Tú y yo somos como esos pajarillos que cuando se conocen ya nunca jamás pueden separarse.
-¿Lista? (Pregunta Fabio, en la mitad de las escaleras) - Muy bien, salgo.
-¿Sales? (Pregunta Tea, sorprendiendo lo)
-Sí. Tengo unos planes.
-Esta bien, nos vemos. (Dice Tea, saludándolo)
Mientras está entrando en el carro, Valeria pregunta - ¿Con qué comenzamos el día?
-Podríamos lo simple, el cine.
-El cine.
-El cine (poniendo el auto a marcha).
Valeria a cada rato voltea la cabeza de la pantalla a Fabio, escondiendo su risa en la sonrisa. En cambio, a ella, la atención de Fabio es concentrada en la película y en las palomitas, no obstante se dio cuenta de que Valeria a penas presta atención a la misma.
Caminando a la salida del centro comercial, rodándola con el brazo, Fabio cerca de su oído, pregunta - ¿Qué te tuvo tan distraída?
Riendo, en sus brazos, Valeria contesta - Tú. Me fue tan irreal verte en un cine, no encajas.
-¿Por qué no, yo amo ir a cine, mirar películas?
-No sé, puedes sé por qué nunca te hubiera imaginado en 1.
-Bueno, entonces iremos más seguido. Qué vemos que dirás a la próxima locación.
-¿Y dónde es eso?
-Ahora verás, vamos.
Fabio sonriendo conduce a Valeria cerca de lago, llevando en otra mano la cesta de pícnic.
-Vola (dice Fabio, extendiendo la manta).
-Entonces, un pícnic cerca de lago de la casa.
-Sí, permítame, señorita (dice Fabio, extendiéndole la mano para ayudarla a sentarse en el césped cubierto por la manta).
-Gracias. (Sonriendo, Valeria le acepto la mano para sentarse y curiosa abrió la cesta)
De la cual Fabio comenzó sacar 2 copas de champán, la botella del mismo, sándwiches a la mitad, fruta, trozo de pastel, galletas y un chocolate.
-¿Eso es todo, no hay nada más? (Pregunta Valeria, bromeando)
-¿Falta algo? (pregunta Fabio, detallando las cosas que sacó a la manta). - En la casa hay carne. Si quieres algo dime y compruebo si hay en casa. (Comenzando a levantarse, lo detiene la mano de Valeria)
-No, no es necesario nada más (dice entre risas). - Estaba bromeando, hay y demás, por eso. ¿Y qué haremos con el champán? (Pregunta, levantándolo) - ¿Qué festejamos? ¿Hay algo o yo me olvidé?
-Festejaremos que volvimos, que estamos juntos, felices y enamorados, ¿Se necesita más?
-No (sonriendo, responde Valeria, apoyándose a su pecho cuando la atrae a su lado).
Ya un tiempo que Fabio está contemplando a Valeria, qué con la copa en la mano tiene la mirada fija en el lago y una tristeza en el rostro.
-¿Qué pasa amor, donde te perdiste? (Pregunta, poniéndole el pelo detrás de la oreja)
-Um (contesta Valeria, volviendo a mirarlo).
-¿Qué, que te sucede?
Con tristeza y mirada abajo, Valeria dice - Nada.
-Algo es, te cambio por completo. Todo estuvo bien hasta, que no nos quedamos en silencio, ¿Qué es? Dime.
-No es nada, de verdad, no tiene nada que ver con nosotros.
-Todo tiene que ver con nosotros, si a ti te pone triste.
-Es Karla, así que no insistes.
-¿Qué pasa con Karla? Cuánto tengo entendido está bien.
-No, no lo es. Pero no lo quiere decir a Eduardo.
-¿Por qué? ¿Qué tiene?
-Qué yo sé, no me entiendo a esas cosas. Se siente mal, cansada, le embarazo se acerca a su fin y creo que le es todo muy pesado.
-¿Pero no lo quiere a su lado?
-Le molesta tu hermana. Sabe que Eduardo no podrá ocultar a casa donde se dirige, por lo que prefiere soportarlo sola o con papas a su lado. Podemos no seguir del tema, que no quiero terminemos peleando.
-Por supuesto. Que no lo haremos, no me interesa la vida de nadie y no les daré interferir en nuestra (abrazando a Valeria y poniendo su barbilla a la cabeza de ella).
-¿Quieres que cenemos aquí o nos vamos? (Pregunta Fabio cuando comenzó enfriarse el aire, con la puesta de sol a su final)
Como de respuesta, Valeria encoge los hombros, Fabio consulta su reloj, decidiendo - Será mejor que nos vamos a casas, todavía llegamos a cenar con nuestros y nos salvaremos de algunas preguntas mañana.
-¿Y las de hoy?
-Fácil, diles que fuiste a tienda o con amigos, cómo vas siempre...
-¿Es un reproche? (Pregunta, entrecerrando los ojos) - ¿Qué dirás tú?
-Amigos. Una reunión de viejos compañeros, qué duro... (Por obvia continuación, Fabio no prosigue)
-Buenas, buenas (saluda entrando Fabio, sentados a la mesa, muy juntos a Tea y Eduardo).
-Buenas, parece que fue un día muy bueno, cuándo vienes así de alegre.
-Sí, fue (afirma, sentándose).
-¿Y dónde fuiste? (Pregunta, interesado Eduardo)
-Me vi con unos viejos amigos y ya sabes nunca acabar (dice, quitándole la importancia al asunto). - ¿Y ustedes, como fue su día?
-Muy bueno, en realidad. Eduardo y yo lo pasamos juntos, y en fin me ayudó hacer la cena.
-¡A! Entonces cómo lo que ustedes prepararon (entusiasmado, apunta a los platos).
-Primero prueba y entonces opinarás (lo advierte, pasando Luciana).
-¿Es mal? (Bajando la voz, pregunta)
-No, en realidad nos salió bastante bien, por ser la primera vez. (Dice Eduardo)
-En la cocina o con el plato.
-El plato, lo hicimos por primera vez. (informa Eduardo)
-Y conmigo no quisiste cocinar. (Reprocha Fabio, tomando la cuchara para ponerse en el plato)
-Crecer con criados te debo decir, no ayuda hacernos buenos cocineros (dice Tea).
-A los 3 la cocina no nos va. (Continúa Eduardo)
-¿Qué entonces no somos solo nosotros 2?
-No.
-Toda la comida que yo como salió de restaurantes o paquetes.
-¿Y qué más hicieron?
-No mucho.
-Ven como es esto de correcto. Los 3 juntos, sin que nadie se entrometa, que nos hace la mala sangre.