Cuándo tienes el valor de vivir como tú deseas... vivirás de verdad.
Esa noche Eduardo logro entrar sin ser interrogado.
Desayunando, Eduardo habla por celular - Sí, quisiera cancelar el boleto para Brasil y todoterreno. (sin darse cuenta de que de ambas partes es vigilado) - Cuanto me gustaría ir por el momento es imposible. (tomando un bocado del desayuno)
Fabio se sienta en la mesa con la mirada sobre su hermano, ignorando por completo a la sirvienta que le trajo su café. Al ver que cuelga - ¿Pensaste ir en Brasil, sin decirme?
-¿Y como otro crees que lo conseguiría? Vimos como fue la última vez.
-¿Así que ahora sientes que debes huir de mí?
-¡Niños! (Reprende Luciana que los estaba escuchando desde la esquina)
-Demasiado grandes para que nos llames de ese modo. (le contesta Eduardo)
-No estaría de acuerdo cuando veo como te comportas. (enojado en su hermano contesta Fabio, mientras Eduardo no deja de sonreír)
-Quiero hablar contigo cuándo regresas del trabajo.
-Lo podemos hacer y ahora.
-No mejor cuándo regresas. (tranquilo contesta, volviendo enfocarse en el celular)
Eduardo: ¿Vamos a almorzar juntos?
-¿Por qué estamos ahora aquí? ¿Y qué tú no vas a trabajar? (Pregunta insistiendo Fabio)
Karla: No puedo. Voy a trabajo y les prometí a los mío, tengo que hablarles de lo de ayer que fueron muy preocupadas cuando regrese. Apenas se tranquilizaron un poco cuando dije que hablamos, pero no les di los detalles...
-Porque quiero que hoy puedas trabajar y no mates a nadie. (levantándose de la mesa, besa la mejilla de Luciana) - Nos vemos a la tarde.
Sorprendida Luciana lo mira irse, mientras en Fabio están tantos sentimientos que exclusivamente la pregunta hace respuesta de su estado - ¿Qué fue esto?
-No lo sé (encogiéndose de hombros y labios). - Este es cada vez más extraño. (con esto se va)
-Quiero que vayas conmigo buscar a buscar mi tienda (dice Valeria a Karla en su oficina mientras da las vueltas en la silla).
-Bueno, solamente que hoy no puedo.
-Mamá y yo podemos buscar la locación, a ti te necesitamos por tu profesión.
-Mi profesión es construir, hacer los diseños de objetos no buscar tiendas para eso tienes las inmobiliarias.
-Pf (viendo que debe explicarse y sintiéndose cansada por eso). - ¿Qué quieres que se calle sobre mí? Lo que quiero que hagas es que veas cómo están las resistencias, muros, piso, lo que hay dentro de ellos. ¿Eso es en tu trabajo o me equivoco?
-No, no te equivocas. Por supuesto que checaré lo que se esconde detrás de lo visual. Cuando tú y mamá deciden los favoritos pásame toda la información y buscaré la construcción.
-¿Cuándo comemos?
-¿Ya tienes hambre? ¿No era yo la embarazada?
-Tú comiste hace 5 minutos no piensas que no te vi. (le advierte Valeria)
-Somos 2 y fueron vitaminas.
-¿Por favor dime qué no es cierto? Karla, te pido no pudiste hacer eso (alterada dice Valeria siguiendo Karla por las escaleras hacia su cuarto).
-¿Qué te molesta tanto, me digas?
-¿Qué pregunta es esa? ¿Karla, has olvidado que todo pasa porque yo no?
Exhalando el aire - Valeria, aquí tenemos el futuro (poniendo la mano en su vientre) -, olvidamos el pasado y miramos adelante, eso es lo importante. Nadie es la misma persona que fue hace unos meses, menos años, date cuenta.
-¡No! No (negando y con la cabeza) -, yo eso no acepto. Te van a destruir de nuevo, de nuevo sufrirás. ¿Karla cuántas vidas piensas que tienes?, porque cada vez que sufres yo tengo sentimiento de que uno pierdes/ te mueres.
-Esta vez no. Mira, siente (tomando su mano para ponérsela en el vientre donde ya se puede sentir algunos cambios a pesar de que todavía no comenzó a dar golpes). - Por este bebé y tú y yo seremos más fuertes, pase lo que pase. Él o ella se quedará y ya nada será igual (el brillo de ilusión en los ojos de Karla derrumban a Valeria).
Pasando el dedo por la nariz, Valeria parpadea para borrar las lágrimas que por emoción se quieren escapar - ¿Has visto como dejaste a papás?
-Mejor que a ti, veo.
-No, me escucharás ¿Qué no? (Entregando la batalla, Valeria abandona el cuarto)
-Volvemos a lo mismo. (bajando para reunirse con sus papás, Valeria dice)
Sentándose a otro lado de ellos los mira - ¿Qué no dirán nada? ¿Qué vamos a ser?
Marin y Malú tienen la mirada abajo mirando a nada, escuchar la pregunta de su hija, levantan la cabeza para dedicarle la mirada que dice todo „¿Qué podemos hacer? Somos rendidos“.
-¿Nervioso? (Pregunta Luciana a Eduardo que desde que vino a casa no dejo de andar de aquí para ya)
-No debería de estarlo sabiendo como Fabio reaccionara, sin embargo...
-¿Qué pasa, Eduardo que es eso que le tienes que decir?
-Lo escucharás cuando venga, todos lo escucharán.
Fabio regresó a tiempo de cena. Eduardo intenta poner su nerviosismo aparte para cenar en paz - ¿De qué quisiste platicarme cuando volviera? (Comiendo pregunta Fabio)
-Termina y te lo digo, no quiero que pierdas el apetito.
-Cuando me digas eso ya la pierdo. (haciendo que Eduardo se ría)
-¡¿Ya?! (Terminado dice Fabio)
-Está bien, ¿Listo? Es una bomba y no te gustará.
-¿Por qué entonces quieres que lo sepa?
-Podemos decir que te incumbe.
-¿Me incumbe? (Dudoso entrecierra los ojos. Nervioso Eduardo camina por la sala soltando el aire) - ¡Anda, hombre!
-Okay, te va. Comenzando con la buena. Serás tío.
-¡¿Qué?! ¿Bromeas?
-No.
-¿Como, desde cuándo? ¿No sabía que tienes alguien? (En su voz se escucha emoción y duda)
-Y no la tengo, bueno no la tuve. Fue lo que me llevo cargando ya meses.
-¿Y eso fue lo que no pudiste decirme en la mañana? No es nada de lo que me dijiste, no me molestó, no me quito el apetito, no tengo ganas de matar a nadie, me preocupe por nada.