la vergüenza que siento.

—Me olvide que tenía cosas por hacer así que me marcho, te veo en la oficina —digo poniéndome de pie y salir huyendo del restaurante.

«¿Sol es mi amiga o enemiga?»

Recibo un mensaje de Sol indicándome que no regresara a la oficina que me encargue del resto y así lo hago. Me pierdo en los papeles e informes que tenía pendiente por revisar y dejarlos listo para que ella los firme el día de mañana.

¿Dónde está mi hija?

Levanto la mirada encontrándome con el rostro furioso de la madre de Sol.

—Eh… eh… —tuvo una cita con el señor Rivasplata.

Resopla y me da una de sus miradas de desprecio, y algo dentro de mí me dice que su desprecio se debe a la verdad de mi origen que hasta el momento no tuve valor de preguntarle y solo me quede en silencio ante sus malos tratos.

No dice nada, se da la vuelta en sus propios tacones y se marcha.

Suelto el aire que tenía contenido en los pulmones y decido que es momento de volver a casa. Arreglo los últimos documentos y apago el computador para volver a casa deseando mentalmente que ese mocoso no se encuentre en ella. Me pareció raro que en todo el día no me haya escrito y mucho menos llamado.




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