Destino de luna

Duelo de hermanos

Los monstruosos demonios avanzaban por la ciudad destruyendo todo a su paso. Los hombres lobo de los nueve clanes estaban retrocediendo para evitar ser dañados por ellos. Mientras que los lobos de Krater huían hacía su posición, pensaban que ahí estarían más protegidos.

—¿Alguna idea antes de lanzarnos a lo que seguramente será nuestro suicidio? —Ruf le preguntó a sus semejantes mientras se preparan para ir al ataque. —Esta puede ser nuestra última pelea amigos.

—Cállate y déjate de cursilerías. —Le respondió Tru mientras se quitaba la camisa. —Si nos apegamos al plan, seguro ganaremos.

El espectáculo visual que a continuación empezaba era uno verdaderamente digno de ver. En otras circunstancias, tal vez se hubiera disfrutado más.

Los ocho líderes de los clanes, se quitaron su ropa simultáneamente. Comenzaron por las chaquetas de cuero, las cuales arrojaron al suelo para no volver a tenerlas nunca. Después se quitaron las playeras que en su mayoría eran negras. Dejaron ver sus pectorales muy bien definidos y sus abdomenes marcados a la perfección. Se veían tan atractivos que cualquiera, por muy metido que estuviera en la batalla, se distraía con ellos.

Cuando no tuvieron más ropa en la parte alta, tocó el turno de la parte baja, se quitaron los pantalones quedando únicamente en ropa interior. Todos son excepción, mostraban unas musculosas piernas que se marcaban con cada movimiento que hacian.

El calzado no fue la excepción, aunque eso fue lo más rápido y lo menos atractivo para ver.

Cuando estuvieron listos comenzaron a realizar su transformación en hombres lobo. Sus pechos y brazos aumentaron mucho en volumen, el pelo que salía de sus cuerpos se veía hasta cierto punto atractivo. Era muy brillante y estaba tan parejo que daban ganas de recostarse en él.

Las piernas también comenzaron a crecer de una manera sobre natural, los huesos, los músculos, cada ligamento y nervios, aumentaron para generar unas piernas no solo gruesas, sino poderosas.

En la parte de atrás salió una cola que les daba equilibrio durante sus movimientos. En algunos muy larga mientras que en otros de tamaño medio.

Su ropa interior resistió el crecimiento sin romperse pero se veían muy cortas para esa zona, casi no les cubría nada.

Sus rostros también se modificaron, lo más llamativo fueron sus ojos los cuales crecieron en tamaño y se dilataron hasta ponerse muy brillantes. Los colores variaban en cada líder pero todos eran hermosos y extraños. Había verdes, dorados, amarillos, rojos y plateados, todos con el brillo de la luna que en ese momento gritaba por ser vista.

El cielo también aplaudía esa hermosura y dejó salir decenas de estrellas que combinaban con ellos.

Los lobos recién transformados se comunicaron con la luna y la energía que está producia, aullaron hacía ella como si fuera una fiel amiga que esperaba por sus cantos.

Los demonios los observaron y se lanzaron al ataque, los consideraron unos rivales dignos y un alimento muy sabroso para sus cuerpos.

Estos demonios además de ser gigantescos, intimidaban por su fisionomía extraña. Eran como grandes masas de color carne, con líneas rojas por todo su cuerpo. Además tenían ojos en muchas partes de su cuerpo. Algunos tenían más de cuatro extremidades, siendo el más abundante uno con diez de estas.

Sus voces no decían nada importante pero dejaban un eco en el cielo que hacía temer a cualquiera. A pesar de su tamaño, se movían muy rápido tanto para desplazarse como para capturar enemigos. Dos de ellos lanzaban fuego de sus bocas, otra más lanzaba rayos y el último atacaba con fuertes vientos capaces de lanzar a alguien muy lejos, incluso objetos pesados.

Estos demonios habían aprendido a trabajar en equipo gracias a la manipulación de Krater, quién aguardaba muy cerca de ellos para poder ayudarles. Sabía del peligro de los generales y más ahora que estaban aliados con las brujas, así que el desenlace debía ser algo grande.

Los líderes de los ocho clanes, ya transformados bajaron por el edificio a gran velocidad. Los ocho juntos se lanzaron al ataque hacia el mismo objetivo; el demonio que estaba hasta la izquierda. Con gran velocidad dieron vueltas rodeándolo por completo. Sus garras y colmillos se encarnaban en su piel sin que pudiera defenderse, por suerte para él, su piel era tan resistente que apenas podía considerarse como un rasguño. Los lobos se habían percatado de esto pero no pensaban bajar el ritmo y seguían atacando con ferocidad. Todo estaba planeado para provocar una distracción, mientras el líder del primer clan, Teo Rema clavó en el demonio una daga con el veneno que habían extraído de algunos lobos, el veneno que se rumoraba, podía matar a los demonios.

La daga estaba encantada para que pudiera atravesar cualquier piel u objeto, entró completamente en el demonio y el veneno fue suministrado en su cuerpo. La reacción fue inmediata, el demonio comenzó a sentir tanto dolor como nunca antes se había visto en su existencia. Su piel comenzó a cambiar de color a uno más obscuro, como si se estuviera pudriendo desde dentro.

Krater, su maestro y el resto de demonios se dieron cuenta de esto lamentando aquella situación. No habían considerado que sus enemigos tuvieran una herramienta así de poderosa.

En cuestión de minutos, el demonio perdió su balance y calló al piso agonizando, no podía defenderse ni tampoco sanarse, estaba condenado a morir.

—¡No!, ¡Esto no puede pasar! —Gritó Krater conmovido por lo que veía mientras corría para intentar ayudar al demonio. Se esforzó por llegar lo más rápido que pudo pero ya era demasiado tarde, el veneno estaba consumiendo al demonio tan rápido que no hubo reacción.

La última etapa del efecto era comenzar. a desintegrar el cuerpo físico, convirtiéndolo en polvo y después en partículas. Para cuando Krater llegó, el demonio ya solo tenía la parte de arriba pero se estaba desintegrando a un máximo nivel. No necesitó más de un minuto para desaparecer completamente aún quejándose de dolor.




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