Destino de luna

Desfile de brujas

El día avanzó muy rápido para todos. Más para los generales quienes sentían la presión y responsabilidad por salvar a los nueve clanes.

La luna brillaba como pocas noches en el año, su brillo y esplendor cobijaban a todos en aquella ciudad que aguardaba en calma el inicio de la tempestad.

Los lobos ya comenzaban a acostarse, los que se quedarían de guardia estaban recostados en las afueras de la ciudad. Sus cuerpos se habían adaptado a dormir en el pasto, otros más podían controlar ligeramente su trasformación y se acostaban como buenos cazadores al asecho. Todo para garantizar la seguridad de los que ahí habitaban.

De pronto, un ruido les comenzó a llamar la atención, sonaba como fuertes tambores o como si un gran ejército marchara hacía ahí. Los guardias se miraron unos a otros intentado adivinar qué era lo que pasaba o si había algún peligro.

Aguardaron hasta que el ruido tuviera una mejor claridad para así tomar una decisión. Pero por más que esperaron las dudas sobre el sonido aumentaron sin que pudieran identificarlo.

La tierra comenzó a retumbar como si un sismo lo estuviera provocando. Las pequeñas piedras que estaban entre los pies de los lobos comenzaron a moverse cada vez más inquietas. Llegó el punto que se sintieron muy nerviosos.

A lo lejos pudieron contemplar una nube que cambiaba de colores constantemente, entre azul, morado y rojo para repetir el ciclo. Se veía muy grande considerando lo lejos que estaba, traía consigo mucho brillo y alguno rayos que caían donde pasaban.

El ruido que se producia comenzó a cambiar también, era como un mitin o una marcha, varias personas hablando a la vez. Esto podían escucharlo más claramente y lo confirmaron cuando lograron ver las siluetas de quién lo provocaba. Eran las brujas, un ejército de ellas y se trasladaban a gran velocidad. Muchas de ellas volando en objetos mágicos mientras que otras montando creaturas extrañas muy similares a un toro. Solo que este era mucho más grande, tenías seis patas y un hocico alargado como si de un cocodrilo se tratara.

Levantaban mucho polvo conforme avanzaban, polvo que de inmediato llegó en forma de nube hacía los lobos. Intentaron cubrirse para que no afectara su visión mientras que se esforzaban por seguir viendo lo ocurrido.

El lobo que estaba cerca de la alarma, la activo enviando el mensaje para que todos se preparan. De inmediato y con una gran reacción gran parte de los hombres lobo de los nueve clanes, ya estaban ahí montando una barrera que parecía impenetrable. Algunos comenzaron a transformarse pensado que la batalla era inminente. Otros más solo observaron el evento esperando que la guerra no comenzara aún, pues aunque tenían planes de batalla no estaban listos y los generales no estaban ahí presentes.

Las brujas se acercaron rápidamente, unas de ellas portaban una bandera verde moviéndolas como si de una señal de paz se tratara. Sabían que estaban en territorio amigo y era momento de dejárselos saber.

Los rumores de esto comenzaron a extenderse por las filas de los guardias lobos que esperaban atentos cualquier señal.

Esto les hizo tranquilizarse aunque no rompieron las filas ni deshicieron el muro.

A los pocos minutos las brujas ya estaban a pocos metros de distancia, se detuvieron un poco al ver que no les sería posible pasar por ahí. Ambos bandos se quedaron parados viéndose unos a los otros sin hacer ningún movimiento.

Muchos de los lobos estaban semi transformados, los demás como no podían hacerlo a voluntad y no había luna llena, estaban como humanos pero fieros ante cualquier ataque.

Las brujas, vestían sus clásicos colores morado, negro, anaranjado y azul marino, cada color por cada sección a la que pertenecían. Estaban a la esperaba casi todas con sus capuchas puestas y algunas seguían montadas en los objetos mágicos, solo levitando.

Las bestias que controlaban se llamaban Mores, fieles a ellas y capaces de pelar físicamente adaptándose a la magia. Estás criaturas eran las más inquietas de todos pues querían seguirse moviendo y la presencia de los lobos les causaba cierta incomodidad.

Las brujas líderes aparecieron entre las filas, eran siete en total y sus vestimentas eran de color rojo muy brillante y totalmente característico para la jerarquía que manejaban.

Había tres brujos que servían como consejeros, las demás eran brujas y entre ellas estaba Morgana, quién se había comunicado con los lobos un día antes gracias a Ilian. De hecho fue ella la que dió un paso al frente para romper el silencio entre todos.

-Como pueden ver ya hemos llegado. -Su voz era mucho más sarcástica en persona. -Creo que después de un largo viaje nos pueden invitar a pasar y descansar o ¿Pretenden que nos miremos toda la noche?

Esto provocó algunas risas en los lobo quienes no hubieran rechazado la oportunidad de seguir viendo a tantas mujeres hermosas al mismo tiempo.

—¿Dónde están sus líderes? —Preguntó al ver qué no llegaría a nada con el sarcasmo.

—Estamos aquí mismo, arriba. —El líder del segundo clan cuyo nombre era Gazir, era el primero en llegar para recibir a la brujas. Un lobo muy misterioso, su rostro estaba tapado con un pasamontañas. Traía también una túnica negra con varias cadenas que colgaban de él. Unos zapatos de piel muy bien lustrados. Además poseía una personalidad única y un aura muy demandante. —Claro que les daremos la bienvenida, ¿Son nuestras aliadas no?

Morgana lo miró profundamente, quería leerlo pero no consiguió ningún avance, el misterioso hombre lobo había evadido sus poderes.

—Claro que las atenderemos mi señora. —Un nuevo hombre lobo se había acercado. —Disculpe el tono de mi compañero, tiene un tono muy frío de decir las cosas.

Todos miraron al recién llegado y se emocionaron al ver qué se trataba de Teo Rema, líder del clan número uno. Un lobo con cara mucho más amable y atento pero que se rumoraba era letal y muy poderoso cuando se enfrentaba a alguien




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