Destino (familia O-R)

Final

Dicen que a lo largo de nuestra vida vamos a tener dos amores; uno nos va a romper en mil pedazos el corazón y el otro hará hasta lo imposible por repararlo...

Interminable prado da el lugar a la ceremonia más esperada, sobre un día soleado y agradable.

Mesas redondas cubiertas con manteles blancos, sillas blancas, cubiertos dorados, combinados con los platos negros.

Karla lleva un vestido real, hecho de satén brillante. El cosage sin tirantes, decorado con falbasa en hombros bajos y escote en V, el cinturón ancho. La parte posterior del vestido expone su espalda y falda; fantástica y exuberante de baile, cae recto y pasa a una larga cola. A su lado, Eduardo lleva un simple traje negro a cuadros de tejido moonstone con corbata. 

Valeria tiene vestido de tul, estéreo y a-línea, con corsé sin tirantes y corpiño en forma corazón, decorado con delicado bordado de encaje y floral, mangas desmontables en el mismo estilo. Mientras el traje de Fabio es de 3 piezas, en el color azul oscuro de lana, con corbata. 

Después de la habitual ceremonia, todos se fueron por su lado, disfrutar de la fiesta, compañía y hablar con los invitados. 

 

 

-Luciana. (Saluda Eduardo, llegando hacia ella) - ¿Cómo te parece? (Pregunta refiriéndose a la fiesta con la copa en la mano) - ¿Está todo bien? (Viendo su cara medio triste) 

-Sí, sí. No te preocupes, todo está muy lindo. Es que me hubiera gustado que Tea estuviera presente.

-A mí también. Como siempre no la podemos obligar hacer pasos que ella no quiere.

-En realidad lo que me quieres decir es que no podemos estar como ella.

-Si. No me quiere bajar en ese nivel, de nuevo. En el pasado lo hice y mira dónde me llevo (moviendo la mano con la copa por el panorama). 

-Pasado, pasado. Aquí estamos para mirar al futuro, no a lo que fue. (Rompiendo con la melancolía, su voz cambia de tono a 1 más alegre) 

-Exacto, ¿bailamos? 

 

 

 

Eduardo no deja de mirar a la entrada, atrayendo la atención de Karla, que lo pregunta - ¿La sigues esperando? 

-Dicen que la esperanza muere última. (Viendo el rostro que su esposa hizo, apenado contesta) - Sí. 

-Si hubiera querido venir, ya hubiera venido (dice con afecto Karla, tocándole el brazo). 

-Sabes por qué no vino. 

-Nosotros hicimos el primer paso, ahora está en ella. 

-Ella no lo hará.

-¿Quieres que nosotros nos vallamos haya? 

-¿Tú lo harías? (Sorprendido y dubitativo, pregunta) 

-Nos debemos la luna de miel. Podemos ir a buscarla. Más no te puedo prometer. 

-Ni lo es necesario. Eres divina, ¿Lo sabes? Te amo.

Suspirando, Karla le responde - Tú sabes que lo hice tanto por ti como por Iva, no quiero tener que explicarle en un futuro por qué no sabe de su tía. Solo el amor que te tengo me pudo arrollar a mandarle esa carta. (Acercándolo por el brazo, lo abrazo) - Gracias. Gracias por este día, por tu amor y por todo lo que vendrá (mirándolo en los ojos, poco alejándolo) -, te amo, te amo tanto. (Inclinándose Eduardo la besa) 

 

 

 

 

-¿Me permite? (Pregunta Marin, viniendo al grupo con la copa) - ¿Quisiera hablar con mis yernos? (A su petición Fabio y Eduardo se alejan, buscando lugar para ellos 3) Viendo la sorpresa de ambos, Marin comienza despacio - ¿Cómo se sienten, jóvenes? 

-Bien (en unión sale de la boca de Eduardo y Fabio, con confusión). 

-¿Se pregunta por qué los llamé a lado si todo este tiempo estaba callado? (Viendo sus caras, concluye Marin. Ambos callan, sin saber que decir y para que no sale equivocado) - Ha venido mi momento para decirles cuál que cosa.

-Adelante (dice Fabio). 

-Está en su derecho. (Aceptando Eduardo que vino el tiempo de que dice lo que quiere y no escuchar lo que le dicen otros) 

-Ahora están hombres casados y forman sus familias, lo único que a mí me queda es decirles que como sé ser blando, sé ser y duro. Vivir con ellas 3 es lo mejor y lo más difícil, por eso les digo, con amor todo se puede. Dedicarle solo 5 minutos pueden ser cruciales y si lo hacen con el amor, paz será inmenso.

-Ellas no son así malcriadas como cree. Son de buenos sentimientos y muy compresivas también. (Dice Eduardo) 

-Sin duda, no obstante, cuando están de mal humor, ese detalle los puede destruir o llevar a cielo. Como alguien que lo vivió les digo. Mi opinión no fue buscada en todo este tiempo, ahora se los quiero dar. Yo no estoy encantado con este lazo y lo único que me cambiara va a ser su comportamiento durante el tiempo que vendrá. La felicidad de ellas es lo que me importa y por el momento ustedes lo han logrado, por lo tanto, a mí de enemigo no tienen, se las entregué en el altar y aceptaré ser su cómplice. 

-Lo agradecemos. (dice Fabio mientras Eduardo con la cabeza asiente de estar de acuerdo) 

-Eduardo, Fabio, desde hoy estamos en la misma parte. Su deber es cuidarlas y amarlas, la mía aconsejarlos y velar a sus felicidades. No echen por la borda mi confianza. 

-Tranquilo, les prometemos no hacer nada que llevara a su... (Diplomático y como el director que es dice Fabio) 

-Exacto, las amamos y no pensamos cambiarlo. Si ellas lloran por nuestra culpa tendrá todo el derecho y solos les llegaremos (lo corta, continuando Eduardo). 

-Después de lo que pasó lo comprendemos y le damos la razón, tiene derecho a desconfiar y es de usted muy generoso que por sus hijas es capas a tanto. (Dice Fabio) 

-Tendremos tiempo de hablar más seriamente, por ahora quise nada más que sepan mi postura y mi apoyo, por los próximos meses serán solos, espero que no lo echen a perder. Ánimo, chicos, felicidades, váyanse a sus esposas. (Dejándolos después de posicionar sus palmas en los brazos de ellos) 

 

 

-¿De qué hablaron con mi papá? (Pregunta Valeria) 

-De que en todo el día no vi a mi esposa más de 5 minutos (bromista, contesta Fabio, tomándola por la cintura). 




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