El día continuó como de había planeado. Ante muchas dudas de los líderes de los nueve clanes, tuvieron que seguir la sugerencia de Ilian y Krow.
Tres líderes irían junto a Ilian y otras brujas poderosas por el amuleto del lado oculto de la luna que poseía su maestro en un escondite que solo ella sabía.
Los otros tres junto a Morgana y su equipo, irían por el amuleto sin dueño perdido en los bosques del norte. Mientras que Krow junto a sus dos generales restantes, se quedarían protegiendo la ciudad, aunque claro Krow quería entrenar con el amuleto de su hermano.
Los tres equipos se dividieron al salir el nuevo sol. El nerviosismo podía sentirse aún en la ciudad que aunque fuera de peligro en ese momento, no podían estar tranquilos sabiendo que el enemigo podía atacar.
Las brujas también permanecieron en su gran mayoría ahí, aunque algunas más se fueron para cumplir distintas misiones y recolectar materiales para su futuro en la batalla.
Ilian y Krow se despidieron como un par de jóvenes enamorados terminando las clases de la escuela y a punto de regresar a casa.
Se abrazaron con ganas de no soltarse nunca, se besaron como si fuera el primer beso y se dijeron te amo como si fuera la última vez.
Después de hacerlo soltaron sus manos con la esperanza de verse pronto y estar mas listos para terminar con el peligro y así enfocarse en su boda que estaba claro sería el evento más importante para todos.
Al mismo tiempo se dividieron los caminos para los tres grupos que al pasar los minutos, la distancia los separaba más.
Krow se quedó en las afueras de su edificio el cual ya estaba más reparado. Tener una fortuna y ser un ser así de poderoso, sin duda tenía ventajas.
Enfrente de él y aún encadenado de sus manos, estaba su hermano menor Krater. Fue llevado ahí para mostrarle como usar el amuleto y contar todo lo que sabía.
Como medida de seguridad estaban varios hombres lobo ahí reunidos. Era una medida que desagradaba a Krow pues el era el lobo más fuerte de todos y sentir que los demás veían una amenaza hacía él, le molestaba.
La barrera de hombres lobo estaban detrás del prisionera, mientras que detrás de Krow, estaban los dos líderes que se habían quedado con él. Ulu, líder del tercer clan y el más guapo de todos ellos. Su rostro parecía estar tallado por los mismos angeles. Tenía el ángulo perfecto sin importar a dónde girara, su cabello era pelirrojo, corto pero muy brillante. Sus ojos eran azules tan grandes que parecían dos gemas. Tenía una barba muy corta y apenas perceptible, la cual le hacía verse muy varonil y encantador. Su cuerpo no era la excepción en cuanto a belleza se refiere. Tenía uno muy atlético aunque muy marcado por los músculos. Era muy alto y la ropa que usaba le hacía verse perfecto. Llevaba un pantalón casual color café, una playera color gris tan ajustada que permitía ver sus pectorales casi salir de ella.
Junto a él estaba el líder del octavo clan, Xavier el dorado. Su sobrenombre se lo ganó pues su cabello y todo el bello corporal era de este mismo color, incluso cuando se transformaba resaltaba pues todo su cuerpo era de este color. El estaba vestido de mezclilla, pantalón y chamarra azul marino, zapatos negros buen boleados. Sus ojos pequeños de color café obscuro, demostraban una gran profundidad e incluso soledad. Su nariz era grande, boca fija y sus dientes muy afilados incluso sin su transformación.
—Esto se va poner interesante. —Dijo Xavier emocionado pero sin mostrarlo en su rostro, lo suyo era a través de la voz. —Los dos hermanos tendrán un semiduelo con un artefacto mágico. Hasta donde se han extendido los nueve clanes.
—Contando que ganamos la guerra recientemente donde pasaron cosas peores, ya nada me extraña. —Dijo Ulu con un poco de conformismo. —Pero tienes razón, esto será un gran espectáculo.
No solo los generales apreciaban el espectáculo si no los otros lobos ahí reunidos ahí. A pesar de la gran guerra que habían vivido, tenían mucho tiempo sin ver magia y ese cambio se les hacía atractivo.
Krow estaba muy firme, era como un joven preparándose para el entrenamiento, Krater por su parte estaba satisfecho y un poco relajado pues el cambio de una jaula a ese patio era muy placentero.
—Cuélgate el amuleto hermano, solo así lo podrás activar. —Le dijo mientras lo miraba fijamente. —¿Le tienes miedo a tus poderes mágicos?
—No le tengo miedo a nada. —Se colocó el amuleto valientemente y para cerrar la boca de su hermano. —¿Lo debo activar cómo ayer?
—Asi es hermano, la cosa más fácil ya la tienes que es tener la sangre mágica, solo debes hacer que el amuleto te reconozca y fluirá contigo.
Krow hizo caso a las palabras de su hermano, cerró los ojos que era la forma más práctica para concentrarse y sintió aún más magia que el día anterior. —¿Qué es esto? —Se preguntaba mientras experimentaba el éxtasis que la magia llevaba a su cuerpo. —Es una sensación muy estimulante, se parece mucho a cuando me transformaba en lobo la primeras veces, solo que esto se siente más del interior y no de la mente.
—Asi se debe sentir, esa energía la puedes controlar y es la que se usa para hacer hechizos y sanación. —Su hermano le hablaba como si se sintiera orgulloso de él. —Ahora juega un poco con ella, llévala a tus manos y forma figuras.
Ante los ojos de los ahí reunidos, Krow mostró una luz de color amarilla muy brillante y hermosa que salía de sus manos, esa energía que le había descrito su hermano menor y de la que ahora era consciente para manipular.
Los lobos quedaron maravillados aunque un poco temerosos como siempre por la magia.
Krow mantuvo ese poder lo más estable que pudo, salían de vez en cuando pequeños rayos blancos de ahí. Esto era por la tensión que ocurría. Pasaron algunos momentos más y se aburrió de lo mismo así que deseaba finalizar.
—¿Qué hago para detenerlo?
—Es energía hermano, no puede desaparecer así como así. —Le respondió Krater un poco impresionado por el logro de su hermano. —Puedes lanzarlo hacía una dirección, puedes absorberlo transformándolo en fuerza interior o simplemente dejar que te consuma y morir.
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Editado: 27.03.2025