Destino o Casualidad

PALABRAS VACIAS

POV MIA

Me despierto algo exaltada, ellas volvieron.

—¿Estas bien? Estas algo transpirada —me dice Odette y asiento algo alterada

Mi corazón esta latiendo demasiado rápido, pero trato de tranquilizarme.

—Solo fue una pesadilla.

Salgo de la cama y me alisto para llegar a tiempo al examen que dictaminara mi siguiente ciclo escolar.

—Suerte pequeña, aunque estoy segura que lo apsaras sin problema alguno —me dice Odette.

—Gracias.

Salgo corriendo y agarro el primer autobús que veo pasar.

Ayer nada salió como pensé. No planee que Aran me diría lo que dijo, tampoco planee decir lo que dije solo se dio. Me siento angustiada por los sentimientos nuevos que estoy experimentando, se han hecho mas resistentes y mas duraderos. Tengo miedo de seguir volando y caerme en un abismo sin salida.

Las pesadillas volvieron, los recuerdos, gritos, llantos se hacen mas fuertes con el pasar de los años. Puede que una niña de 2 años no recuerde todo, pero si hay cosas que marcan para siempre.

Me quedo mirando por la ventana hasta llegar a mi destino.

«Colegio emblemático Señora Carmen de la Merced» bajo del autobús y aliso mi blusa para ingresar.

—Buen día señorita, vengo para presentarme al examen —digo y ella me da un formulario

—Llénalo y siéntate junto a esas chicas de ahí —me dice y hago lo que pide

Comienzo a llenar el formulario y veo que me piden demasiada información.

Nombres: Mía

Apellidos: Saldarriaga Muñoz

Edad: 15 años

Madre: Huérfana                                                     Padre: Huérfana

Tutor: Odette Guzmán

Sigo leyendo y llenando el formulario y al terminar me percato de las otras chicas que hay aquí.

—Hola —saludo

—Hola, también estas para dar el examen —me dice una de ellas

—Si. Quiero terminar mi primaria —digoa vergonzada

—Eso es estupendo. Yo vengo para iniciar la secundaria o bueno si es que apruebo el examen. —me dice ella

Las muchachas parecen tener 18 a 20 años.

—¿Qué edad tienes? —me pregunta la pelinegra

—15.

Se me quedan mirando y me siento incomoda.

—Lo harás bien. Ojalá puedas regular tus años y no estar esperando tener 20 para recién empezar la secundaria —me dicen y dejamos de conversar.

Alrededor de 30 minutos nos llaman a todas a un salón y nos dan nuestros respectivos exámenes.

Comienzo a realizar la prueba y mientras sigo avanzando me doy cuenta de lo mucho que Aran me ha enseñado.

«Aran» Es que ese nombre no se saldrá nunca de mi mente.

Termino con la primera prueba que es de aptitud académica y comienzo con lo que es lenguaje, literatura y todos los cursos de humanidades. Comienzo a leer los poemas y curiosamente uno de ellos lo leí con Aran el otro día.

Al terminar la prueba de humanidades comienzo con matemática ay lo termino antes de lo predeterminado.

—Muy bien señoritas. La prueba culmino —dice uno de los profesores y todas salimos del salón.

—Se les estará llamando para decirles sus notas respectivas, hasta luego —nos dicen y todas salimos del colegio.

Todas las muchachas siguen su camino y yo espero a que mi autobús llegue al paradero.

El examen no se me ha dificultado como lo pensé, pero espero poder haber pasado todo lo de primaria y ahora si ponerme a la par con mi secundaria.

—Mia —me llaman y en cuanto volteo no puedo creer lo que veo.

NARRADOR OMNISCIENTE

Una sorprendida Mia mira directamente a los ojos a la responsable de darle la vida, a su madre. Los ojos inyectados de esta nos revelan que esta drogada y algo tomada.

—¿Qué haces aquí? —pregunta Mia tratando de no derrumbarse

—Te busque hija, te juro que te busque —llora Ana

Mia no sabe que pensar, que creer, que decir. Solo quiere salir corriendo para no pensar en nada.

—Se que no fui la mejor madre y te pido perdón, pero te quiero hija te juro que te quiero —llora una desesperada Ana dejando a una Mia más vulnerable que antes.

—No, tú mientes.

Mia corre por las calles para no pensar en el reencuentro que tuvo con la persona que la hizo mas feliz y desdichada al mismo tiempo. Su madre.

Las lagrimas caen por los ojos de Ana, ella sabe que su error lo pagara muy caro, pero el desprecio de su hija la mata lentamente.

Hace años cuando la dejo pensó que seria lo mejor, ella ya no era digna de ser su madre, ella estaba perdida y consumida por las drogas y el alcohol. Ana pensó que Mia merecía una verdadera familia y que cualquiera que la viera se enamoraría de aquellos ojos de ángel que tiene.

Ana lucho con todo su ser contra las drogas y el alcoholismo, pero no pudo salir y cuando se dio cuenta de su error ya era demasiado tarde. Busco a su pequeña y no la encontró.

Ambas tienen razones para odiar y perdonar, pero están tan confundidas que sus corazones no las dejaran hablar.

Mia solo quiere olvidar este suceso mientras que Ana sueña con volver a su hija.

Las palabras de Ana para Mia ya no tienen algún significado mientras que para Ana lo tienen todo. Mia solo quiere olvidar su pasado, sanar sus heridas, pero con su madre cerca sabe que no podrá hacerlo porque su madre solo representa una cosa: maldición.

Ana esta sufriendo como madre, como mujer y como ser humano, ella sabe que sus errores son enormes, sabe que en una sola vida no podrá pagar todo, pero quiere quitarse el peso de haber abandonado a su hija, quiere que su hija la perdone, quiere que su hija no la mire con miedo y con odio. Ella solo quiere que su pequeña niña de 10 años regrese y le diga: Todo estará bien mamita, todo estará bien.

Para Mia las palabras de su madre no valen nada, solo son palabras vacías que las dice para perdonarse ella misma por lo que en su momento hizo, por lo que en su momento realizo. Mia no quiere perdonar, ella solo quiere olvidar.




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