Destino Cruzado // Teller #5

Capítulo #12

Pov Alonso Teller

 

Descubrí que había sido una mala idea jugarle una bromita a Luna. Tenía una bolsa de hielo en la nariz, Luna me había metido un puñete en la nariz cuando le dije que habíamos pasado una noche loca de pasión.

—Ya… ya… —pido levantando mi mano libre para pedirle que se detenga, que suficiente fue con el puñete en la nariz.

—Nunca te atrevas a molestarme, soy cinturón negro —dice Luna enseñándome su puño.

—Prometo nunca más hacerlo —digo levantando mis manos en símbolos de rendición —. Suficiente con que me hicieras sangrar la nariz.

Luna me mira seria y puedo notar la culpa en su rostro, aunque trate de ocultarlo y sé que es mi momento para atacar. Nadie mejor que yo para hacer sentir culpable a las personas.

—Tu deberías disculparte conmigo, fui a salvarte y que recibo en agradecimiento.

¿Salvarme?

—Sí —digo fingiendo una voz sentida y lamentable.

Noto la confusión en su mirada y camino hacia mi celular, le enseño el video que le grabe como prueba cuando ella vomito en mi auto, me vomito encima y también en la playa de estacionamiento.

Conociendo tu personalidad tuve que asegurarme con pruebas.

—Yo… yo…

—¿Tu qué? —digo poniéndome serio. No solo me vomitaste, también tuve que pagar tu cuenta y escuchar tu llanto diciendo que odias a los hombres, como era hombre me agrediste —miento y la culpa en su rostro se hace más notorio.

Ella se me acerca demasiado y me quedo quieto por su cercanía. Toma mi mano entre las suyas… —yo en verdad lo siento, juro que te compensare.

¿Cómo?

—Pagare la cuenta, te comprare una muda de ropa y limpiare tu auto.

¿Solo eso?

—¿Qué más quieres? —pregunta algo dudosa.

—Acepta salir conmigo, una cena por cada cosa que dijiste que harías por mí.

—Te dije que soy casada, no quiero que malinterpretes nuestra relación.

¿Por qué no llamaste a tu esposo?

Internamente estaba agradecido que ella no recordara nada, sino me hubiese ganado un golpe por mentirle. Era la primera vez en mi vida que mentía a una mujer para tener una oportunidad. Estaba loco por intentar bajarle la esposa a alguien más, pero es su culpa por dejarla sola. Si Luna fuera mi esposa no la dejaría ni a sol ni a sombra.

¿Mi esposo?

Escucho su risa irónica, pero en su mirada puedo notar el dolor que intenta ocultarlo cuando me regala una sonrisa forzada y esta vez soy yo quien se siente culpable por recordarle a ese idiota que por lo visto es el causante de su borrachera.

—Quiero ser tu amigo —digo sonriéndole genuinamente. Puedo escucharte y estar para ti cuando necesites a alguien que te escuche, prometo no juzgar. —Soy bueno escuchando, al menos así dicen mis hermanas y madre.

En ese momento siento la necesidad y por alguna razón Luna me da la confianza para abrirme ante ella y contarle algo de mi historia. —Sabes, yo solo busco una amistad y cuando te conocí sentí ese deseo de ser tu amigo, me sentía bien a tu lado y podía hablar, reír y olvidar de todo lo que me agobia.

Yo tenía una novia que me abandono por alguien más, por eso te aseguro que no estoy interesado en una relación. Al menos no por ahora, solo pretendo ser tu amigo —digo con sinceridad y ella me observa detenidamente, buscando si existe alguna mentira en lo que dije.

Respira profundo.

—Seremos amigos —dice Luna tendiéndome la mano el cual me apresuro en sostener y en mi cuerpo siento una fuerte descarga de energía recorrer mi cuerpo.

Sostenemos nuestras manos y es como si el tiempo se paralizara, ni Luna quiere soltar mi mano y yo mucho menos, quiero más de ella.

—Tu nariz —dice Luna y siento que algo caliente me baja.

—Es sangre —dice ella apresurándose en buscar algo para secarme la nariz.

Inclino para atrás la cabeza y evitar que la sangre siga bajando. Luna me sostiene de la nuca mientras que me limpia la sangre y puedo escuchar su risita que no me enoja, al contrario, me provoca sonreír con ella.

¿Debería aprendes Karate?

—¿Quieres vengarte? —pregunta.

—No soy un hombre vengativo, mucho menos agrediría a una mujer. Pero me lo tengo bien merecido tu golpe, te jugué una broma pesada… —después de todo eres una mujer casada.

¿Casada?

—¿Qué pasa?

—No sé qué es estar casa, tenía fijo el significado del matrimonio, pero ahora ya no se cuál es el sentido de estar casada.

¿No entiendo?

—Ni yo misma entiendo que está pasando, pero estoy segura que en un matrimonio debe existir lealtad, confianza y mucho apoyo. Pero en mi matrimonio no existe lealtad —dice y puedo sentir la decepción en su palabra.

¿Tuviste problemas co tu esposo?

—Tendremos problemas… —dice seria. —Listo, ya limpié tu herida. Pero por seguridad debería llevarte al hospital no vaya a ser que te rompí algo —dice Luna encogiéndose de hombros.

¡Gracias!

—No soy tan débil.

—Lo se… —dice Luna tomándome de la mejilla haciendo que mis ojos se abran como platos al igual que el de ella, mis ojos alternan entre sus ojos y sus labios y puedo sentir su respiración golpear contra mi rostro. Trago grueso y puedo sentir ese sudor frio recorrer mi espalda, mi corazón late fuertemente y siento la necesidad de besarla.

Uno…

Dos…

Tres…

Cuatro…

«¡Maldición!»

El teléfono de Luna suena rompiendo nuestro momento, juro que si llegaba a cinco la besaba. Quería probar el sabor de sus labios.

«¡Malditos aparatos tecnológicos…!»

Recobro compostura y camino hacia donde esta Luna, me detengo al escuchar las palabras que salen de sus labios y no puedo creer que tal idiota exista en este mundo.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.