Decido tomar su mano y me ayuda a levantarme.
—¿Eres nueva? nunca te había visto por aquí—comenta mientras acaricia a uno de los caballos del establo.
—¡si! recién salida de la caja— digo bromeando.
¿por qué dije eso? ni que fuera una muñeca... o un muerto. Soy mala dando buenas impresiones.
—Eso explica muchas cosas— mencionó mientras reía.
Que linda risa tiene Dios mío. Contrólate Bárbara Millicent.
—¿No debería haber alguien para enseñarte la escuela?—preguntó.
—Creo que mi guía se perdió en el camino—me encogí de hombros.
—Hoy es tu día de suerte, conozco todos los caminos que existen en este lugar—susurro.
—Me siento honrada.
Nos dirigimos primero a los jardines, ubicados cerca al establo. La variedad de flores y tipos de árboles frutales es más de lo que había visto en mi vida. Pinos y arces que se extienden intentando tocar el cielo, grandes invernaderos que contienen diferentes tipos de plantas exóticas, solo puedo sentirme maravillada por la vista, de nuevo. Mis padres no me dieron mucha información acerca de este lugar, y con eso me refiero a que no me dijeron absolutamente nada.Me sorprende que en tan poco tiempo haya encontrado tantas cosas que me gustan.
Debo tener una cara de sorpresa muy notable, porque Raquelle me contempla con gracia en su mirada.
—Tenemos un club dedicado a dendrología y floricultura, por si te interesa—agregó.
—¿Puedo ser parte de varios clubs?—pregunto con expectación.
—Tu puedes ser lo que quieras ser—bromea Raquelle.
y eso me causa una risa sin sentido.
—Puedes unirte a todos los clubs que desees, pero debes mantener buenas notas para poder quedarte— dice en un tono más serio.
—¿Estas en algún club?—pregunto.
—En la mayoría—dice con una sonrisa.
Hicimos un pequeño recorrido por las salas donde se llevan a cabo la mayoría de clubes, como la sala de música, que estaba completamente vacía, con grandes ventanales que dan a los jardines, instrumentos de todo tipo y libretas con partituras en organizadores. Algo rompía un poco la armonía del lugar, una guitarra plateada con lentejuelas, se encontraba tirada en el piso, junto a algunas hojas arrugadas.
—¿Cuándo aprenderá ese Rayito?—dice Raquelle en un tono de resignación.
—¿Conoces al dueño de la guitarra?—preguntó vacilante.
—Mejor que nadie—agrega mientras recoge la guitarra y la pone en una repisa.
¿Quién carajos es el tal Rayito? No pude evitar relacionarlo con un cantante de hip—hop.
Pasamos por el salón de diseño de modas, a diferencia del salón de música, este irradiaba vida y desorden, pero en silencio. me sentí deslumbrada al ver los vestidos brillantes en los maniquís, diseños dignos de un desfile de modas, tenían mucho talento.
Una chica que se encontraba muy concentrada en la costura de un hermoso vestido rosa brillante, se percata de nuestra presencia, su ceño antes fruncido por la concentración, se convierte en una expresión de alegría y calidez. Se acerca a nosotras.
—¡Raquelle! es difícil verte estos días— dice la chica con una sonrisa.
—Las cosas a inicio de año son un poco ajetreadas—comenta Raquelle tímidamente.
—¡Realmente eres muy dedicada! cuenta con mi apoyo en tu postulación—agrega mientras le pone una mano en el hombro con entusiasmo.
—¿postulación?—preguntó en voz baja.
—Una disculpa, no las he presentado, ella es Teresa, estudiante de intercambio—comenta Raquelle señalando a la chica frente a nosotras.
—Llámame Tessa, es un gusto—dice mientras me da un apretón de manos.
— ¿Intercambio? ¿De dónde eres?
—Colombia—responde con una linda sonrisa.
— ¿Eres nueva?¿Cuál es tu nomb...—fue interrumpida.
Estuvo a punto de preguntar hasta que alguien en el salón de diseño la llamó de vuelta.
—¡Fue un gusto! Espero podamos conocernos mejor pronto— agrego mientras se iba.
Raquelle conoce a muchas personas, parece ser muy popular. No sé mucho de ella además de su nombre y que es una excelente guía, me doy cuenta en ese momento que no me he presentado, cuando estaba a punto de hacerlo ella me agarra de la mano.
—Aun no te he mostrado el lugar más importante, mi favorito— dice mientras nos dirigimos a otro pasillo.
La escuela es bastante grande, podría ser toda una ciudad, cada lugar tiene una energía tan distinta que parecen pertenecer a universos diferentes. Mientras nos acercábamos a un par de enormes puertas de madera al final del pasillo, sentí escalofríos en mi espalda. El lugar irradiaba silencio y tranquilidad, podía sentirlo en mis venas, era casi sagrado.
Raquelle abre una de las puertas lo suficiente para que podamos pasar.
Es la biblioteca, cuando entre la sensación fría recorrió todo mi cuerpo, el lugar era oscuro, a diferencia de los demás lugares, la luz solar apenas llegaba para iluminar, grandes estantes se extendían hasta el techo, donde habían diferentes pinturas a las que no encontraba forma. Pero debo admitir que tenía su encanto, lomos dorados y llamativos en los estantes, grandes sillones de lectura, una alfombra marrón se extendía por toda la biblioteca, el ambiente era cálido y acogedor. Su lugar favorito se parecía un poco a ella, era encantador.
—La biblioteca no está abierta todo el tiempo, solo en algunos horarios y días, lo que es irónico considerando que siempre se quejan de que no leemos lo suficiente—añade Raquelle mientras pasa su mano por los libros.
—¿Porque no la abren todos los días?
—Nadie lo sabe, la directora siempre dice que debe estar en constante mantenimiento—se encoge de hombros.
—Está cerrada hace tres días, pero los libros siguen igual de polvorientos desde la última vez que estuve aquí—dice extendiendo las manos hacia los estantes.
Se dirige a uno de los escritorios y toma algo del cajón.