Destino Marcado - Libro 3

Capítulo XI

En el capítulo anterior, los tres hermanos fueron impactados por el rayo de Zeus y el poder de la sombra. Quedaron inconscientes y fueron trasladados al hospital para reanimarles el corazón a cada uno. Todos despertaron milagrosamente y un gran susto se llevaron sin saber la nueva aventura que vendría después.

Continuemos con Ray, quien aún estaba tirado en el suelo expulsando energía negra gracias al poder de la sombra. Derek se levanta y corre a auxiliar a Ray. Le golpea las mejillas para que despierte. Lo llama por su nombre y no obtiene respuesta alguna. Se pone a llorar porque piensa que ha muerto. De repente Ray abre sus ojos llenos de oscuridad, una sombra infinita cubría todos sus ojos, una sonrisa que transmitía victoria se reflejaba en su boca.

Derek al verlo sentado lo abraza fuertemente y besa en la mejilla muchas veces y repetía -gracias, gracias por seguir vivo y no abandonarme-

-este es todo el poder que necesito. Ahora soy único e invencible- dice Ray.

-Ray, lo más importante es que estás vivo y yo sigo aquí contigo, pero lamento decirte que todos los de la secta fueron desintegrados por la sombra- le comenta Derek.

Ray se voltea a ver y se da cuenta que todos han muerto que sólo quedaron las túnicas negras. También nota que Derek tiene ojos de diferente color y le pregunta.

-Derek, tus ojos eran azules antes, ¿Qué pasó?-

-Tus ojos eran cafeces claros, pero ahora son todo negros. Creo que a ambos nos afectó el poder de la sombra- Responde Derek.

-Sí, pero ese color te queda mejor- le dice Ray y se quedan viendo a los ojos.

Se levantan y se regresan a la casa donde realizaban los cultos. Los dos se sentían diferentes, con nuevas energías para empezar un nuevo día.

7pm y en el hospital dejan ir a los 3 hermanos. Cada uno se fue a su casa, despidiéndose entre ellos y felices por estar vivos y poder contarle al mundo. Pedro llega con Isabel a su hogar, la niñera estaba con las hijas de ellos. Las niñas corren a abrazar al padre al verlo vivo. Todos se abrazan mientras la niñera los ve y se siente muy feliz porque están todos reunidos.

Mientras tanto Pablo, llegaba a su casa y la soledad lo envolvía. No tenía a nadie quien lo esperara y abrazara. Va a su habitación y se saca la ropa. Se mete a la ducha y empieza a bañarse. Cierra sus ojos y pasa por su cabeza los momentos del accidente y siente miedo. De repente el agua de la ducha empieza a flotar, las gotas de la regadera levitan lentamente hacia arriba. Pedro abre sus ojos y se asusta al ver a su alrededor. Hace su mano derecha hacia adelante queriendo tocar las gotas y estas se alejan de él.

-¿Qué es lo que está pasando?- se pregunta.

Por otro lado, Patricia también llega a casa y la empeda al verla se asusta y le pregunta el por qué está toda sucia. Entonces Paty le comenta lo que sucedió y Merry, la empleada, la abraza llorando. Le dice que todo va a estar bien y que ella la seguirá cuidando como siempre lo ha hecho.




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