Destino encantado

Imprevisto

BARBIE.

La fiesta, contrario a mis expectativas fue bastante disfrutable para mí, a pesar del ruido y la masa de gente que no permitía circular libremente por ningún lugar, disfruté mucho estar con Raquelle, aunque fue breve. Después del evento, me reuní con Teresa y Ken, y sus expresiones eran opuestas. Durante el fin de semana, compartí tiempo en el cuarto de Teresa con Ken. Nos sumergimos en la pintura y la música, gracias a un antiguo reproductor que este último trajo de su habitación, la cual, curiosamente, nunca nos había invitado a visitar. Yo lo hice, aunque en mi habitación no hay mucho, en realidad, casi nada.

Ken es un gran amigo, siempre amable y atento a mis necesidades. En estos días, ha demostrado ser aún más complaciente. Trae mis libros, me acompaña a las clases, me invita a almuerzos y salimos a caminar juntos. Teresa piensa que es un exceso de amabilidad, le parece extraño, pero no le molesta. Midge y yo la animamos a postularse para el consejo estudiantil, y le gustó la idea. Ken se ofreció a ayudarla con la campaña.

Raquelle me invitó a unirme a su campaña, y me alegró que no haya decidido evitarme otra vez. Acepté porque quiero pasar más tiempo con ella; es una persona admirable y decidida. Trato de contribuir en todo lo posible, manejando ágilmente la distribución de volantes, al menos eso dijo Raquelle. Aún no me acostumbro a sus cumplidos, y mi estómago tampoco, donde revuelan mariposas cada vez que la escucho.

La directora anuncia que es el día de enviar la correspondencia, lo que me toma por sorpresa. No había pensando en la idea de comunicarme con mi familia desde que la directora tomo mi celular. La directora debe notar mi asombro, por lo que dice.

—No crea que aquí encerramos bestias, señorita Millicents—dijo irónicamente.

Su comentario no me importa, mi mente ronda la idea de escribir una carta para cada una de mis hermanas y una a mi madre, no se si hay un límite, supongo que sí. Escuche a los demás hablar sobre contarles a sus padres sobre los resultados de los exámenes, la elección de consejo estudiantil, las nuevas flores que habían plantado, incluso en lo que servían en la cafetería. Un sentimiento de ternura recorrió mi cuerpo al escuchar sus conversaciones emocionadas, sus padres parecían amarlos.

Nos dirigimos a la oficina de correos, los estudiantes correr desenfrenados para ser los primeros en la fila, espero mi turno pacientemente, pierdo de vista a ken y empiezo a ponerme nerviosa. ¿Qué debería escribir en mi carta? voy a disculparme con Skipper, por dejarla. No, debería disculparme con mi madre por molestarme con ella, no. Tal vez sería mejor escribirle a mi padre para que me deje volver a casa, no me dejara, no tiene sentido. No quiero actuar como si no hubiera sucedido nada, como si no importara, me habían lastimado, y yo era quien quería pedir disculpas. Lo encontré ridículo.

Raquelle me anima a hacerlo, su expresión era extraña, no enviaba cartas. Sentí que yo era afortunada de poder enviarlas. Lo hice incluso si me dolía.

Cuando fue mi turno una mujer de edad avanzada me pasó una hoja y un sobre, me dispuse a escribir.


Querida Skipper,

¿Cómo ha estado todo en casa?

Espero que muy bien. Aquí todo está bien, el instituto es sorprendentemente bonito, creo que te gustaría mucho. Aunque hay una regla que prohíbe el uso de celulares, así que si has estado tratando de contactarme, lamento no haber podido responderte.

Quiero disculparme también con mamá. Creo que fui muy dura con ella en el camino aquí. Por favor, dile que le envío un abrazo y que la quiero mucho. Cuídate bien de Stacie y Taffy por mí, por favor.

Agradezco mucho el vestido que empacaste en mi maleta; ¡fue mi salvación!

La gente aquí es amable, han sido muy acogedores conmigo. Incluso organizaron una fiesta, estuvo genial. Raquelle, Ryan, Teresa, y Ken, todos son geniales, pero no más que ustedes. Las extraño mucho.

¿Todo está bien entre nosotras?

Desde el fondo de mi corazón espero que sí.

Espero tu respuesta.

Con cariño, Tú hermana, Barbie.

Salgo con un sentimiento ansioso en mi estómago. No he ignorado el problema, pero tampoco lo he convertido en el centro de todo. Me siento un poco mejor; espero que Skipper reciba la carta a tiempo, que pueda responderla y enviarla antes del lunes. Realmente lo deseo demasiado ahora.

Cuando llega Ken y Raquelle están juntos. Raquelle parece molesta, rechaza nuestra invitación a almorzar, dice tener cosas pendientes. Ryan pasa junto a nosotros con Summer, mientras ella agarra el brazo de Ryan con fuerza. Él nos sonríe alegremente. Ken aparta la mirada; algo está pasando, pero mi cabeza no procesa la información lo suficiente. Es confusa.

Mientras vamos a la cafetería, que es uno de mis lugares favoritos para comer, nos encontramos con la directora. Esta me mira con desdén y tiene una pregunta en la mirada cuando ve a Ken.

—Joven Carson, ¿ya ha enviado su carta?

—No, señora directora, no me apetece esta vez—responde Ken con tono tenaz.

Ken era una persona tranquila, algo tímida, especialmente con sus superiores o desconocidos. Nunca lo había escuchado hablar con un tono tan severo como en ese momento, ni siquiera con Ryan, con quien, a mi parecer, solo aparentaba ser indiferente. La directora se quedó con la palabra en la boca. Ken avanzó rápidamente por el pasillo, le dirigió una sonrisa a la directora, y lo seguí.

Ken no quiso hablar del tema, y yo no lo interrogué.

El fin de semana no hubo fiesta; Ryan estaba muy ocupado con Summer como para atender cualquier cosa que no fuera sobre ellos dos, o eso decían. Realmente no me importaban las fiestas, pero me resultaba curiosa su relación emergente. No entiendo por qué justo ahora; era bastante inusual.




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