MIDGE.
Me gusta este lugar. No solo porque el sol entra de una manera distinta por la ventana,aunque eso le suma puntos, también puede ser porque desde aquí la vista de los campos es mucho más amplia. Pero el motivo real es porque Teresa está aquí.
Si no tuviera que convivir con Barbie, podría ser casi perfecto. No porque me desagrade, pero hay momentos en los que la presencia de personas como ella puede ser inconveniente. Ella es graciosa y nunca veo malas intenciones en sus actos. A veces creo que es un poco inmadura, pero al mismo tiempo parece tener una visión amplia de la vida, como si nada pudiera romperla.Es como una regla de goma.
No importa cuanto la dobles y estires, sigue siendo una regla,algo curvada, pero aun una regla.
No hay manera de que me niegue a que entre cuando ni siquiera es mi cuarto, y mucho menos la dejaría sola con Teresa, así que no tengo más remedio que contribuir.El dia no es muy brillante, realmente nunca lo es, pero algunas veces el sol suele asomarse con cierta intensidad en los dias mas frios, pero este no es el caso. Es como si aquella bola de fuego solo fuera un producto de mi imaginacion.
Aún siento que tengo brillantina en la nariz y pegamento en los dedos pero siento la urgencia de seguir trabajando antes de que decidan que nos quedaremos aquí todo el día. Pego los últimos botones al vestido que ni siquiera es mío y termino de grapar algunos adornos en él.
La sombra en la ranura de la puerta se pronuncia antes de que alguien toque la puerta con insistencia. Abro con la rapidez que acabar de abrir los ojos me permite y me sorprende ver a Ken parado frente a la puerta, apenas arrastrando la máquina de coser.
—¿Teresa? Dile que disculpe la demora —dice con una sonrisa que nunca le había visto en el rostro.
Que le paso a este tipo? vive con una expresion de tragedia desde siempre y ahora parece que se ha ganado la loteria.Me quedo un poco atontada por la situación. ¿Será que ahora tiene todos los dientes para sonreír con confianza? ¿Antes no los tenía? Definitivamente se ve mejor. Podría decir que es porque descansar sin socializar rejuvenece, pero tampoco hace milagros.
Recibo la máquina y siento la necesidad de tener contexto.
—Ahhh, ¿qué pasó? —digo brutalmente, así no me va a decir nada—. Digo... ¿te sientes mejor? ¿Vendrás hoy... a la fiesta?
Duda por un momento.
—Creo que sí, si logro hacer un disfraz a tiempo.
—El baile es bastante tarde. Tendrás hasta la madrugada para hacerlo —digo.
Podria irse con una bolsa de basura puesta, la verdad es que a nadie le va a importar.
—¡Y yo te voy a ayudar! —dice Teresa detrás de mí. Sé que no se pierde la voz de Ken por nada del mundo.
A la unica persona a la que si le importa.
Se le ve muy contenta mientras le despeina la cabeza. Sé lo preocupada que estaba.
—¿Tienes alguna idea de qué quieres? ¿Tal vez un súper disfraz? ¿Algo como Iron Man? ¿Un robot? ¿O algo más aburrido como la señora Loud? —bromea, tomándome por los hombros.
—Pues...
☆☆☆
Y nos ponemos en marcha con un nuevo disfraz. No es demasiado elaborado, pero empiezo a creer que Teresa debería cobrarles. Sé que nunca lo haría, pero se vale soñar. Con la máquina de coser todo es más rápido y su sonido logra despertar a Barbie, que se ha dormido encima de un tubo de brillantina.
Al notar a Ken, no reacciona como lo hacía antes.Es lo opuesto, totalmente. Ni siquiera hay un saludo cordial, al menos de parte de Barbie es más notorio.Porque hoy Ken parece tener la energía que le han quitado por mil años.
Me ofrezco a bajar por algo de comer, pero Ken también lo hace y Teresa decide que irán los dos. Ken es un buen tipo, a veces la embarra con ganas y es medio imbecil, pero no es malo. Y eso no evita que me moleste cuando capta toda su atención. Se van rápidamente y yo continúo pegando botones y cosiendo patrones. Barbie aún se encuentra algo adormilada, la veo intentando dibujar el mismo patrón unas 10 veces. No está dormida, se nota más decaída.
—Ken se veía bien hoy, ¿no te parece? —incito.
—Ah... sí, creo que sí —dice pensándolo por un momento.
—¿Por qué crees que sea?
—No me lo explicaría —dice sin prestar atención.
—Yo sí —digo, captando toda su atención—. Después de lo que pasó ayer, y hoy...
Barbie parece pensarlo profundamente. Niega con la cabeza.
—Te apuesto diez —digo.
—Que sean veinte —contraataca con poco entusiasmo.
Siendo su amiga más cercana, pensé que sería mejor leyendo la situación.
No me interesa, de verdad que no. De hecho no hay nadie aqui que me importe de verdad, nisuquiera yo misma.
O si? Teresa es la unica persona que incluso puede estar por encima de ese sentimiento. Pero...podria Barbie arruinar esa emocion con tal cara larga? Desearia poder cubrirle la cara para que no contagie a los demas de la invisble melancolia.
Pero hay cosas que no se pueden ocultar bajo capas de ropa, ni metiendolas dentro de un closet, porque son como el agua que lo humedece todo hasta que se pudre.
Y empieza a pudrirme.
—que hay tan interesante en ese patron?—cuestiono apuntando a sus manos.
Se extalta al notar que lo ha repasado con marcados varias veces, manchando por completo la tela, niisquiera se que esta haciendo, terminamos su traje hace una hora.
—Perdon! voy a...¿Limpiarlo...¿lavarlo?
—Quemarlo—propongo.
Se rie.
—Solucion justa.
Los cargos de consicencia son para los debiles, si hiciste algo y no puedes lidiar con las consecuencias, es porque eres un cobarde y un desgraciado. Entonces matate si no puedes con ello.Pero una pizca de ese sentimiento se balancea en mi cabeza.
—Hay algo que te preocupa desde ese dia, no es asi?
Me mira como si hubiera adivinado el numero en el que esta pensando.
—Crees que ese dia solo no tuvimos suerte?—cuestiona.
La suerte tambien es para los debiles.