Volver a casa es la parte más difícil del viaje, has crecido fuera del rompecabezas y tu pieza ya no encaja.
Cindy Ross
-Perdóname por ser tan franca. Es que se ve que tu hermana no vino a nada bueno. (Pide Karla)
-No tienes por qué disculparte. A mí también me quedo claro desde que la vi que vino solo por eso.
-Nos espera nueva, vieja pesadilla. (de consuelo Eduardo la abraza)
Después de un tiempo al apartarse, Eduardo le dice - ¿No deberías dejar de manejar?
-Eduardo (suspirando, dice Karla que de todo escucha lo mismo).
-Karla, no quieres dejar de trabajar, no quieres dejar de manejar.
-Estoy bien, de verdad. No pasa nada, si lo sigo haciendo y hasta que la ginecóloga no dice lo contrario voy. No te preocupes que Valeria maneja (le dice, tomando su bolso y guiñándole el ojo).
-Perdón, que te dejo, es que me urge hablar con ella. (Preocupado, pide Fabio)
-No hay problema (Valeria todavía confundida, le dice).
-Si lo hay, en la manera en la que hablo, su repentina llegada. (Angustia es evidente en su voz y porte, lo que cambia al referirse a su compromiso) - Y más por hoy, hoy, cuando por fin has aceptado algo que yo te propuse.
-Tendremos tiempo de festejar. Yo ni no sabía que tienes una hermana. (Valeria le dice con la sonrisa que se desvanece al decirle lo que callo)
-Te lo cuento después, ¿vale? (le promete Fabio y ella asiente, sintiéndose algo excluida)
Al llegar Karla, Valeria se despide de Fabio y se fueron. Dejando que los hermanos intercambian las miradas de preocupación.
-Ya regresaron, no les esperamos tan pronto. (dice Malú al verlas)
-Tuvimos un percance. (A secas sin ganas dice Karla)
-Les vino la hermana. (Algo resentida dice Valeria)
-¿La hermana? (Repite Malu, levantando la ceja) - ¿Tú lo sabías? (pregunta mirando a Marin que en ese momento apareció)
-No, no obstante, no me sorprende de esa familia, se puede esperar mucho y poco.
Sentándose Karla decide hablarles - Tea tuvo una espantosa pelea con su padre después de la muerte de la madre. Tanto de que se fue del país por todos estos años y no quiso venir a ninguna petición de su hermano, hasta en el funeral no fue y cuánto tengo entendido él la desheredo.
-¿La desheredo? (Sorprendida, pregunta Valeria)
En la respuesta de Karla que es asentir con la cabeza, Malú pregunta - ¿Cómo puedes estar tan segura?
-Cuando Eduardo la menciono le pregunta que todavía no ha venido, en ese momento me recordé que para ser leído el testamento todos los mencionados deben ser presentes. Si, Fabio pudo ser su apoderado, sin embargo, no creo que se hubiera dejado manipular a tal grado que hubiera dejado pasar la oportunidad de hacerla regresar. Entonces aquí es y que me dijo que tienes una cosa con empresa y que los únicos herederos eran Fabio y el.
-Fuerte.
-No quiero ni pensar que fue esa pelea que a mí nada pudiera llevar hasta eso. (Informa Marin llevado por sorpresa)
Suspirando, apoyándose a la puerta cuando las cierra Fabio, mira a Tea, que sentada en la silla le devuelve tranquila la mirada.
-Solo has venido por eso, ¿no? (Con visible tristeza pregunta) - Para destruir la felicidad.
-¿Te debo recordar de todo lo que me has dicho de la Rana, esa?
-Eso es el pasado.
-Para mí el pasado nunca muere, lo que muere son personas.
-Tea, te pido, no seas así.
-Es lo que tienes Fabio, la otra no existe (su voz es autoritaria).
-¿No me extrañaste ni un pocito, no nos extrañaste? (Los ojos de Fabio se llenan de lágrimas al verla tan fría y pasar por alto su pregunta)
-Deja de comportarte como un niño que eres hombre y no desvíes el tema. Todo lo que dije es cierto y no me voy a ir hasta que no ponga todas las distancias posibles entre ustedes y esas (todo el desprecio se oye al nombrarlas).
-¿Con un bebé en el camino no crees que eso será un poco difícil?
-Nada es difícil cuando se tiene ganas. Y te advierto que yo las tengo y muchas. Soy dispuesta a todo, las consecuencias no me importan.
Incrédulo, Fabio niega - ¿Cuándo te has convertido en esto? (Ella nada más se encoge de hombros y voltea hasta el escritorio)
Tea está entrando en la cocina con la actitud inquebrantable, en todos los sentidos. Se sirve poco de agua, cuando en la cocina entra Luciana.
-¿Tea? ¿Tea, eres tú? (En su sorpresa se oye y la alegría)
-¡Luciana!, No puedo creer que sigues aquí. (La sonrisa de Luciana por verla se desvanece al ver que no va a venir darle el abrazo y por el tono de su voz que no trasmite ninguna emoción)
-¿Cómo estás? ¿Has comido, has visto a esos 2 de locos? (Luciana llegó más cerca de Tea y mientras le hace las preguntas la toma de las manos)
-Ahora vine a buscar algo de comer y sobre otras 2 de tus preguntas, si y puedes imaginarte como me siento con una noticia de ese tamaño.
-Ahora te preparo tu favorito.
-¿Cómo le has podido permitir que se involucran con esas trepadoras?
Suspirando, Luciana le contesta - Ah, Tea, ¿qué yo pude hacer?, se enamoraron.
-E no, ellos no se enamoraron, solo pensaron con la cabeza equivocada. (La corrige tea, negando con el dedo)
-¿Espero que tus gustos no cambiaron? (Queriendo no discutir, Luciana cambia el tema por algo ligero)
-¿Qué haces aquí, Tea? (Preguntó Eduardo al verla entrar en su habitación)
-¿Así/ En esa forma hablas con tu hermana, que no viste en años?
-Te vi por tecnología y no es mi culpa que no nos hemos visto si te debo recordar.
-Pudiste buscarme.
-Pudiste decirnos donde estabas.
-Bueno, basta de pasado. De lo que tenemos que hablar es el presente. (Rompiendo el círculo de nostalgia) - ¿Cómo pudiste ser tan imbécil y caer en su jugetito?