El lugar no era muy amplio. Contaba con fuertes muros de roca sólida que impedían el paso por ellas. Había varios instrumentos de magia y de una cultura pasada tal y como lo había mencionado Ilian.
El trono en el que reposaba el gran brujo era el que un rey le había regalado antes como pago por sus servicios. Lo había conservado como recuerdo y simbología de que el era rey de los brujos y de todo el mundo.
Su naturaleza era incierta así como los datos de su pasado, lo único que estaba claro era su inmenso poder con el que planeaba dominarlo todo.
Comenzó a mover sus manos lentamente, trataba de hacer fuerza para impulsarse para levantarse. Como si en mucho tiempo no lo hubiera hecho.
—¿Qué es este lugar? No hay nada que nos de pistas. —Dijo Krater con desilusión en su voz. —No hay ni un ejército, ni algún plan mágico para llevar a cabo sus planes. Parece más una prisión. ¿De qué se trata?
—No lo se pero puedo decirte que es mi maestro. —Dijo Ilian preocupada. —Reconocería su esencia en cualquier lugar.
El cuerpo del brujo comenzó a despegarse de la silla levantándose lentamente. Esta acción puso en guardia a todos los ahí reunidos pues habían escuchado de su poder y no querían ser sorprendidos.
—¿Qué hacemos ahora? —Krater seguía preguntando muy participativo.
—Debemos atacar lo más rápido que podamos. —Dijo Krow mientras sus ojos cambiaban de color. —A eso hemos venido ¿No?
—Si pero precipitarnos no traerá nada bueno. —Respondió Cucu a su petición. —Si tenemos los amuletos es mejor usarlos a atacarlo por separado.
—Pues entonces hagámoslo. —Insistió Krow con ganas de atacar. —Estamos perdiendo tiempo.
El equipo de portadores le hicieron caso y se formaron para lanzar un ataque, pero el brujo les distrajo hablando por primera vez.
—Ilian, así que has venido querida hija. —Su voz era de la alguien cansado, carecía de fuerza y también de vida. —¿Qué clase de hija traiciona a su padre?
—Yo no soy no fuí tu hija. —Respondió con algo de sentimiento en su voz. —Fuí tu prisionera, yo no pedí esto.
—Ilian... tu naciste para servirme, yo soy tu...
Krow comenzó a irritarse pues el hecho de que su prometida fuera nombrada y amenazada no le causaba ningún placer.
—No le hagas caso Ilian, concentrate en tu almuleto. Un solo ataque y nos iremos a casa.
El brujo cambió su mirada como si de un robot se tratara, lo hizo tan rápido que causó temor en los lobos que pudieron verlo. Su mirada ahora se enfocaba en Krow, por sus ojos podía verse la maldad pura. Eran amarillos y tenían varias líneas rojas, como si de una severa irritación se tratara.
—Tú eres el líder de lo nueve clanes...New Krow. —El brujo se levantó de su asiento. —No te preocupes, los hombres lobo van a morir aquí y ahora.
—¡Muy bien, ya esperamos demasiado! —El menor de los sangre negra siguió el consejo de Krow y se lanzó al ataque. El era alguien que no usaba un amuleto pero que se presumía era el más fuerte de los tres.
—Silencio abominación. —Le dijo mientras lo veía correr hacía el. —Tu y tus hermanos son la prueba de que no cualquiera debe recibir el regalo. Pero no te preocupes te sacaré de ese sufrimiento.
Antes de que el hombre lobo llegara a él, hizo un movimiento de manos con el que invocó rayos que le cayeron directamente. Con el impacto, el hombre lobo quedó inconciente y parecía muy gravemente herido.
—¡No! —Gritaron sus hermanos al verlo caer. —Es un estúpido, el plan existía por algo.
—No se preocupen, pronto todos los hombres lobo se reunirán con él. —Comenzó a caminar lentamente hacia ellos. —Su era ha terminado, es hora de que enfrenten la destrucción.
—Tu no eres nadie para decidir eso. —Dijo Krow ya muy molesto. —Si una vez frustramos tus planes, hoy lo haremos de nuevo.
—Son palabras muy fuertes querido lobo. —Seguía dando sus pasos lentos pero constantes. —¿Qué te hace pensar en que frustraron mis planes?
—Querías que nos destruyeramos en la guerra que provocaste pero nos salvamos gracias a Ilian y ahora estamos aquí para vengarnos.
—Si, la joven bruja Ilian lo hizo muy bien. —En ese momento pausó su caminar para hablar. —Fue una pieza imprescindible para mis planes. Gracias a ella es todo esto.
—No te entiendo, explicate. —Pidió la bruja al oír eso. —Yo dejé de hacer tu voluntad desde ese momento.
—Claro que no, todo esto lo tenía yo planeado. —El brujo levantó las manos en dirección al cielo. —Todas tus reacciones, tus pensamientos, todo estaba previsto para este momento.
—¿A qué te refieres exactamente? —Preguntó ella muy confundida.
—No necesitas saber nada más. —Dijo el brujo mientras invocaba una gran bola de fuego con sus manos. —Podría perdonarte y dejarte ir. Pero después de lo que va pasar no creo que quieras seguir viviendo. Es mejor así
El brujo lanzó la enorme bola hacía sus enemigos. La velocidad de está fue muy rápido incluso para los lobos que no pudieron reaccionar adecuadamente y quedaron envueltos en ella.
—Ardan creaturas, viva su purgatorio y conviertanse en la cenizas para la nueva era.
—¡Cállate estúpido! —Gritó Morgana mientras luchaba por contener la bola y desviarla.
—Eres buena, yo no tengo problemas con los brujos. —La miró profundamente. —Si eligieras el bando correcto tal vez podrías ser de utilidad y así explotar tus dones mágicos.
—No gracias, no seré subordinada de un loco como tú. —No solo sacó su orgullo a relucir si no también su inmenso poder pues con mucha convicción sacó la fuerza necesaria para repeler la bola de fuego.
La direccionó en contra del brujo quien no se inmutó en absoluto y espero aquel hechizo de fuego.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca de él, colocó sus manos en frente y tronó sus dedos provocando un ligero aire que la detonó.
Al instante la bola de fuego colisionó haciendo una enorme explosión que de extendió por todo el lugar dejando un calor intenso en por donde pasó.
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Editado: 27.03.2025