Desde lo alto de su edificio, el multimillonario hombre lobo observaba a el grupo de su amada regresar en helicóptero. Era una escena hermana verlo, desde esa altura, el elegante helicóptero y el sol saliendo por el horizonte. Sin duda algo muy grato de memorizar en el alma.
Krow se veía muy distinto, había estado practicando durante todo el día sin descanso, que fue exactamente el tiempo que tardaron en finalizar la reunión.
Con su excelente vista, logró darse cuenta que su amada venía bien y muy emocionada por verlo. Claro que con ayuda del amuleto lo había visto pero no era lo mismo verlo él mismo.
Se había cambiado su típico traje por una prenda un poco extraña. Parecía más el vestuario de un brujo que el de un hombre lobo, ese cambio era muy notorio.
En su pecho y con mucho orgullo llevaba el amuleto de luna llena que había pertenecido a su hermano meses atrás. Con el, con el de Ilian y con la nueva adquisición tenían tres en total. El otro equipo llevaría el cuarto y el que poseían los sangre negra era el quinto, juntos se convertirían en la potencia más eficiente en cuanto a magia se refiere.
El helicóptero comenzó a descender en una parte de la ciudad destinada para esto. Una escolta de lobos ya estaban ahí esperándolos para recibirlos y ayudar en caso de necesitarlo.
Afortunadamente para todo ese equipo, habían llegado a salvo y sin ningún rasguño, la misión había tenido éxito sin ningún problema.
Al aterrizar los miembros del equipo bajaron rápidamente, todos querían saber la situación actual e informar de su éxito. La primera en descender fue Ilian quien con mucha ilusión esperaba a su promedio.
No lo vió ahí, solo pudo ver una serie de hombres lobo y brujas entre la multitud, pero su amado no aparecía.
Krow quiso hacer una entrada espectacular y la hizo, se lanzó desde el edificio aún con el amuleto brillando. Sus poderes de lobo le sirvieron para brincar a esa distancia, mientras que el amuleto le ayudó a aterrizar rodeandolo con una bola de energía.
Ilian y el resto de su equipo pudieron ver esa bola de luz corriendo hacia ellos. Al principio pensaron que era un enemigo, después un hechizo y por último pudieron darse cuenta que se trataba de un hombre lobo, que dedujeron era Krow.
Tuvo un aterrizaje perfecto, llegó a unos cuantos metros de su amada. Cayó con la cabeza abajo y cuando la alzó para encontrarse con su mirada, ella se cruzó con unos ojos dorados que le pertenecían a su amado, sin contar con el nuevo vestuario que él traía, fue muy sorpresivo.
—Hola mi amor, tuvimos suerte con la misión. —Trató de notificarle las noticias pero se sintió muy confundida por la expresión en el rostro de Krow. —¿Está todo bien?
El lobo solo la miró pero no le respondió nada, causó escalofríos en ella quien no sabía lo que estaba pasando, solo que su amado ahora poseía ese amuleto y que algo extraño veía en él.
—Mi amor háblame, no me asustes. —Decía ella mientras se acercaba más a él. Dio dos pasos muy lentamente. —¿Qué te sucede?
Krow siguió en silencio pero está vez se levantó para acercarse a ella. Con un solo paso, se colocó a una distancia corta para estar muy juntos. La miró a los ojos aún con ese color y brillo en sus ojos y por fin rompió el silencio. —Mi amor te extrañé demasiado.
Justo después de estas palabras la abrazó tan fuerte que le cortaba la respiración. Ilian puedo descansar pues al fin sentía a su amado como antes.
—Yo también te extrañé cariño. —Cerró sus ojos y lo abrazó del mismo modo.
La escena enterneció a los que la miraron y solo pudieron dejarlos ser, nadie se animó a interrumpir hasta que ellos mismos terminaron el abrazo.
—¿Cómo les fue chicos? —Preguntó Krow mirando a los demás.
—Nos fue muy bien. —Respondió Teo quien era de los que habían ido. —No hubo resistencia, pudimos entrar en el terreno y nos hicimos con el amuleto muy fácilmente. —Al terminar de decir esto, sacó de una caja hecha de madera el amuleto de la cara oculta de la luna. Este era un amuleto mucho más misterioso pues el cristal era obscuro y no permitían ver en su interior.
—Es maravilloso, aunque ciertamente extraño que nadie se haya interpuesto en su camino.
—Pues ahora ya tenemos tres, si el otro equipo tiene éxito los habremos reunido todos. —Contestó Blueno mientras se estiraba por la incomodidad del viaje para alguien tan algo como él. —Si me disculpan, iré a mi habitación, necesito un baño en la tina.
El grupo comenzó a dispersarse junto a Blueno. El resto se dirigió a la oficina central para hacer la reunión pertinente.
—¿Dónde está tu hermano? —Preguntó Ilian muy pensativa. —¿Has usado el amuleto ya?
—El está con el consejero de tu grupo, se ofreció para darle ayuda y convertirlo en un guerrero digno para esto. —Ambos caminaban rápidamente hacía la dirección indicada, encabezaban la fila de todos los que ahí irían. —Antes de eso me enseñó un par de cosas sobre el amuleto, lo demás lo aprendí por mi mismo.
—Tan talentoso como era de esperarse mi amor. —Le sonrió y le tomó la mano para continuar con su recorrido.
Las puertas de las oficinas centrales ya habían sido reparadas al igual que todo el edificio. Volvió a verse tan elegante e imponente como días anteriores.
Como en cada edificio importante, había guardias custodiando. Estos guardias abrieron el pasó a los generales en cuanto los vieron. Aullaron saludando a los jefes y volvieron a su posición.
Justo antes de entrar un ruido los detuvo. Coches con grandes motores corrían a gran velocidad para llegar hasta ahí.
—El segundo equipo ha llegado señor. —Dijo uno de los lobos al ver los Mustang llegar y estacionarse en las calles.
—No se han tardado tanto, pensé que llegarían más tarde.
—Creo que un auto deportivo le puede dar batalla al helicóptero. —Expuso Teo muy sonriente. —Nuestros recursos siguen siendo ilimitados.
—Excelente, así podremos tener una reunión todos juntos en este momento
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Editado: 27.03.2025