Esas ganas de cerrar los ojos y que todo vuelve a ser como antes.
-Hola papá, hola hermosa. (dice Fabio sentado en la piedra de la tumba a sus padres) - Me hacen falta. Con ustedes menos cada día era un día diferente. Entramos en una monotonía que ni la casa que dimos construir pudo cambiar.
-Eso sí, lo admito me gusta todo lo que Karla hizo con ella. Nunca voy a entender cómo pudo estar entregada a hacer algo que debería lastimarla, si afirma haberte amado.
-Ay, mamá. Sin ti todo cambio así de fuerte que nunca dejaron de ir al peor. A pesar de que Luciana nos habla y prueba llenar ese lugar que dejaste, pero sabes cómo soy no puedo reconciliarme de que no eres tú. Te traje tu flor (dice, sacando un lirio de los papeles que la envolvían y la pone en su jarrón).
Usando la tarde libre de la oficina, Fabio llega solo a la casa del lago. Una vez más sin entender por qué Eduardo no quiere acompañarlo, entra.
Teniendo en vista una espaciosa sala, con 2 sofás, un gran mueble de madera que va por todo el muro con un gran televisor en la mitad. Entre sofás una mesa de sala de suficientemente grande para ocupar todos los puestos. Sobre su espalda a la derecha se encuentra una gran ventana con cortinas oscuras. Sobre su izquierda está un pequeño toilette al cual prosigue un largo pasillo con muchas puertas.
Caminando por ese pasillo vuelve a la derecha donde después de la sala entra en la cocina. Cocina que tiene y el comedor. Equipado con todo lo que hubieran necesitado y en un color neutral. La luz entra por la ventana que va por toda la habitación.
Todo lo demás son habitación de dormir. Solo una es especial, la que está en mitad, la más pequeña, no obstante espaciosa. La habitación que marcó su vida; dedicada sus padres. Llena de fotos de todas las etapas del matrimonio y de la familia que fueron, así como y los detalles que hacen parecer que son eternos y vivos, todavía.
Ahí Fabio decide pasar la noche, entre los perfumes de sus padres que lo devuelve en la única época feliz de su vida.
-¡Qué hermosas flores! (dice Valeria admirando el ramo sobre la mesa en la oficina de Karla mientras están mirando las nuevas ideas que tuvo)
-Si, por poco tuvieron que llamar la ambulancia cuando vi de quién eran. (le dice Karla, todavía con la cabeza abajo mirando las creaciones)
¿Por qué, de quién son?
-De Fabio Olmedo. (dice en el mismo momento en el que del cajón saca y le entrega el papelito)
Perpleja Valeria acepta el papelito - Fabio Olmedo. (Repite y lea lo que está escrito) - “En el agradecimiento por su excelente trabajo. Fabio Olmedo”. Wow.
-A mí me lo dices. (dice Karla levantando la cabeza y la vista hacia su hermana)
-Wow (todavía perpleja) - ¿Y qué le respondiste?
-No, ¿a qué voy a responder? Para eso debería llamar o a su casa o a la oficina y como sea no le tengo que decir. ¿Qué puedo decir más que gracias?, es estúpido llamarlo solo por eso.
-Karla. (por el tono de voz que uso Valeria, Karla no le permite seguir)
-No, Val.
-Okay, solamente quise preguntar.
Para dar a entender que no quiere ni nombrar el tema, Karla le dice - Mira, esta me gusta nada más cambiaría un poco que parece aburrida. No se juega con los colores puede que algo sale (teniendo el dedo sobre el diseño del cual habla). - Y ahora si eso es todo yo tengo unos propios que hacer así que o métete en un rincón o adiós.