Destino encantado

El hilo del destino

BARBIE.

Lo primero que logro ver son las estrellas, más cerca de lo que jamás he podido desde mi ventana. Parecen al alcance de mi mano, bailan a un ritmo casi imperceptible, tratando de darme un mensaje que no logro entender en el lenguaje del universo. Miro alrededor, además del cielo que se extiende hasta más allá de mi vista, un pabellón de columnas robustas, de piedra caliza, donde enredaderas verdosas trepan hasta la cima, formando un largo pasillo.

Observo mis manos, donde ya no reposa el libro abierto. Volteo a ver a Ken, quien hasta ahora ha estado encantado con lo mismo que yo.

-¿Ken? ¿Ves lo mismo que yo?

-Parece que estamos muertos... Entonces, sí. -Es gracioso, porque esta es una fiel interpretación de cómo creo que se vería el cielo.

Tal vez, al final, sí era una bomba.

Al fondo del largo pasillo de columnas, una luz intermitente ilumina nuestros rostros. Se siente como un susurro del viento directo al oído, como si la voz en mi cabeza me guiara a caminarlo.

Doy un paso adelante. Todo se ve tan real, pero extraño y borroso a la vez. el aire es puro, con un olor dulce y el cuerpo no pesa ni duele. Mientras camino, rozo con el dorso de la mano los pilares, y no se sienten como una alucinación.

El libro revolotea en el centro del espacio, sus hojas se pasan como si un dedo invisible las tocara. Se mantiene en el aire, o tal vez es mi imaginación. Reposa a solo unos milímetros sobre un podio, rodeado por pilares de piedra caliza fisurados, donde las enredaderas se vuelven más frondosas y se cuelan por cada grieta que encuentran.

Las estrellas parecen brillar incluso más fuerte sobre este punto, como si fuera el centro del mundo.

-¿Qué estamos haciendo aquí? -pregunto a Ken, como si no hubiéramos llegado de la misma manera.

El viento proveniente de alguna grieta sacude las enredaderas mientras las hojas del libro se pasan a toda prisa.

-¿Qué desean consultar? -menciona una voz hecha de un eco espeso, proveniente de las estrellas, de los pilares y dentro de mi cabeza.

Pero al mismo tiempo, de ningún lado.

Nos miramos con sorpresa.

-¿Por que estamos aquí?-pregunto.

La voz no vuelve a ponunciarse.

-Tal vez no responde preguntas sin sentido -menciona Ken.

-Tal vez no sabe la respuesta.

Tal vez no debería esperar una respuesta de un libro.

-¿Es usted... este el Libro del Destino? -pregunto sintiéndolo absurdo.

El viento vuelve a bailar entre las hojas.

-Contengo los sucesos anteriormente meditados.

No es del todo absurdo.

-Eso es un sí -concluyo-. ¿Esto es una especie de delirio o hipnosis?

Ken me mira con confusión.

-Podría ser algún tipo de sueño muy realista de manera colectiva, pero solo...

-Esto es real, al igual que todo lo demás.Usted y yo, estamos hechos de lo mismo -la voz resuena con una calma antinatural, sin intención de convencerme.

-¿Cómo espera que crea eso?-pregunto, esperando que Ken refuerce mi incredulidad. Pero cuando lo miro, lo encuentro absorto en el libro que revolotea frente a nosotros, con los ojos fijos en sus páginas.

El aleteo incesante se detiene de golpe. El silencio inunda el aire.

Las hojas se iluminan, un resplandor extraño las recorre como una mano invisible. Intento enfocar la mirada, mientras las formas emergen de su resplandor. No son letras. Ni símbolos desconocidos. Son imágenes.

fragmentos de luz que danzan moviendo figuras en el aire, acomodándose en patrones que mi mente interpreta al instante.

Estoy alucinando. Estoy delirando.

Pero entonces veo los ojos absortos de Ken. Él también lo ve.

La imagen se torna más nítida.

Una mujer de cabello rizado, con una silueta espectral, se balancea con inquietud en el borde de un ventanal. No está sola. A su lado, una chica más alta, de cabello corto, permanece inquieta

Un escalofrío me recorre la espalda.

No necesito verlo dos veces.

Es Raquelle, y soy yo.

Las puntas de mis dedos se entumecen. Él cuello empieza a picarme con desesperación, un reflejo instintivo de mi cuerpo intentando procesar la imposibilidad de lo que está ocurriendo. Mi mente lucha por ofrecerme una explicación lógica, pero todo lo que recibo a cambio es el picor de mi piel ante la brisa inesperada.

Esto no es un sueño. Quiero vomitar.

-¿Entonces... qué es exactamente? -cuestiono, sintiendo la adrenalina viajar entre mis palabras -. Como...¿Un dios? ¿Un ángel? ¿Una ilusión?

-Soy todo lo que alguna vez ha existido.

Las gotas saladas viajan por mi espalda por la seguridad de sus palabras.

-Eso no es muy informativo.

-¿Y cuál es su propósito además de contener información?

-Balance.

¿Eso que significa?

-¿Balance de qué? ¿Del bien y el mal? ¿Es como una especie de justiciero...?

-Balance-repite.

-¿Y en este momento existe ese balance? -pregunta Ken.

-No-sentencia.

¿Eso que significa?

-No entiendo nada. ¿Por qué está aquí y controla las cosas que suceden? Esto no tiene sentido.

-Yo no ejerzo fuerza sobre los hechos. Son las acciones de otros quienes desencadenan mi causa y existencia.-resume en una voz casi diplomática.

Eso no tiene sentido tampoco.

-¡Pero todos los que te conocen parecen actuar bajo tu influencia! ¡Es como si les lavaras el cerebro!

-Estoy hecho de polvo. No soy quien para decir a otros qué hacer.-define con simpleza.

Sus palabras no ofrecen ningún consuelo para mi repentina impaciencia.

Si esto existe, significa que Raquelle de alguna manera tenía razón en decir que ciertas cosas debían ser ¿no estaba mintiendo?

Siento la necesidad de descargar el peso de mi cuerpo en alguna parte.

-Entonces, si las personas que han estado aquí creen que Ken y yo debemos estar de alguna manera juntos, ¿es porque este libro lo dijo? ¿Por qué debe ser así?

-Probabilidades.-expresa



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En el texto hay: romance, boyslove, girlslove

Editado: 05.08.2025

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