Dos semanas después.
— ¿Cómo estuvo todo Christopher? He estado ansioso todo el tiempo, has guardado mis espermas en la bóveda de la clínica. —esperó a través de la línea telefónica a que su amigo respondiera.
— Te dije que confiaras en mi Luciano, si he gustado las muestras.
— Sabes que eres mi mejor amigo y mi médico personal.
— Bueno, entonces nos vemos en la noche para hablar de esos renacuajos. —le dijo graciosamente.
— Esos renacuajos son mis herederos, si entonces nos vemos en la noche.
Christopher salió al laboratorio a buscar, los espermas de Luciano los había dejado allí. Para guardarlos en la bóveda de la clínica donde estaba más espermas. Cuando entra ella el laboratorio, no ve las muestras de Luc así que llamo a una de más enfermeras que está de guardia ese día.
— Ángela, donde estas las muestras que deje aquí guardadas hace como dos semanas.
— Disculpe doctor, pero su colega Antonio las tomo. Creo que dijo que se habían dañado una parte de ellas.
— ¡Cómo! Quién le dijo que debía utilizar esas muestras.
— Lo único que se es que hace dos semanas, tuvo una paciente que insemino con una de esas muestras antes que se me dañarán.
— Donde está Antonio, necesito hablar urgentemente con él.
— Debe estar en su consultorio, allí lo vi hace rato.
Así que Christopher salió por el pasillo apurado para hablar urgente con Antonio.
— ¿Cómo lo has hecho? —la voz de Christopher sonaba furiosa
— Fue un error, pensé que era los espermas de Don Fernando. —había ocultado la verdad por más de dos semanas, llevaba buscando a la chica que había sido inseminada por error, pero en la ciudad sería como buscar una aguja en un pajar, y no sabía quién era la mujer en cuestión.
— ¿Un error? Antonio, ¿cómo pudo suceder algo así? —preguntó molesto Christopher. — Se supone que tendría que esas muestras eran importante.
— Vamos Christopher, los resultados no sabes si son satisfactorio, no sabemos si esa mujer quedó embarazada.
— Maldita sea Antonio, esos espermas eran del hijo del rey Luca de Aragón.
— ¡Qué!
— Que ahora no sabemos si es mujer lleva en su vientre al heredero del trono, quiere decir el hijo del próximo rey. Del príncipe Luciano de Aragón que vamos a hacer ahora, que le voy a decir a mi amigo.
— Tranquilo, ni siquiera estamos seguro de que haya funcionado, debió volver hace una semana para asegurarnos de que el procedimiento tuviera éxito. —trató de razonar con su colega…
Ese día hablaban Andra y Abby, ese día regresaba su amiga a Estados Unidos. Abby había amanecido mal del estómago. Su amiga queda muy pendiente de ella que iba a viajar
— Sí, creo que ha sido solo la comida que me ha caído mal.
— Espero que ese mal estar no te afecte al viajar.
— Me imagino que algo que me cayó mal, así que mejor vámonos que en unas horas saldrá el avión.
— Sí, amiga, me le mandas, saludo a la familia meda tristeza que te vayas y no te quedes más.
— Cuando dejes de pensar en un bebé, visítame, te estaré esperando en casa.
— Vamos, después pensaré eso.
Y las dos salieron el aeropuerto, para regresar Abby a su país. Mientras en el palacio, Christopher tenía que conversar con Luciano. De lo ocurrido en la clínica y sus renacuajos. Aquello le cayó mal a Luciano, ya no le quedaba nada, su enfermedad había arrebatado sus deseos de ser padre.
— ¡Un mes, Christopher, ¡Un maldito mes y no has sido capaz de encontrarla! ¿Qué clase de responsabilidad tomará tu equipo médico por esta falta? —Luciano estaba furioso, llevaban un mes, un largo mes buscando a la chica, sin saber si estaba o no embarazada de su hijo.
— Por favor, cálmate estamos haciendo todo lo posible — Christopher.
Sabía cómo había ocurrido la confusión exactamente, pero no se atrevió a decírselo.
— Es una negligencia imperdonable, si no he demandado a la clínica es porque eres socio Christopher, en nombre de nuestra amistad tienes una oportunidad para arreglar esta equipación.
— Existe la posibilidad de que el esperma no haya logrado fecundar el óvulo de esa chica y, por lo tanto, no exista un embarazo.
La mirada dura de Luciano le dijo claramente que había cometido un error al hacer la sugerencia.
— No quiero saber que sea ¡Una prostituta! Cielos en que estábamos pensando cuando se te ocurrió todo esto, y yo acepte. —Luciano quiso matar a su amigo el día que descubrió el error que había cometido. — Diablos, necesito conseguir a esa mujer. Quiero que la encuentres, Necesito que la encuentres Christopher, quiero quitarme la duda que me carcome el corazón, ningún hijo mío heredero al trono, andará rodando por el mundo sin mí, por tu culpa…