Capítulo 8

Cassia sospechaba de algo, pero no quería especiales en las cosas, había hablado mucho con Doyun y al parecer su hermana estaba embarazada y aún seguía siendo virgen.

— En serio amor tú crees que esa ella, la mujer que busca nuestro hijo.

— Por supuesto que si Lucas, es ella, su hermano me habló de todo lo que ha pasado su hermana, vino a Italia hace seis meses. Me dijo que ella había acompañado a su amiga a una clínica de enceminicizacion con su amiga y de allí no supo más nada.

— Como es fue eso.

— Al parecer la chica se desmayó, me imagino que en ese momento la metieron en una habitación para atenderla y se consigo con el menos indicado que se confundió con los espermas de nuestro hijo.

— Entonces que vamos a hacer casi con eso.

— Mandé a Antón averiguar todo, está en Estados Unidos ahora.

— Vaya Cassia por eso te amo.

— Yo también amor mío.

— Bueno, pero esto no lo debe saber aún Luciano hasta estar segura de todo.

— Bueno que se espere entonces nuestro hijo.

Un auto negro convertible se estacionaron frente a la casa de SeoJoon, habían estado siguiendo a Abby. Antón la había seguido por varios días para estar seguro, sé que era la mujer que buscaba.

— ¿Estás listo? —le había dicho uno de los hombres que caminaba al lado de Antón, se había asegurado esta vez que se trataba de la mujer.

Serena en una de esa miro por la ventana de la mansión y se extrañó por el auto y los hombres que se bajaban de él. Ella pensó que eran unos clientes de SeoJoon que los atendería en casa.

— Mamá que pasa porque ves tanto por la ventana.

— Tres hombres bien vestidos, de seguro tu padre atenderá a unos clientes en casa.

— No creo que papá haga eso, a demás él es muy estricto con su intimidad. Debe haber pasado algo.

Abby suspiro, y miro por la ventana también, se le hizo extraño los hombres. Así que las dos bajaron al salón cuando SeoJoon. Entra a la sala con un solo hombre de los que habían visto las dos.

— Amor, este es el señor Antón, viene de parte de rey de Aragón.

— ¿Cómo qué rey?

— Le pasó algo a nuestro hijo.

— No amor, solo que el señor quiere hablar con nuestra hija.

— Y de que a caso Abby hizo algo.

— Serena ya… vamos dejémoslo solos.

— Está bien, pero me tienes que decir que es lo que está pasando.

— Vamos, yo te explicó.

— Está bien. —Serena mira a su hija y le da un beso. — Estamos afuera si necesitas algo preciosa.

— Gracias mamá.

Y los padres salieron de allí, dejando a Abby con Antón. Este la miró y se agradó con su aspecto, era una chica bella, entonces cuando observó en vientre abultado más sonrió.

— ¿Por qué me mira así?

— Disculpe no fue mi intención, es que es una joven muy hermosa.

— Está bien, pero que quiere hablar conmigo, no entiendo que usted haya sido enviado por su Alteza aquí.

— Necesitamos hablar de algo señorita y muy personal.

— Bueno, siéntese y hablamos.

Los dos se sentaron, Abby al lado de un sofá y él en un sillón que están allí frente a ella.

— Te diré que es mejor hablar ahora y dejar las cosas claras Abby, llevo más de seis meses buscándote y no voy a perderte de vista, sé que estás embarazada y tal vez ese hijo sea del príncipe de Aragón.

Abby trató de serenarse, aquello no podía ser cierto, ese hombre estaba totalmente loco.

— Sigo sin entender, lo que me dice, como que embarazada de un príncipe, hasta ahora no sabía quién era el padre.

— Bueno, estuvimos investigando y usted visitó la clínica de enceminización artificial con una amiga. Cosas que no bebieron pasar, pasaron y usted lleva el heredero de Aragón en su vientre.

— Y usted cree que yo voy a hacer la santa voluntad de un hombre.

— No estoy siendo eso jovencita.

— Es mejor que se vaya de aquí y me deje sola, no me moleste más.

— Le dejaré esta tarjeta si cambia de parecer.

— Sabes algo métase su tarjeta…

— Abby Isabella Lee Magnamara, no he escuchado eso en mis oídos.

— Mamá estás espiando.

— Mejor váyase, señor, luego mi esposo habla con usted.