Llego y veo a Romina.
—Llegue —anuncio y ella se sobresalta
—¡Idiota! Me asustaste —dice ella tocando su corazón dramáticamente
—Deja el drama —le digo y ella ríe
Ruedo los ojos y ambos caminamos.
—¿A que se debe que el cerebrito quiere tomar? —pregunta Romina
—Soy joven y debo disfrutar la vida —respondo y ella me mira como si estuviera loco
—¿Qué te has fumado? —pregunta
—Que graciosa, mira como me rio —le digo y ella golpea mi hombro —Agresiva
—Agreeesivaaaa —dice Romina queriendo imitar mi voz
Me rio y ella también lo hace.
Caminamos en silencio, peor no es incómodo. Con Romina los silencios son pacíficos.
—Quiero un tequila, dicen que es bueno —dice Romina al llegar al bar
—Es horrible al igual o peor que el ron —digo
—¿Qué vas a tomar? —me pregunta
—Un Cosmopolitan —digo y ella me mira raro
—Me perdí en Cosmo —dice ella y me rio
—Un Cosmopolitan, un trago con vodka —le digo y ella asiente
—¿Qué me recomiendas?
—Señorita rosa, estoy casi seguro que te gustará —le digo y ella acepta
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No tengo la menor idea de cuantos tragos ya vamos tomando, pero hicimos una apuesta a quien tomaba más y creo que voy ganando.
—Voooy ganandooo —digo y Romina niega
—Mentirosoooo voy ganando yo —dice ella alargando las palabras de una manera rara
Romina termina su trago y yo hago lo propio con el mío.
—Creo que ya no deberíamos tomas más —digo
—Confirmo
Llamo para pagar la cuenta y ambos salimos del bar.
Romina me jala y ambos terminamos en el sueño riéndonos a carcajadas.
—Me caí —me dice y me rio
Parezco un idiota por reírme de todo, peor la culpa lo tiene el alcohol.
—Hay que sentarnos —dice Romina al ver una banca en el parque
La noche esta fresca y ambos llegamos a la banca como sea.
—Recuérdame no volver a tomar contigo —dice Romina
—Te compensare —le digo y ella asiente
Me quedo mirando las flores y el recuerdo de mi sueño vuelve a mí.
—¿Te cuento un secreto? —le digo a Romina
Ella asiente.
—Me enamoré de una chica que me rompió el corazón y yo se lo rompí a ella o eso creo. Hace dos años la deje y le prometí regresar, pero no lo he hecho.
—¿Por qué no has regresado? —me pregunta
—Por miedo, cobardía y egoísmo
Me sincero.
—Quería que ella sintiera lo que yo sentí cuando me dijo que necesita tiempo, yo también quería muchas cosas y una de esas era que ella se quedara a mi lado. La quiero desde que tengo 4 años, no sabia lo que era quieres, pero ya lo estaba sintiendo —le digo
Romina me mira y frunce el ceño.
—No es malo que estes enamorado.
—Para mí si lo fue, Mia fue ese amor que alegra y lastima —digo
Romina apoya su cabeza en mi hombro.
—El amor tiene sus altas y bajas, solo tienes que saber por quien eres capaz de soportar esas bajas —me dice ella
—Estábamos destinados, pero no era el momento —digo
—Tal vez ahora si es el momento, ambos han crecido y madurado. No crees que ella sigue esperándote, que ella aun piensa en ti y que sus sentimientos están mas claros que el agua —me dice Romina
—No me siento capaz de aceptar la realidad
—Pero si prefieres seguir viviendo en una amarga burbuja, quieres seguir amargado…no prefieres arriesgarte y ganar —me dice ella
No es tan fácil como lo pinta, no quiero sufrir y si se que soy un maldito cobarde, se que posiblemente Mia también este sufriendo porque no voy por ella, pero no quiero sufrir en
El intento.
—Soy el malo en la historia de buenos —digo
—Eres el malo con una virtud y es estar enamorado hasta los huesos de aquella princesa que quiere ser rescatada —me dice y se para
La miro y ella me jala del brazo
—No te pido que hagas las cosas por ella, pero si por ti. Se que luchas con tu yo interior y a veces deseas que todo sea un sueño porque ya estas cansado de vivir esta pesadilla. La vida es así, cruel y real. Si no arriesgas no ganas, si no luchas pierdes y no te levantas seguirás en el charco. —me dice Romina
—Ahora sé porque estudias literatura —le digo riéndome
—¡Cállate! Que aquí el romántico empedernido eres tú.
Ambos caminamos en silencio, la dejo en su residencia y yo hago lo propio para llegar a la mía.
Romina puede que tenga razón, puede que me este resignando a quedarme en el charco y no querer salir por miedo a volverme a caer. Pero ¿Qué sentido tendría la vida si no es difícil? Las decisiones no son fáciles y yo lo se mas que nadie, a mis 19 casi 20 he aprendido demasiado, peor no he aceptado mis errores y solo los maquillo a mi conveniencia. Trato de ponerle un nombre a lo que siento para que se me haga más fácil afrontarlo, se que está mal, no dejo que las emociones me ganen como años atrás, me volví frio y aislado.
Dejé parte de mi vida en Perú, cuando viene a Inglaterra vine con un propósito que no cumplí. Me quede por cobarde y miedoso.
Llego a mi residencia y entro a mi habitación. Abro el cajón que cerré para no volver abrirlo, pero aquí estoy nuevamente.
Veo la foto que nos tomamos ambos y sonrió como un idiota enamorado. No la he podido olvidar y sé que ella tampoco.
¿Les cuento un secreto?
Mi corazón sigue aferrado a la idea de regresar y estrecharla entre mis brazos para que ambos corazones hagan contacto y comienzan a explorar un sinfín de emociones. Solo deseo poder verla y decirle lo mucho que la extrañe, lo mucho que me odie por no ir antes.
Pero mi mente me dice que haga todo lo contrario, que no vaya, que la olvide, que la supere y siga mi vida como hasta ahora, que siga en mi burbuja de amargura y todo estará bien.
¿Qué hace cuando las dos partes mas fundamentales en mi cuerpo se contradicen? Solo me hace pensar demasiado en lo que está por pasar.
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Editado: 01.04.2023