Destino (familia O-R)

Tiempo

No existen los amores imposibles si tus pensamientos son convincentes para tu mismo, no te rindas antes de tiempo.

-¿Cómo va la tienda? (Pregunta Karla sentada a lado opuesto de Valeria) 

-Muy bien. La primera pedida ya fue vendida. 

-Eso es estupendo. ¿Ya tienes nuevos diseños? 

-La que tuvieron que preguntar por el trabajo soy yo ¿Cómo te va? 

-A mí bien. Lo de siempre. 

-¿Puedes seguir trabajando con esa pansota? 

-. Y esa pansa seguirá creciendo para tu información, todavía le falta. 

-Ay, hermanita yo no sé cómo tienes fuerzas para todo eso. (Exhalando dice Valeria) 

-Porque soy feliz, porque debo si quiero que crezca bien. Tengo todo, a mi familia, el amor, trabajo que amo y este peque, en cambio (bajando la cabeza a su vientre y dándole unas leves palmadas de caricias). - Ahora cuando paso más tiempo mamá está más tranquila, hasta los escuché planear salir de fin de semana de viaje. 

-Bien por ellos, me da gusto que se relajan. Yo me apunto a uno de esos embarazos donde la madre lo pasa dormida. 

-Ya te veré, quejona.

 

 

 

 

Fabio está comiendo en el restaurante con sus clientes. En otro lado del restaurante Valeria comparte suya con su madre. 

Mientras esperan su postre Valeria va al baño. Saliendo de ahí se cruza con Fabio.

-¡Eso ya es el colmo! (harta de tantos encuentros accidentales, Valeria exclama) 

-Deberías de pasarme una lista de los lugares que frecuentas para que ya no nos necesitamos ver (apoyándose sobre la pared, propone Fabio).

-Como no, entonces va a salir a revés. En cambio, de que me evitas me vas a seguir.

-No, no te preocupes que no es mi interés andar detrás de ti. (Valeria procede alejarse, agregando Fabio) - A la próxima invitas (guiñándole el ojo) -, debemos seguir las tradiciones. 

Valeria no responde nada y sigue su camino, mientras Fabio entra al baño. 

 

 

 

Se ha levantado un fuerte viento que las personas a penas permite de andar y estar en el mismo puesto sin ladear. Lo mismo sucede a Valeria que salió de su tienda. Por una fortaleza del viento Valeria está por caerse, lo que previenen unas fuertes manos en su cintura Las manos que no la abandonada hasta venir en un escondite donde no es sienten tan fuerte las ráfagas, aliviando el miedo de Valeria de que la quieren hacer algo. El miedo no la dejo a pesar de que la colonia del hombre pegado a ella, le es familiar. 

Volteándose para darle la cara a su salvador, el alivio se convierte en enojo - Me asustaste, estúpido (dándole un golpe en el hombro).

-Nunca recibí un gracias así de doloroso (contesta Fabio frotándose el hombro).

-¿Y qué esperaste?, pensé lo peor.

Ganándole la risa - ¿Qué pensaste, que? 

-No te rías o te doy otro. Qué pude pensar cuando no hablaste y me hiciste andar.

-¿Te gustaría más que te dejara ahí fuera? Estuviste a punto de caerte. 

-No, eso no significa que no pudiste decirme quién eres. 

-Si, como que entonces irías conmigo. Y el viento está demasiado fuerte no puedes ni abrir la boca.

-Mejor que creer que me quieres hacer daño. 

-¿Daño y que daño te puedo hacer yo? Si eres tú la que me pegó. 

-No puedo creer que hago esto (pasándose la mano por el pelo) - Raptarme. (comienza enumerar Valeria) 

-Se aburarían muy pronto de ti, con lo insoportables que eres. (interrumpiéndola, informa Fabio) 

Rodando los ojos, Valeria sigue - Robarme. Violarme. 

Escucharla de sorpresa Fabio abre los ojos como platos - Que mente tan negra tienes.

-Soy realista. ¿O qué consideras que esas cosas no pasan? 

-Leo el periódico señorita, no te preocupes (tocándole la nariz con el dedo). 

A pesar de que no duró mucho el contacto Valeria levantó la mano para apartarlo - Gh. (como siempre su personalidad la molesta. Mirando hacia la calle) - Me voy, ya no quiero estar aquí contigo. 

-¿Dónde vas a ir? Mira esto (pregunta agarrándola por el brazo, enseñándole con la otra mano la calle donde no hay nada más lo que es cayó sobre la calle ahora moviéndose por el viento). 

-No soporto ya estar contigo en el mismo lugar. 

-Para eso ya es tarde, tenemos un sobrino en común. 

-Es una niña. No soportaría que tengo que compartir con tu apellido y cuánto he escuchado tú dudas de la paternidad. 

-Niño, niña llevará el mismo apellido y debo hacer mis intentos. 

-¡Y además lo dice orgulloso! (incrédula exclama Valeria golpeándose el muslo y llevando la cabeza a lado) - De verdad que me das asco, eres una persona de verdad horrible. (le echa en la cara) 

-Ni no me conoces... 

-Ah, no te preocupes lo que sé de ti me basta y me sobra, para saber que no quiero estar cerca de alguien como tú. 

-Y todo lo que sabes es lo que te ha dicho Karla que no me conoce. 

-Lo que le hiciste y sigues haciendo lo dice por ti. 

-Okay, lo admito, me equivoque. ¿Pero qué hubieras tú hecho en mi lugar? 

-La pregunta no se vale. 

-¿Por qué no? Hace años Eduardo se la hizo a Karla.

-Porque mis padres están juntos y felices. 

-Eso no significa que no puedes tener tu opinión.

Poniendo la mano en su cadera, sopla - Mi papá, difícil que lo hubiera hecho, más le iría a mamá y si lo hiciera. Si hubieran estado separados si haría hacerle entrar en razón para volver con él. Con 1 muero no lo sé qué haría, supongo que lo dejaría feliz. 

-Tienes razón, tus supongo no vale. ¿Cuál vez es esta que nos encontramos? (Pregunta Fabio, cambiando de tema) 

-No sé (cambio de tema la sorprendió). - ¿Y eso que? 

-Te invito a tomar algo, en fin de cuentas han sido más de 3 encuentros. 

-De verdad vas a ir con ese proverbio. 

-¡Si! (Incorporándose del muro al cual se apoyó escuchándola) - En fin, no nos vamos a helar aquí (frotándose las manos del frío).




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