Los festejos fueron como Krow los había previsto. Fue tan perfecto que casi se les había olvidado que un brujo les quería dar caza.
Las brujas y los hombres lobo pudieron convivir en paz y tuvieron contacto. Tomando el ejemplo de Krow e Ilian se había perdido el miedo de cruzarse pero sería muy difícil ver a otro par de enamorados en estos bandos.
La bebida y la comida no faltó en ningún momento, hubo para todos los gustos y momentos. Desde alcohol para pasar el rato hasta el más fino para los brindis. Que conforme avanzaba el día eran más y más.
Los nueve clanes no tardarían en reconstruirse y mostrar su explendor nuevamente al mundo. Las brujas habían prometido en colaborar para la reconstrucción de la ciudad, algo que se agradecía.
Los líderes competían entre ellos a modo de broma por ver quién era el mejor candidato para ser el líder. Aunque Krow les pidió que calmaran esos retos para evitar poner tensos a los demás.
El sol brillaba intensamente, muchos de sus rayos entraban por las aún no reconstruidas paredes, pero se sentía rifo, con una gran cantidad de esperanza.
Krow por dentro estaba preocupado por su hermano quien estaba en prisión junto a los demás lobos capturados. Tenía el pendiente de que estos no organizarán un complot, aunque sabía que lo más que podían lograr era escapar ya que no podían hacer frente nuevamente a ellos ni sus aliadas. Eso le tranquilizaba pero había algo más que jugaba en su mente.
Constantemente pedía que se le vigilara y se le trajera reporte. En el fondo, la duda que tenía Krow era sobre si lo necesitarían o no para luchar contra el brujo.
Esos pensamientos traían un pensamiento de reflexión acerca del trato con su hermano. Se sentía un poco culpable por el camino que siguió su hermano y sentía que su hermano podía cambiar.
—¿Estás bien mi amor? —Se acercó Ilian para dispersar con su voz, la nube de pensamientos que tenía en ese momento.
—No mi amor, solo estaba pensando en mi hermano. —Dijo volviendo en si y sonriendo de nuevo.
—¿Crees que lo vamos a necesitar para luchar con mi maestro?
Krow la miró un poco sobrepedido, no creía que fuera un libro tan abierto pero acababa de demostrar que sí.
—¿Cómo sabes que estaba pensando en eso? —Le hizo saber su duda con tono de sorpresa.
—Mi amor recuerda que soy vidente, ¿Cómo no voy a saber que pasa por la mente de mi amado?
Esto último le hizo sonreír y limpió su mente en aquel momento.
—No me voy a preocupar mas por eso. El día de hoy es nuestro compromiso. —La tomó de las manos y le dió un largo beso que terminó en sonrisas. —Por ahora solo me ocuparé de ti, de este día y nuestro futuro.
—Mi amor, juntos vamos a resolver cualquier problema. —Le dijo para resolver la situación actual. —Si crees que tú hermano debe estar con nosotros, yo he apoyaré.
—Yo no he dicho eso. —Se volteó muy indignado por imaginar a su hermano como un elemento indispensable. —Mi hermano ya ha traicionado a los nueve clanes antes, sin contar lo que pasó recientemente. Para lo único que lo quiero es para saber cómo logró hacerse un ser mágico.
—Seria interesante saberlo, ni yo misma te puedo dar una respuesta. —Intentó acercarse a él para relajarle. —Puede ser que al igual que yo tenga un poco de esa magia en su sangre gracias a sus ancestros.
—Eso es imposible, durante toda su existencia los New nunca se han relacionado con la magia. —Seguía un poco molesto, el no saber le causaba ese malestar. —Debe ser algo más, una cosa tramposa como las que está acostumbrado.
—No conozco ningún truco de ese tipo pero si lo hay lo descubriremos.
Ambos dejaron el tema, el mucho más molesto que ella pero con su estado de enamoramiento se le pasó rápido.
Caminaron hacia la reunión donde ya todos estaban en el clímax, estaba terminó el día y la fiesta también debía terminar.
Muchas brujas ya se habían ido a descansar al espacio que se les fue asignado. Los lobos se quedaban dormidos en donde podían, estaban acostumbrados a dormir en el suelo borrachos o a veces solo les causaba placer el hacerlo.
Algunos de los líderes y generales de los nueve clanes ya estaban muy cansados y como sus invitadas se estaban retirando perdieron el interés por aquella velada así que decidieron irse de ahí poco a poco a sus habitaciones.
El salón que aún tenía los hermosos adornos lujosos, se estaba quedando solo. Incluso Ilian y Krow se habían ido de ahí, se dirigieron a un lugar más privado para vivir su amor.
Esta vez no eligieron la oficina donde era la habitación de Lor. La opción fue ir a un lugar más apartado, estaba al aire libre y era un sitio que pocos pisaban ahí.
—Es muy hermoso Krow, no sabía que un lugar así podía existir aquí.
—Este lugar es un pequeño santuario donde nos venimos a recargar de energía. —El lobo señalaba cada parte y cada rincón de ahí. —Me imaginé que también a ti te podría causar un bien el estar aquí. Las brujas se alinean con los astros ¿No?
—Asi es, nos basamos en ellos para nuestros rituales y hechizos. —Miró hacía arriba para vincularse de manera visual. —La luna es maravillosa esta noche, su brillo es único. Y mira esas estrellas, me recarga de energía.
—Me da gusto que te haya gustado, así podemos darnos un beso muy especial. —La tomó de la cintura y la acercó a él. —Un beso igual de inolvidable que el primero.
—¿Ah si? —Lo miró muy coqueta. —Puede empezar usted señor lobo.
El millonario siguió la recomendación de la bella mujer y se lanzó a sus labios para besarla. Lo hizo de una manera tan apasionada que literalmente parecía que se la iba a comer. Las estrellas y la propia luna los cubría con su brillo e intensidad dando un toque más romántico.
—¡Señor Krow perdone la molestía! —Interrumpió uno de sus seguidores cuando se empezaba a poner caliente la cosa con su amada. —¡Urge su presencia en la prisión!
El licántropo le hablaba desde la parte trasera de aquella llanura, consideró mantener su distancia por respeto a la pareja, pero era algo que no podía esperar.
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Editado: 27.03.2025