Destino de luna

Un recibimiento nada adecuado

El día pintaba para ser uno de los más brillantes en aquella época del año. Era una lastima que por aquellas circunstancias no pudieran contemplarlo como era debido.

La ciudad "Belwin" había sido una de las más poderosas y elegantes para la humanidad en años pasados. Pero una jugada en el destino hizo que la corrupción y el caos destruyeran esa ciudad lo cual hizo que los hombres lobo pusieran sus ojos ahí formando los orígenes para los nueve clanes.

Habían quedado pocos humanos que con el tiempo se fueron alejando mientras otros más sufrieron ataques de está especie, al grado de quedar en su totalidad deshabitado de ellos.

Ahora los hombres lobo era la mayor población en esta ciudad, nuevas reglas, nuevos retos y sobre todos nuevo sistema. En ocasiones era nombrada la ciudad de la fiesta y era una tentación para los humanos que querían creer en historias fascinantes llenas de emoción y con un toque sobrenatural.

Las fronteras y lejanias comenzaron a ser el objetivo de los nueve clanes quienes poco a poco se expandieron en estos sectores. Tantos lobos necesitaban más espacio.

Al entrar en la ciudad Krow se encontró con uno de los exploradores. Un hombre lobo que estaba totalmente transformado pues la luna de la noche anterior lo había provocado. No todos los lobos podían controlar su transformación, solo los de alto rango. Algunos lo habían logrado solo con su voluntad como Krow New mientras que otros más lo hicieron gracias a unos brazaletes que inivian la transformación.

Al inicio estos brazaletes fueron usados como entrenamiento, se deseaba lograr el control y eran solo una ayuda para lograrlo. Pero algunos nunca triunfaron con este entrenamiento y decidieron quedarse con el brazalete de por vida.

El explorador era uno de los desafortunados que no tenían uno de estos y que sufría las transformaciones y cambios por las diferentes etapas de la luna.

Actuaba como un carroñero buscando en la basura que se acumulaba afuera de la ciudad. Entre la hierba alta dejaban desperdicios de comida que quedaban de las fiestas. Residuos que carecían de lo más buscado por aquel carroñero...carne.

-¿Cómo te llamas muchacho? -Krow se dirigió a él desde su posición. -El sol ha salido, ¿Puedes contenerte?

El lobo solo lo miró y gruñó como un perro que defiende su comida.

-Tranquilo soy yo, el líder de los nueve clanes, New Krow. -Se mantuvo a distancia pues más que una pelea buscaba respuestas.

-Yo reconozco a líder. -Dijo con voz tartamudeante y acercándose a él en cuatro patas. -Tú eres el líder.

-Asi es muchacho muy bien. -Bajó la guardia poniendo una sonrisa en su rostro al sentirse identificado. -Ahora necesito que te controles y respondas unas preguntas. ¿Puedes?

-Yo atacar a líder. -Dijo estás palabras lanzándose sin previo aviso contra Krow quien no pudo reaccionar al sentirse en confianza. -El líder es un traidor, debemos matar al líder.

Krow se quitó del brazo a su atacante quien rápidamente se prepara para lanzarse de nuevo.

-¿Qué te pasa estúpido?, No tengo tiempo para esto. -Su brazo quedó herido goteando un poco de sangre, eso le hizo retroceder y ponerse en guardia. -Yo no soy un traidor.

Después de decir esas palabras se abalanzó contra el lobo que lo atacaba. Lo superaba en velocidad y fuerza así que pudo ponerse detrás de él para sujetarlo del cuello e incapacitarlo en movimiento. -Detente estúpido, soy yo, tu líder.

El lobo seguía forcejeando y no se permitió bajar el ataque. Con toda la fuerza y agresividad que aún tenía intentó soltarse lo que hizo enfurecer a Krow quien giró su cuello para dejarlo noqueado inmediatamente.

Al caer el lobo cuyo pelaje era color anaranjado, similar al de un zorro. Krow se preocupó más por las palabras que le dijo y es que aunque estuviera sin control había un significado profundo en lo que dijo.

-Ese estúpido me dijo traidor, parece que las noticias de mi general muerto viajaron rápidamente y están distorsionado las cosas. -Se veía muy preocupado por lo que eso podía desencadenar.

-Lo bueno es que ya estamos aquí y podrás aclarar todo con ellos. -Intentaba ser positiva y así contagiar a Krow con esos sentimientos.

-Los lobos no somos así, difícilmente escúchamos y entendemos las circunstancias. -Frotó sus brazos para sanar la nueva herida que tenía. -Es más fácil para nosotros pelear e imponer nuestras ideas que sentarnos en una mesa para discutir lo que está mal. Es así de simple.

-Son tan complicados, deberian pensar en cambiar algunas cosas y así podría fluir mejor su sistema.

-Nuestro sistema funciona bien, al menos hasta este percance lo había hecho, ¿De qué nos serviría cambiar?

-Para empezar creo que les ayudaría a evitar este tipo de mal entendidos. -Su voz era entre sarcástica y burlona pero tenía razón en lo que decía. -Segundo, creo que el tener una comunicación sería agradable para cualquier civilización.

Ambos seguían caminado mientras tenían esa conversación sobre la forma de presentarse en una situación civil. Habían dejado al lobo noqueado varios metros atrás y comenzaban a sumergirse en la ciudad.

-Además este lugar es tétrico aún para ustedes. -Continuaba su análisis la joven bruja. -¿Nunca han pensado en recoger, adornar, aprovechar los espacios mejor? Parece un caos.

-Guarda silencio. -Pidió Krow muy seriamente y deteniendo su andar brucamente. -Alguien se acerca.

-Tus super oídos de lobo son muy buenos, solo tengo que preguntar. ¿Aliados o enemigos?

-Deberian ser aliados pues son de los nueve clanes, pero no sé que intenciones tengan.

Enfrente de ellos había un edificio con grandes daños estructurales pero que aún se mantenía en pie. De el salieron varios lobos en distintos puntos, estaban perfectamente organizados y distribuidos para cualquier emergencia. En el centro estaban tres a quienes Krow reconoció inmediatamente, eran tres generales de los nueve clanes.




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