Te guardo en mi vientre con todo el amor del mundo... Por ti soy y desde hoy seré (feliz).
-¡No! No vamos (dice a sí misma Karla borrando cada posible tormento de su mente y cambiando su estado de ánimo).
Al bajar por las escaleras con energía, alegría y positividad, Karla saluda a su familia cual la mira sorprendida por su cambio - Que ya no saludan.
-Hola, amor. (contesta la madre)
-Por supuesto, buenas. (dice padre)
-¿Y qué te pico a ti? (Pregunta Valeria sobre la taza)
-Nada. (le contesta con la misma actividad) - Adiós (llevándose unos pesados de pan).
Dejando los 3 todavía sorprendidos por el cambio.
-¿Qué fue eso? (Pregunta Valeria recordado que hace unas horas apenas les hablaba)
-Hormonas, hormonas. (le dice papá tomando unos pesados del salami ganándose un golpe en el pecho por parte de su mujer)
Cantando una canción a murmullos Karla está diseñado el cuarto de su bebé. A pesar de que muchas cosas no están claras el mes se acerca a su fin, por lo tanto, y el peligro.
-Mira, mira ¿quién está eso alegre por aquí?
-Hola, Noemia. ¿Cómo estás?
-Bien, como siempre. Aunque me parece que a ti te va mejor.
-No, no te creas. Lo estoy haciendo por ese chiquito aquí, él lo necesita en lo contrario no sé qué estaría de mí.
-Hablas como una mamá ya.
Poniendo una pequeña sonrisa, Karla le dice mirando el vientre donde llevo una mano - Ah, yo no me encuentro en un buen momento así que estando mi misma a él no lo ayudaría. Por ella probó estar como me ves a pesar de que no lo sienta, lucho que puedo.
-Sabes que no soy mamá, por lo tanto, no te puedo dar un consejo, pero te debo decir de qué no estoy segura si eso está muy sano.
-Mira, por el momento es este bebé está lo más importante que pasan los momentos de peligro y después tendremos tiempo para arreglar mis problemas, a pesar de que eso me lleva esperar que nazca.
-¿Y cuándo sabrás que es?, para poder preparar el shower.
-No sé, supongo en unos 2 - 3 meses más. Todavía no me he decidido ni si lo voy a averiguar.
-Debes, yo quiero saber qué color comprar (dice con un dedo en el aire). - Eso de blanco y amarillo no es para mí (dice con una mueca).
Riendo sé - Bueno, espera que primero el padre se entera y entonces hablamos del género.
-¿Todavía no le has dicho? (Pregunta sorprendida Noemia)
-No, estoy esperando que pase este tiempo de riesgo. En otro modo no lo volvería ni ver.
-Fabio, por favor, ya no puedo (implora Eduardo con palmas juntadas). - Menos el fin de semana. Si quieres vete conmigo, podemos ir al menos a la playa donde íbamos por vacaciones escolares. Solo que me alejo de lo diario.
En silencio Fabio está escuchando las pedidas de su hermano. Para al fin contestar - Está bien, vamos (golpeando con el puño la mesa para sellar la devoción).
Repasando los futuros diseños Karla le dice - ¿Me haces unos para el bebé?, que aquí no hay nada (esparciéndolos por la mesa).
-¿Perdón? (Pregunta sorprendida Valeria)
-¿Que no me has escuchado te dije que aquí no hay nada para los niños y que quisiera que me haces unos, para poder decorar en su debido tiempo? (Sosteniendo unos diseños en la mano hacia Valeria)
-Si, si te los hago. (todavía impresionada) - ¿No es todavía temprano estar planeando esas cosas? (Pregunta escondiendo su interés haciendo que dibuja)
-No, ¿por qué estaría?
-No lo sé, preguntó así (encogiendo sé dé hombros), - todavía no paso el peligro de todo.
-Ustedes pueden pensar lo que quieren a mí ya no me importa. (le responde Karla muy de cerca)
-¿A qué viene eso?
Encogiéndose de hombros - No lo sé, ustedes lo saben mejor (dicho eso a hacia la puerta con la chaqueta en la mano). - Adiós, nos vemos (en su actitud positiva, mientras la saluda y con la mano).
Vagabundeando por la playa, descalzo, con las manos en los bolsillos, la mente en las nubes y sus pensamientos, Eduardo mira por adelante. En una calle ve a un vagabundo dejándole algo de dinero se sienta junto a él en el piso.
-¿Perdido muchacho? (Pregunta vagabundo, mirando ambos a frente)
-¿Puedes creer me pidió que venga con él y entonces me deja solo?
-Lo que Eduardo necesito fue alejarse y estar solo. Como tú no lo dejaste te llevo.
-¿Entonces me dices que me utilizo?
-Bueno, esto deberías saber tú, es tu hermano.
-Muy divertido, Luciana. Gracias por nada (dice enojado Fabio antes de colgar).
-Me siente perdido ya por tanto tiempo que no sé ni solo... (Apoyando la cabeza en la piedra detrás le responde Eduardo, después de un silencio haciendo que el vagabundo lo mire)
-Has venido en el lugar equivocado buscar respuestas entonces.
-Las busco en la paz, lejos de los recuerdos y de las personas que por eso me podrían juzgar.
-Personas juzgan como sea sabiendo o no.
-¿Y los reclamos?, ¿Los consejos, escucharlos hablar y murmurar? No tenerlo para mí mismo es mejor (dice negando con la cabeza con las manos unidas abrasando una rodilla).
-Cuidado que por eso no te vuelvas loco. De que no explota todo en ti y pierdes todo.
-No tengo que perder (volviendo a mirarlo Eduardo le contesta).
-Como tú dices. (contesta anciano volviendo dirigir su mirada al frente)
-¿Y qué puedo? Sé lo que siento y que no debería... (Reflexionando un poco continua) - Es extraño este sentimiento porque sé que nuestro amor es imposible, pero no lo puedo controlar con la lógica y la cabeza lo que me hacen sentir los sentimientos.
-Y nunca podrás porque la lógica, la cabeza y el corazón cada 1 son sus propios dueños y en pocas ocasiones los verás trabajar juntos. Siempre vas a encontrar alguna razón para que están en desacuerdo. (oírlo terminar Eduardo vuelve apoyar la cabeza)