El resentimiento no te lleva a nada, más que a tu propia infelicidad.
Tea los mira sospechosa, no segura del motivo. La palabra toma Eduardo, comenzando primero.
-Te pido perdón por lo del otro día. Y espero que me comprendas a la continuación con lo que te voy a decir (mientras Tea lo mira con la ceja arqueada). - No he olvidado a Karla, todo lo contrario, me hizo mucho falta. Tea por tu culpa, estoy alejado de los últimos meses del vientre de mi bebé. Karla me lo callo primeros meses y ahora eres tú la que me aleja.
Sus palabras la tomaron por sorpresa, lo que aprovecha Fabio para continuar, cuando ella no dice nada - Lo mismo me sucede a mí. Mi olvido duró poco, Valeria y yo nos encontrábamos muy seguido y regresamos, no pudimos estar tan cerca y en mismo tiempo tan lejos.
-¿Qué me están diciendo? (Entre el choque, pregunta Tea)
-Qué buscamos que aceptas nuestras decisiones y amores. (Tea comienza violentamente negar con la cabeza)
-Tea, escúchanos, te pido (súplica Eduardo).
-¡No tengo que! (Explota Tea, comenzando a gritar) - ¡Me traicionaron! Han escogido a ellas sobre mí (resentida, los acusa Tea). - A ellas no les importan. Yo le hice ver cómo son de verdad...
Tomando sus manos entre las suya, Eduardo la prueba calmar - Mintiendo.
-Lo hice por ustedes (rompiendo a llanto).
-¿Qué pretendías inventando? (Acercándose, pregunta Fabio)
-Es verdad, las vi. No inventé ni mentí.
-¿Apenas aceptaste?
-No (rompiendo el contacto con Eduardo). - Me tomaron por sorpresa, yo - yo solo dije que quise que vean cómo son en realidad, por eso no calle.
-Valeria niega que sucedió y esa mañana estaba en la tienda. (La informa Fabio)
-Te miente.
-Sin embargo, Karla no puede mentir porque como testigo me tiene a mí, Tea cuando tú dices haberla visto, nosotros estábamos juntos en otra parte. (Tea pone los ojos como platos al darse cuenta de que pierde)
-A mí es a quién deben creer (desesperada, les dice Tea). - Yo hago todo para su bien y nada por su mal.
-Mintiendo nos haces mal. Estás en contra de ellas y no ves más lejos.
-Porque no hay más lejos que la verdad.
-Tu verdad y la de nosotros es distinta. Y para todo el mundo su verdad es la única verdad, crecimos y cambiamos.
-No, no, no, ustedes siguen siendo esos chicos, esos niños que deje, siguen iguales, ingenuos (derramando lágrimas, está diciendo Tea, engañado con la cabeza).
-Tea (con profundo dolor, Fabio dice en una súplica su nombre).
-Ellas nos quieren separar como lo quiso hacer hace años. Se los quieren llevar, me los quieren arrebatar.
-Tea, tú sola te fuiste, tú eres la que nos separaste y perdiste. No puedes pretender que seamos iguales como en ese entonces cuando ni tú lo eres.
-Soy igual, no cambie, quieres ver (buscando esperanza que se trasmite y en su voz y cara).
-No tenemos que ver nada más de lo que ya vimos.
-Soy su hermana y me deben escuchar, soy la mayor y me deben lealtad (dejando a tras su derrota emocional, botando las lágrimas con los dedos para sacar su verdadero rostro).
-Te queremos y toda la cosa. Pero eso no cambia los que sentimos, más bien al hacerlos imposibles los haces más fuertes y nosotros a buscar fuerzas para luchar.
-Esas serán su destrucción y yo no lo pienso permitir.
-No te buscamos permiso, lo que buscamos es que nos comprendas.
-Con una decisión así de mí no lo esperes. Nada me hará cambiar de opinión.
-¿Ni el bebé que está a punto de nacer?
-Ese bebé no será nada mío.
-Entonces no soy ni yo.
-Nos estás alejando, obligando a irnos.
-Ustedes lo hacen, no yo. Y si se van, yo seguiré aquí haciéndoles entrar en la razón y que abren los ojos. (Por el sonido de su celular Eduardo abandona a sus hermanos para atender la llamada)
-Tea, eres tú la que tiene que entrar en razón o si nada reconciliarse con lo que no podemos cambiar.
-¿Dónde desapareció mi hermano? El que... (La voz de Tea es interrumpida por la más fuerte de Eduardo que regreso a la habitación, informando desde la puerta)
-A Karla la llevaron al hospital, me voy... (Desapareciendo como y vino)
-¡Espera, voy contigo! (Gritándole, dice Fabio, mirando a Tea mientras se dirige a la puerta)
Dejando a Tea sola y destruida, mirándolo irse. Todo lo que guarda esta vez la derrumba haciéndola caer de rodillas, llorar en el piso.
Luciana se encuentra parada a lado de las escaleras de las que ve bajando una destrozada Tea.
Mejillas mojadas de las lágrimas, su porte devastado, su mente a otra parte, por lo que no oye a Luciana, preguntar.
-¿Qué pasa, Tea? ¿Dónde se fueron Eduardo y Fabio? (Como un fantasma, Tea pasa a su lado, ignorándola por completo)
Acostada en la cama de hospital, Karla mueve la vista del techo a Eduardo, con el que está agarrada de la mano mientras él está sentado en la silla, con otra mano sostiene la cabeza, con los ojos cerrados, que abre al escucharla decir - Te amo.
-Te amo (mirándose a los ojos y acariciando mutuamente la mano, correspondiendo, dice Eduardo). - ¿Estás bien?
A pesar de asentir, la respuesta de Karla es distinta - Nerviosa.
-Todo pasará bien (prueba consolarla, acariciando su cabello).
Sentada en la barra, la única compañía de Tea, es una botella llena y sus pensamientos.
-¡Tea, lo que has hecho es imperdonable! ¿Qué te pasa?, tú no eres mi hija, mi hija no es así (recuerda Tea, las palabras de su padre).
-¡Eres despreciable!
-No me hables, hasta que no vuelves a ser tú misma, no me diriges la palabra. (Fueron una de las duras palabras que apuntaron el fin)
-¡Tú eres la que nos dejó! (Reprocho Eduardo)
-¡Crecimos, ha pasado tanto tiempo, tú también lo has hecho! (Fueron las palabras que le dedicó Fabio)